Historia de mujer que fue raptada por 245 días como esclava sexual hasta su "milagroso" escape
La valiente mujer comparte la historia de cómo sobrevivió a una de las más traumáticas y devastadoras experiencias que puede atravesar un ser humano, y las lecciones que aprendió en el camino.
Celebrando su 21° cumpleaños, Elena Nikitina salió de fiesta con amigos. Entre tragos y música, ella y su novio Sergey tuvieron una discusión sobre algo tan "tonto", que ella no puede ni recordar de qué se trataba. Pero segundos después, salió del ruidoso club lleno de humo, luciendo un sensual vestido negro y tacones altos.
Entonces, su vida tomó un horrendo giro. Elena vivía a escasos 10 pasos del popular club Corvette, ubicado en Astrakhan, al sur de Rusia, en un departamento que compartía con su madre al otro lado de la calle. Pero jamás llegó a casa. Tras dar tres pasos, fue tomada por pandilleros, que la metieron en la parte trasera de un auto.
Más de dos décadas después, Nikitina vive una vida tranquila en los EEUU. Con 44 años, es una agente de bienes raíces y madre soltera. Educa en casa a su hija de 16 años, quien ya ha comenzado a pensar en universidades.
Nikitina emigró de Rusia a EEUU en el año 2000, recibiendo asilo político por su terrible experiencia. Por años, quiso escribir un libro sobre su secuestro, pero no lograba juntar las fuerzas para revivir la dolorosa experiencia. Según Nikitina, encerró esas recuerdos en un lugar remoto de su mente hace mucho tiempo. Pero cuando finalmente comenzó a escribir, no pudo detenerse.
Tenía que cepillarse los dientes con el dedo. Cuando iba al baño, debía tocar una puerta gris y un hombre con una ametralladora la llevaba al baño, que no tenía papel toilet. Para ducharse, se echaba agua fría en la ropa interior, frotándola por su cuerpo como un trapo. Luego volvía a ponerse la ropa interior antes de ser llevada de vuelta al cuarto.
A Nikitina eventualmente le dijeron que podía volver a casa luego de que su madre, una asistente contable, pagara 300.000.000 de rublos como rescate (unos 4 millones de dólares). En la deprimida economía rusa, el secuestro se convirtió en una industria millonaria. La historia de Nikitina no es única. Miles de personas desaparecieron en circunstancias similares desde 1994. La mamá de Nikitina no podía costear el rescate.
Días y semanas se convirtieron en meses. El vestido negro de la joven de 21 años ahora le quedaba tan grande como un saco. Eventualmente, mientras sus fantasías de equipos SWAT irrumpiendo en el cuarto y rescatándola se hacían cada vez más débiles, Nikitina comenzó a irse a dormir deseando no volver a despertar.
Tras el comienzo de una brutal guerra civil, los secuestradores de Nikitina la llevaron a Grozny, la capital de Chechenia. Se estacionaron cerca de un árbol donde ella cuenta que cabezas decapitadas de soldados rusos decoraban las ramas como adornos de Navidad. Los maleantes se reían y hacían alarde de la "gran victoria".
Llevaron a Nikitina a una oficina de correos, donde habló con su mamá por primera vez en meses. Antes de colgar, el hombre le dijo a la madre que si no tenía el dinero en tres semanas, le enviaría un dedo de su hija por correo. Su madre eventualmente dejó de ir al trabajo y casi nunca salía de casa, temiendo perderse otra llamada. Pero con la guerra en el sur de Rusia, la comunicación se hizo imposible.
Tras 8 meses, Nikitina fue llevada a una remota aldea y encerrada en un sótano. Parecía que sus secuestradores no sabían qué hacer con ella ahora, y ella temía que la vendieran como esclava. Pasó una semana antes de que el sonido de bombas y explosiones llegara a la aldea. La mañana después de un ataque, notó que la puerta del sótano estaba abierta.
Al salir, sintió que era la única sobreviviente de una guerra nuclear. Aparentemente la habían abandonado. Caminó hacia las montañas, siguiendo el sonido de los disparos. Llegó descalza a las cercanías de soldados rusos, y les hizo señales con un pañuelo blanco. Jamás logró integrarse de nuevo a su hogar, y solía sentirse aislada de sus amigos. Ellos seguían igual, pero ella cambió mucho. Nadie le preguntó lo sucedido, intentando no molestarla, pero igual dolía.
Por eso decidió escribir "Girl, Taken", un libro narrando su historia, el cual fue publicado el año pasado. Solía pensar en sí misma como una víctima. Ahora, se considera una sobreviviente.
En otro indignante caso de esclavitud, el hijo de un presidente guineano y su esposa han sido declarados culpables de esclavizar a una niña africana durante 16 años y enfrentan hasta 20 años de prisión.
Mohamad Touré, hijo del primer presidente de Guinea, Ahmed Sekou Touré, y su esposa, Denise Cros-Touré, fueron condenados por el trabajo forzoso de una mujer durante más de una década.
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