El príncipe Harry confesó que quería renunciar a la realeza desde los 20: "Mira lo que le hizo a mi mamá"
A más de un año de haber renunciado a la realeza, de a poco el príncipe Harry ha ido contando su historia tras ese paso trascendental.
La decisión de los duques de Sussex de renunciar a ser miembros activos de la realeza británica ha sido muy criticada. Para algunos resulta inconcebible que alguien decida dejar una vida de privilegios.
El príncipe Harry fue invitado al podcast de Dax Shepherd después de la controversial entrevista que los duques dieron a Oprah Winfrey. En forma muy sincera contó del dolor y la rabia con la que creció.
ROMPER CICLOS
Al hablar de su crianza, Harry no puede evitar mencionar a su padre, el príncipe Charles, y cómo le afectó crecer bajo su ala. Sin embargo, lejos de repartir culpas, él dice entender que su padre solo repitió aquello con lo que creció, sin cuestionarlo.
Pero para el príncipe Harry el dolor y lo que él describe como “sufrimiento genético” le hacían sentir asfixiado. Eso lo llevó a revelarse durante su adolescencia, época en que abusó de algunas sustancias prohibidas y sintió que perdía el norte.
Sin embargo, era capaz de aceptar que la realeza era un trabajo de tiempo completo, así que muy a pesar de sus sentimientos, sonreía y seguía adelante. Aunque para ello debiera esconder lo que sentía.
“Tenía poco más de veinte años y pensaba que no quería ese trabajo, no quiero estar aquí. No quiero estar haciendo esto. Mira lo que le hizo a mi mamá”, expresó Harry.
Todo cambió cuando se convirtió en padre y tuvo consciencia de que no quería que su hijo viviera lo mismo que él. Se preguntaba qué podría hacer para cambiar todo eso. ¿Como romper ese ciclo de dolor y sufrimiento emocional?
UNA VIDA MEJOR
La respuesta vino de su esposa Meghan Markle, quien veía no solo su dolor, sino su rabia contenida. Además de alentarlo a comenzar terapia, le dio la mejor perspectiva de su situación y logró liberarlo.
“No necesitas ser una princesa, puedes crear una vida que será mejor que la de cualquier princesa. Y eso viene de su propia experiencia vivida”, le explicó Meghan, haciendo que viera todo diferente.
Finalmente, encontró el camino para romper un ciclo donde no era feliz. Renunció a la realeza, se mudó a los Estados Unidos y puso a su familia en primer lugar.
Ahora viven en una hermosa mansión en California al lado de su esposa, su primogénito Archie y la pequeña por nacer.