Sara Carbonero pasó el fin de semana con estilo rural

Sara Carbonero publicó una fotografía en Instagram que muestra cómo encara la nueva temporada.

El fin de semana, Sara Carbonero lo disfrutó junto a la familia y pasó un tiempo de desconexión en el campo. El otoño ya llegó para quedarse, y ella está lista para darle la bienvenida.

Atrás han quedado los vestidos livianos floreados y a lunares, las blusas sueltas y las piernas al viento. Los tiempos cambian, y con ellos se ajusta el guardarropas.

Un largo suéter de punto gris hasta los muslos con escote en V da la pauta de la sintonía de Sara Carbonero con los tiempos que corren. La moda de este año inusual contempla el tiempo ampliado de intimidad y de comodidad doméstica, sin perder el estilo.

Ha llegado también la temporada de cambiar las sandalias veraniegas por botas de caña alta. Las que la presentadora trae puestas, además, son ideales para estos días de andar por paisajes más rústicos que la jungla de asfalto y conectar con la tierra, la roca y el césped.

Lo que no puede faltar en su atuendo, claro, son los sombreros. Por supuesto, ahora el modelo es más adecuado a la estación y atrás han quedado los sombreros de paja. Pero este accesorio, que Carbonero sabe llevar con tanta gracia, está presente en la imagen.

El maquillaje también acompaña, con un tono de labial más oscuro y acorde a la estación. Mantiene, por supuesto, su costumbre del delineado negro para resaltar sus bellos ojos claros.

En los comentarios, muchos han notado el largo creciente de su cabello. Viene de enfrentar un tiempo muy difícil de salud, y es alentador ver su melena regresar, ahora que el duro trance ha quedado atrás.

En la imagen siguiente, sus hijos Lucas y Martín también aparecen listos para enfrentar la llegada de los climas más fríos. Los niños visten pantalones grises como su madre, y sendas camperas de corderoy azul.

La nueva vida de la familia en Madrid comienza con buenas perspectivas. Es un tiempo de cambios para la familia que forma junto con Iker Casillas. Atrás quedan los años en Oporto, y el frío los encuentra unidos y esperanzados.