Impactante historia de violencia en una relación de chica de 23 años que sacudió las redes

Elaine Mastrodomenico pasó un año adentrándose en el abismo de una relación violenta. Sin embargo, halló las fuerzas para, no solo salir de él, sino también dar una advertencia a todas las mujeres contando su historia.

El 13 de junio de 2017, entre comentarios, fotografías y felicitaciones de cumpleaños, en la red social Facebook apareció una actualización de estado que contaba una historia de abusos, violencia, depresión, pero, ultimadamente, de superación.

En poco menos de 900 palabras relata cómo fue manipulada por su pareja, al punto de echarse la culpa por los maltratos que recibía. Cuenta cómo la obligaron a distanciarse de sus amigos y el duro proceso que atravesó para escapar de la prisión mental que la contenía.

Su texto no tardó en hacer eco en la red, porque no solo hablaba de los abusos que sufrió, sino que también mostraban el modus operandi de una pareja abusiva.

“Mi nombre es Elaine y tengo 23 años. Me gustaría tener 22 de nuevo y poder borrar de mi vida lo que viví por casi un año”.

Con estas palabras abre su dolorosa confesión. Admite que dudaba sobre si lanzar al aire su historia o no, y que se decidió a hacerlo para liberarse de la aprehensión emocional, pero, más importante, para ayudar a las mujeres que estén pasando por lo mismo que ella sufrió.

Describe que antes del horrible episodio era una persona alegre y llena de motivación. Luego, cambió todo de sí misma. No porque quisiera o se lo ordenasen, sino porque fue manipulada en esa dirección a través del maltrato y la humillación.

Ella estaba convencida de estar enamorada. Mientras, por un lado, su novio le hablaba con palabras bonitas y promesas de amor verdadero cuando estaban juntos; por otro, la insultaba y la acusaba de infiel cada vez que ella intentaba pasar tiempo con sus amigos o consigo misma.

“El agresor te mira a los ojos y te convence de que quiere darte tanto amor, que serías tonta si te fueras. Está arrepentido, y la culpa no la va a tener él porque ha hecho daño, sino que va a ser tu culpa por no haber sido capaz de perdonar y volver a intentarlo. No importa cuántas veces se repita”.

En palabras de Elaine, este tipo de relaciones perduran porque se convierten en un círculo vicioso en el que la violencia y agresión son seguidas de disculpas y excusas, después de las cuales viene expresiones de amor intenso, que inevitablemente pasaban a ser de nuevo violencia y agresión.

Advierte que una de las mayores herramientas de este tipo de personas es un gran sentido del encanto, uno tan llamativo que puede tapar hasta los más atroces defectos, así sea solo por un momento.

Con este talento, logró distorsionar la visión que Elaine tenía de su entorno. Fue convencida de que sus amigos eran una mala influencia, cuando en realidad solo querían darle lo mejor. Llegó a creer que ella era el problema en la relación, y que merecía los maltratos.

“Realmente estaba muerta. Me mató por dentro. No fui a ninguna parte, no hablé con nadie más. Viví para una persona que me maltrató. Mis nuevos amigos eran sus amigos. Tenía miedo de mi agresor, y de lo que él pensaría si yo fuera al centro comercial con mis verdaderas amigas”.

Las ofensas se hicieron omnipresentes, llegando no solo en persona sino también por llamadas y mensajes de texto. Los ataques físicos pasaron de escupitajos y sacudidas a patadas en el estómago y golpes en la cara y los brazos.

Esto la llevó al borde del suicidio. Sin embargo, fue salvada por sus recuerdos. La vida mejor que una vez tuvo, donde no tenía que soportar abusos para luego escuchar un “te quiero”, porque se amaba a sí misma y otros también lo hacían, sin condiciones.

Es por esto que cierra su historia con un llamado a todas las mujeres que estén pasando por lo mismo a alzar su voz, buscar ayuda y dar un paso adelante hacia una vida con menos violencia y más felicidad.

“¡Sé fuerte! Si estás pasando por algo como esto, no tengas miedo. Levanta la cabeza y no olvides que eres una mujer maravillosa”.

Elaine asiste a sesiones de terapia psicológica para tratar las secuelas de este tormentoso año de su vida. Sin embargo, hay mujeres que pierden mucho más que su paz mental al estar dentro de una relación llena de celos e ira descontrolada.

Uno de estos casos es el de Margarita Gracheva, que hoy intenta rehacer su vida con sus dos hijos y una mano biónica.