Madre latina fue a pagar multa de tráfico por 150 dólares, pero terminó deportada de EE.UU.
María, una madre guatemalteca se presentó en la cárcel del condado de Martin a principios de este año para pagar voluntariamente una multa de tráfico de 150 dólares. Y ahora está arrepentida.
De acuerdo a Miami New Times, ella terminó esposada y siendo arrojada a la cárcel. A pesar de que pagó su fianza de 750 dólares, los funcionarios de la cárcel del condado de Martin retuvieron su dinero y a ella tras las rejas hasta que los agentes de Inmigración se la llevaron.
Ahora está presa en una celda en el Broward Transitional Center, un centro privado de detención de Pompano Beach para deportados no criminales.
Ella ve a sus niños solo una vez a la semana, y le dijo a New Times a través de una llamada telefónica que su hija de 9 años fue detenida hace tiempo bajo custodia federal. Ella quedó tan traumatizada que ahora teme visitar a su madre y volver a ser detenida.
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"Me dan de 60 a 90 minutos una vez a la semana con mis hijos. Imagínate. ¡Soy su madre! Es muy poco tiempo. Lloran y dicen ‘Mami, vámonos’”.
María, cuyo verdadero nombre ha sido cambiado porque su caso de inmigración todavía está abierto, es uno de los cientos de detenidos de bajo nivel programados para deportación en Broward.
La historia de María no es menos desgarradora. Jonathan Urrutia, su abogado del Servicio de Asistencia Legal del Condado de Broward, dice que esto demuestra que incluso si el gobierno deja de separar a las familias en la frontera, las políticas de deportación aún separan innecesariamente a padres de niños.
Su hija mayor nació en Guatemala, la familia entonces huyó a EE.UU. hace seis años, se establecieron en Chicago donde dio a luz a sus dos hijos, y trabajó en varios lugares.
Se mantuvo ocupada solicitando la residencia legal, pero Urrutia dice que perdió una de sus citas en la corte porque entró en trabajo de parto.
María permaneció indocumentada en los Estados Unidos para permanecer cerca de sus dos hijos nacidos en el país, como de su hija de 9 años, que cruzó la frontera y pasó tres semanas bajo custodia federal antes de reunirse con su madre. Más adelante, la familia se mudó a Florida.
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“No soy una criminal”, explica la mujer, “he limpiado botes y casas, he trabajado duro haciendo tareas que nadie más quiere hacer”.
Pero cuando fue detenida en el condado de Martin y le dieron una multa de 150 dólares por conducir sin una licencia adecuada, ella quiso responsabilizarse como cualquier ciudadano.
Pero cuando se presentó en la corte, la policía le dijo que había una orden de arresto para ella, y se la llevaron. Durante el tiempo que estuvo allí, el Servicio de Asistencia Legal le indicó que pagase la fianza antes de que llegaran los funcionarios de inmigración.
Para su sorpresa, cuando pagó los 750 dólares, los funcionarios de la cárcel del condado Martin mantuvieron el dinero y a ella detenida.
Mientras tanto, los hijos de María estaban "aterrorizados por lo que le había sucedido a su madre y no entendían por qué se habían separado de ella".
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Sus hijos se quedan con su abuela paterna mientras María espera su destino.
Ella dice que algunos guardias son profesionales, pero que otros le han gritado, se han negado a conversar con ella en español o han jugado juegos crueles con los detenidos, como decir que ahí no ofrecen productos básicos como champú o jabón.
"Dicen que no van a separar a las familias, pero eso es una mentira. Lo hacen aquí. Hay muchas mujeres separadas de sus hijos. Piensan que este país es compasivo. Piensan que es un país de justicia, pero en realidad es uno de sufrimiento”.