Oficial que dejó a perro en auto caliente por 6 horas hasta morir no enfrentará cargos
Los físcales alegaron que aunque el criterio del funcionario estuvo errado, sus acciones no fueron criminales y por lo tanto no amerita ser imputado con cargos criminales.
David Hurt, un funcionario del cuerpo policial de Columbia, fue castigado con 5 días de suspensión sin paga, la destitución del escuadrón anti explosivos, donde era compañero de Turbo y además le prohibieron volver a trabajar con animales, por haber dejado a su perro 6 horas adentro de un carro a 34 grados centígrados.
Según la reseña de Daily Mail, Hurt dejó al labrador de 2 años de edad adentro del vehículo con el aire acondicionado prendido y las ventanas abajo, durante un entrenamiento de 6 horas con otros policías encargados de trabajar con perros.
Pero por alguna razón que las autoridades desconocen a Hurt no se le ocurrió ir a checar a Turbo cada cierto tiempo, tal y como lo hicieron sus compañeros con sus perros, a quienes también dejaron en los carros, con la única diferencia, de que los otros funcionarios si estuvieron pendientes.
NEGLICENCIA POLICIAL
De acuerdo a la información compartida por el Jefe del Departamento de Policía de Columbia, Skip Holbrook, Hurt olvidó encender el sensor de calor del vehículo, por lo que este fue un error con el que Hurt tendrá que cargar el resto de su vida.
AP informó que cuando David terminó el entrenamiento de armas, regresó a su vehículo y encontró a Turbo apático y con espuma en la boca, porque lo que supo que estaba sufriendo de un shock por el calor y se apresuró a llevar al veterinario.
Desgraciadamente las altas temperaturas de Columbia estaban en un promedio de 34 grados centígrados durante esas 6 terribles horas. Desgraciadamente Turbo no resistió y días después fue puesto a dormir por fallas en sus órganos.
"Es como perder a un compañero o aun miembro de la familia. Es devastador", dijo el Jefe en rueda de prensa.
Holbrook además agregó que aunque Hurt no ofreció explicación lógica por lo que hizo, y que aceptó su castigo con el corazón roto, pues sus hijos adoraban a Turbo.
Es una verdadera lástima que un perro tan joven y útil haya muerto por un descuido tan básico y que nadie se haya percatado antes de la situación.