Actriz discapacitada teme no ser vista como 'suficientemente valiosa' para ser salvada de covid-19
Samantha Renke, de 34 años, fue diagnosticada con una condición ósea frágil desde su nacimiento y se ha enfrentado a múltiples tratamientos, que incluyen cirugías, para llevar una vida independiente y autosuficiente.
Sin embargo, la situación desencadenada por el brote de coronavirus que ha hecho estragos en varios países del mundo como Italia, España o Estados Unidos, ha llevado a la actriz a reflexionar sobre su “vulnerabilidad” en esta situación.
En una columna escrita para Metro, Samantha habla sobre el concepto de discapacidad que tiene la sociedad y, en particular, el personal médico. Además, cómo puede influir ese pensamiento a la hora de enfrentarse a una persona discapacitada con covid-19.
Samantha Renke asiste a los Good Morning Britain Health Star Awards en el Rosewood Hotel el 24 de abril de 2017 en Londres, Reino Unido. | Foto: Getty Images
Según la actriz, en el sistema de salud hay “opiniones negativas y estereotipadas sobre las discapacidades”, eso podría conducir a un impedimento para que una persona en esa condición no sea candidata para recibir una cama o ventiladores en un hospital.
“El temor que muchas personas con discapacidad tienen en este momento es que las ideas anticuadas y peligrosas sobre la discapacidad puedan afectar las decisiones tomadas bajo una gran cantidad de estrés y presión”, explicó.
La preocupación de Renke apareció después de que la Asociación Médica Británica (BMA) expidió las pautas éticas para los médicos que atienden la emergencia por el brote del covid-19, que ya deja más de 1,4 millones de contagios en el mundo.
El documento entrega una guía de procedimientos para el personal médico en caso de que el sistema de salud colapse por la cantidad de pacientes infectados con el virus. Así podrán tener un apoyo ético a la hora de tomar decisiones difíciles.
Una de las pautas de esta guía indica que los médicos pueden verse obligados a retirar el tratamiento a unos pacientes para otorgarlo a otros con mayor probabilidad de supervivencia.
Entonces, Samantha cree que el criterio médico en estos casos podría verse influido por conceptos erróneos y se pone como ejemplo, pues cuando le diagnosticaron su discapacidad también le dijeron a sus padres que tenía una expectativa de vida muy corta.
¡Se equivocaron! Hoy, ella tiene 34 años, fue a la universidad, vive sola, trabaja y es autosuficiente. Por eso, le preocupa que los conceptos de “vulnerable” y “probabilidad de supervivencia” ponga en desventaja a las personas discapacitadas frente a la pandemia.
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