Un niño feliz es un niño que hace ruido, es alegre, inquieto y un poco revoltoso
Un niño que explora y experimenta el mundo a su alrededor con ruido es algo totalmente normal y no debería ser coartados de su derecho a hacerlo.
Desde hace un tiempo se hacen cada vez más notables las quejas sobre los niños que hacen ruido y son revoltosos, y abundan las historias de maltratos hacia las madres por esto.
Sarah Blackwood y su hijo fueron víctimas de este nuevo movimiento contra los niños cuando, según reportó The Star, fue amenazada con ser retirada de un vuelo por el llanto del niño.
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La cantante canadiense se disponía a hacer un viaje en avión junto a su hijo de 23 meses. Ella estaba embarazada de siete meses y pretendía ir de San Francisco a Vancouver.
Sin embargo, según señaló Mejor con Salud, momentos antes de que el avión despegara su hijo comenzó a llorar y rápidamente los demás pasajeros la vieron con molestia.
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De acuerdo a lo comentado por Sarah, varias personas comenzaron a decirle que era una mala madre y no sabía atender a su pequeño.
Incluso recibió una advertencia de la azafata del vuelo, quien le dijo que tenía que calmar a su hijo o tendrían que hacerla bajar del avión si el niño no se callaba.
Esta situación la dejó impactada y se quedó casi sin aliento al ver la forma en que la trataban todos.
El llanto del pequeño solo duró unos minutos y luego se durmió y no despertó hasta que aterrizaron.
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Ella aseguró que no escuchó nada de la aerolínea desde el incidente, a pesar de las críticas que recibieron en las redes sociales por ello.
Y el ejemplo de Sarah es tan solo uno de miles de padres que sufren esta “niñofobia”, que hace pensar que un niño que llora está siendo criado de forma incorrecta.
Sin embargo, se debe romper con este estigma y tener más empatía con los padres, ya que los bebés lloran cuando quieren comunicarse.
Un niño siempre tendrá el deseo de tocarlo todo, experimentar, reír y aprender y si son obligados a estar quietos y callados siempre no serán niños felices.
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Otro caso que llamó la atención fue el de una madre de cuatro niños que recibió una carta anónima que decía que sus hijos jugaban con mucho ruido en el patio familiar.
La madre canadiense se conmocionó al recibir la queja, que se describía como una “solicitud amistosa” de varios vecinos frustrados por los ruidos de sus hijos menores de seis años.
The Guardian reportó que esta situación creó una discusión sobre la empatía con los padres de niños pequeños.
Siempre debemos recordar que un niño feliz es un niño inquieto, curioso, alegre y ruidoso, y que ya tendrán tiempo de guardar silencio cuando crezcan.