La historia de pérdida de peso de un adolescente de 320 kilos
Los padres de Jacob Miller sabían que su hijo tenía un problema grave de peso desde el momento en que nació.
A pesar de que era cinco semanas prematuro, pesaba más que los bebés comunes. Cuando Miller cumplió 1 año de edad, pesaba 23 kilos, que es 2 veces más pesado que lo que debería pesar un niño normal de esa edad. Pasaron los años y siguió creciendo y engordando.
Para cuando Miller llegó 15 años pesaba 320 kilos. En ese momento, los médicos descubrieron que padecía diabetes, enfermedades cardíacas, celulitis en las piernas y enfermedad del hígado graso.
Además de tener mala salud, su condición mental también se vio afectada cuando comenzó a lidiar con la depresión debido a la intimidación que recibió en la escuela. Fue tan severo que se vio obligado a estudiar en otra escuela diferente.
Sabiendo que tenían que hacer algo drástico y rápido, su familia buscó tratamiento en el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, quienes grabaron todo el proceso y lo publicaron en su canal de YouTube en 2015.
Mira los detalles en este video:
En ese momento, los médicos no identificaron la raíz del problema de peso de Miller. Como una forma de ahorrar algo de tiempo, decidieron que realizar un bypass gástrico laparoscópico era la mejor opción. Después del procedimiento, el estómago de Miller terminó siendo del tamaño de un huevo.
La cirugía hubiera sido una pérdida de tiempo si él no hubiera cambiado su estilo de vida, por lo que comenzó a seguir una dieta adecuada y una rutina de ejercicios. Incluso antes de la operación y gracias a una dieta restrictiva, Miller perdió 34 kilos.
Un mes después de la cirugía, se liberó de más de 45 kilos. Seis meses después, comenzó a usar una camisa de tamaño 5X (era 10X antes de la cirugía) y pantalones de 3X (era 5X antes de la cirugía).
Dado que perder peso no es una tarea fácil, ha pasado por momentos en los que la balanza no se movería en absoluto. Afortunadamente, sus problemas de diabetes y apnea del sueño fueron controlados. Esta historia de Miller todavía no se ha acabado y con la ayuda de sus padres y amigos, podrá estar lo más saludable posible.