Un hombre crea una "cortina de arrumacos" para abrazar a su abuelita por primera vez en meses
Un hombre diseñó un ingenioso dispositivo para poder abrazar a su abuela durante la crisis por el COVID-19. Tras no poder abrazarla desde el comienzo de las medidas de distanciamiento, finalmente pudo hacerlo gracias a su inventiva.
Antony Cauvin es yesero, vive en Stratford-upon-Avon (Inglaterra), tiene 29 años y hervía de ganas de abrazar a su abuelita. Como la voluntad y el amor pueden contra casi cualquier obstáculo, este joven se puso a pensar de qué manera podía volver a dar un fuerte abrazo a su abuela sin ponerla en riesgo.
Antony Cauvin con su invención. | Foto: Youtube/5 News
Tras mucho pensarlo, y tal vez inspirado por otros inventos semejantes que ha deparado el ingenio durante la pandemia, ideó una solución. Podía abrazarla, siempre y cuando hubiera entre ambos una protección que impidiera el paso de posibles patógenos.
"El fin de semana pasado decidí comprar todos los materiales, y lo planifiqué por mi cuenta", contó Cauvin a Sky News.
Los Cauvin testean la "cortina de arrumacos". | Foto: Youtube/5 News
El concepto es a la vez simple pero ingenioso: una estructura de madera sostiene un barral, y éste una cortina. Se trata de una adaptación de una cortina plástica de baño transparente.
A la cortina, Cauvin le ha agregado dos mangas protectoras que permiten que cada quien, de su lado de la barrera, enfunde los brazos. Y ahí sí, se puede disfrutar de un abrazo sin poner en riesgo la salud de los mayores.
La abuela de Antony, muy sorprendida al ver el invento de su nieto. | Foto: Youtube/5 News
"Antes de llevarla a la casa de mis abuelos, la probé con mi esposa y vi que funcionaba", contó.
Reveló que a él y a su mujer el resultado les pareció gracioso en un principio. Pero tras comprobar que funcionaba, decidieron sorprender a los abuelos e instalarlo en el jardín de su casa.
Antony Cauvin abraza a su abuelita. | Foto: Youtube/5 News
La cortina se desinfecta tras cada uso. Y como medida de seguridad adicional, Cauvin determinó el uso de guantes descartables que reducen aún más la posibilidad de contaminación.
"Creo en el distanciamiento social y no quiero poner a nadie en riesgo", afirmó este hombre.
La abuela de este joven apreció mucho el gesto, y se fundió con él en un muy deseado y postergado abrazo. Sin romper con el distanciamiento social. Ahora la cortina quedó en casa de los ancianos, donde puede usarla, desinfecciones mediante, el resto de la familia también.