La emotiva lección de un papá adicto al trabajo tras perder a su hijo de ocho años
Hace ocho años, durante el mismo mes, tuvo gemelos y cofundó Cloudability y hace tres semanas perdió a uno de sus hijos.
Cuando recibió la llamada con la que su esposa le comunicó que su hijo de ocho años estaba muerto, recordó que hace precisamente ocho años no tomaba un descanso para compartir con su familia.
Ahora, el padre, afectado por la pérdida de su pequeño, compartió su conmovedora lección de vida en la que se fustiga haber sido adicto al trabajo y no tener tiempo de calidad con los integrantes de su hogar.
“Mi esposa y yo tenemos un acuerdo de que cuando uno de nosotros llama, el otro contesta. Entonces, cuando sonó el teléfono, me puse de pie y caminé hacia la puerta de la sala de conferencias de inmediato. Respondí, ‘oye, ¿qué pasa?’ y su respuesta fue helada e inmediata: ‘J.R., Wiley está muerto’."
Mientras él intentaba procesar la noticia y decía a la bocina: “No, no puede ser”. Su esposa le colgaba y decía que lo sentía, pero debía llamar al 911.
LA TERRIBLE CONMOCIÓN
Terriblemente conmocionado, el padre salió corriendo para su casa y al llegar, 12 minutos después, “nuestro callejón estaba lleno de vehículos de emergencia. Corrí por nuestra puerta principal abierta y corrí directamente hacia la habitación que comparten los chicos. Uno de la media docena de policías se paró frente a mí bloqueando el camino. Cuando un niño muere repentinamente, se convierte en una posible escena del crimen”, contó el hombre.
Luego de dos horas y media logró ver a su hijo. “Me permitieron salir a la terraza frente a la habitación de los niños para mirar por la ventana corrediza de vidrio”.
“Se tumbó en su cama, con las sábanas bien puestas, y parecía tranquilo, dormido. Puse mi mano sobre el cristal y lo perdí.”
Reveló que después de que el médico forense terminó su trabajo, se les permitió entrar a la habitación. “Una inquietante calma me invadió. Me acosté junto a él en la cama que amaba, le cogí la mano y repetí: “¿Qué pasó, amigo? ¿Qué pasó?".
EN TODAS ERA EL JEFE
El hombre estaba obsesionado con comenzar un negocio. Un día fue un puesto de batidos, al siguiente sería una galería, luego una compañía de auriculares VR, luego un "codificador", luego una compañía de construcción de naves espaciales.
En cada uno de estos escenarios, él era el jefe y aunque invitó a su hermano, las responsabilidades delegadas eran mínimas.
Lo cierto es que su tiempo en familia era reducido, poco compartía con sus hijos y ya es tarde para sentir arrepentimiento por lo que hizo. El padre era adicto al trabajo y eso le ha causado mucho más dolor del que pudo haber sentido si hubiera tenido una vida plena con su hijo.
El empresario se lamenta por no haber dedicado más tiempo a la familia y ahora insta a otros padres a anteponer las relaciones familiares a sus trabajos.
El hombre, dolido por la muerte de su hijo, compartido a través de su Linkedin, un documento que fue titulado: Padre de dos gemelos y adicto al trabajo.
SOÑABA CON SU NEGOCIO PROPIO
El padre destacó en el texto que su hijo, con tan solo ocho años, ya soñaba con empezar su propio negocio y casarse algún día. Algo de lo que él se siente "afortunado" por haberlo "logrado con éxito".
Pero ante el doloroso escenario vivido con su muerte, quisiera retroceder el tiempo. Por la mañana, el padre había salido de casa temprano para ir al trabajo. No se había despedido ni dado un beso a sus dos hijos.
“Me fui esa mañana sin decir adiós o mirar a los chicos.”
Wiley fue diagnosticado con epilepsia benigna infantil. "Se llama 'benigno' porque generalmente desaparece en la adolescencia. Estadísticamente era muy poco probable que la enfermedad matase a nuestro hijo: solo uno de cada 4.500 niños con epilepsia muere”.
El papá del pequeño niño ha cambiado su forma de ver la vida: "Muchos han preguntado qué pueden hacer para ayudar. Abraza a tus hijos, no trabajes hasta tarde. Si hay alguna lección que sacar de esto es recordarles a los demás, y a mí mismo, que no se pierdan las cosas que importan".
Por eso invitó a todos los lectores a cuestionarse cómo priorizan su tiempo, mientras revela que no ha podido volver al trabajo, porque no quiere volver a dejarse llevar por él y después arrepentirse de las cosas que se ha perdido.
Este caso nos recuerda a la de otro padre que trabajaba sin descanso y recibió una lección de vida cuando un día se despertó ciego y sordo. Conoce su historia aquí.