Esposo celoso: una historia divertida para tu dosis diaria de esa risa tan importante
Reir ayuda no solo a aligerar el estado de ánimo, sino también a reducir el estrés y a tener una mejor perspectiva de la vida.
Compartir la risa con colegas, amigos o familiares puede alegrar el estado de ánimo, generar buenas vibras y traer cambios positivos en una vida.
Para todos los problemas y el estrés en la vida de uno, una solución gratuita es la risa. No importa cuán triste uno pueda sentirse, la risa puede ser la solución en esos momentos.
También ayuda a mantener una buena salud, aumentar la confianza y desarrollar un buen sistema inmunológico. Así que, a continuación, te presentamos una historia que alegrará tu día y cubrirá tu dosis diaria de risa.
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¿CELOS INFUNDADOS?
Una tarde, un hombre celoso llamó a su esposa y le dijo:
"Oye, mi amor ¿Puedes decirme dónde estás en estos momentos?".
La mujer le respondió que estaba en casa, pero el esposo no sabía si ella estaba diciendo la verdad, por lo que le preguntó si estaba segura de estar en casa.
A lo que la mujer, con mucha seguridad, respondió que realmente estaba allí.
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El hombre, aún dudoso de su paradero, le pidió que encendiera la licuadora para poder escucharla, porque quería estar absolutamente seguro de que ella estuviera allí y no en otro lado.
La esposa hizo lo que se le pidió y encendió la licuadora, por lo que él se sintió feliz y aliviado, y colgó sintiéndose tranquilo. Sin embargo, al día siguiente volvió a hacer lo mismo. Llamó y le dijo:
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"Hola esposa. ¿Puedes decirme dónde estás ahora, mi amor?".
La esposa, con el mismo tono confiado, dijo que estaba en casa, pero él nuevamente quiso asegurarse, por lo que le pidió que encendiera la licuadora.
Ella nuevamente hizo lo mismo sin hacer preguntas. Aliviado, el hombre colgó.
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Al día siguiente, el hombre decidió sorprender a su esposa y se fue a su casa sin previo aviso. Cuando llegó a su casa, se sorprendió al encontrar solo a su hijo, ya que ella no estaba ni cerca.
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Le preguntó a su hijo dónde estaba su madre, a lo que el niño respondió:
"No sé. ¡Pero ella ha salido con la licuadora!".
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