logo
página principalVida

Pareja recibió los huesos de su hijo secuestrado después de 34 años de búsqueda

Fabricio Ojeda
05 sept 2018
23:50

Estos padres invirtieron sus ahorros y gran parte de su vida para encontrar al hijo desaparecido desde que unos hombres lo sacaron a la fuerza de su dormitorio mientras dormía. Más de tres décadas después pudieron enterrar sus restos.

Publicidad

La guerra contra el terrorismo dejó miles de víctimas en Perú entre 1980 y 2000. Una de las víctimas fue un estudiante universitario que desapareció hace más de 30 años. Sus padres, Máximo Cueto y su esposa Gregoria Gastelú, se hicieron viejos buscándolo y no desistieron, hasta que a principios de septiembre les entregaron sus huesos.

Un despacho de AP citado por The New York Times, informó que el proceso que culminó con la entrega de la osamenta de Cesáreo Cueto Gastelú a sus ancianos progenitores, forma parte de un esfuerzo de las autoridades peruanas por cerrar los casos de las más de 20.000 personas desaparecidas por la fuerza durante el conflicto armado.

Para esto, promulgaron una ley con la que buscan agilizar un proceso hasta ahora largo y costoso para identificar a los asesinados.

Publicidad

Este mes, por primera vez, los restos de 14 personas fueron entregados a sus seres queridos en virtud de la nueva ley, entre ellos los de Cesáreo.

Las autoridades determinaron que el joven fue secuestrado por el ejército y asesinado en la base militar Los Cabitos en Huamanga, en cuyas adyacencias, un equipo de expertos en medicina legal localizó los restos de 109 individuos, entre 2008 y 2012.

UN HORRENDO CRIMEN

Según el informe forense, muchos de los huesos fueron quemados en una estufa usada por los militares para deshacerse de los cuerpos y ocultar cualquier evidencia de tortura.

El cráneo de Cesáreo presentaba dos impactos de bala de trayectoria descendente, lo que indica que fue asesinado mientras se encontraba de rodillas.

De acuerdo con los medios peruanos, el de Huamanga fue uno de los crímenes más horrendos cometidos por los militares en su sangriento conflicto con Sendero Luminoso, rebeldes que aterrorizaron gran parte del campo en los años 80 y 90.

Fuente: Shutterstock

Fuente: Shutterstock

Publicidad

Ahora las autoridades esperan que miles de familias peruanas que han pasado décadas preguntándose sobre sus seres queridos que desaparecieron durante el enfrentamiento, no tengan que esperar tanto tiempo para el cierre de los casos.

Cueto Gastelú, estudiante de agronomía y comerciante, fue secuestrado por hombres armados que ingresaron a su casa en Ayacucho mientras dormía, en la madrugada del 9 de julio de 1984. Desde entonces no se supo de él, pues los cuerpos de seguridad aseguraron desconocer su paradero.

Sus padres nunca supieron las razones por las que se lo llevaron, y a pesar de la falta de información, continuaron su búsqueda en los Andes del sur del país, en una isla frente a la costa de Lima donde en los 80 funcionaba una cárcel de presos políticos y hasta en la selva amazónica.

En el proceso, Máximo y Gregoria gastaron la mayor parte de sus ahorros y la jubilación de un negocio próspero que criaba ganado en los Andes del sur.

Gregoria, de 88 años, incluso compuso una canción en lengua quechua nativa para expresar el dolor de la familia por no saber el destino de su hijo.

"Fue una obsesión", dijo Elder Chipana, el nieto de la pareja y sobrino de Cesáreo.

Publicidad

El sábado 1 de septiembre, finalmente se despidieron de su hijo en un mausoleo familiar en la región de Huamanga, entre acordes de música popular andina que tocaba una pequeña banda..

Fuente: Shutterstock

Fuente: Shutterstock

La historia de María y su hijo Valentín Hernández, quien fue secuestrado en Estados Unidos cuando tenía 18 meses de edad, tuvo un final más feliz que la de los Cueto-Gastelú.

Ellos pudieron encontrarse y abrazarse 23 años después, luego de que el joven fue localizado en México, adonde lo había llevado su captor.

Los detalles de este caso que recuerda, junto al de la pareja peruana, que el secuestro es uno de los delitos más crueles del mundo, están en el siguiente enlace.

Publicidad
Publicidad
Publicaciones similares