Enfermero que intentó salvar a la niña que pasó 17 días en una patera: “Era como una muñeca”
Toda la capacitación de las personas a cargo de labores de rescate no les evita quebrarse ante las duras tragedias. La muerte de una niña de 5 años fue difícil de asimilar.
La tripulación del mercante Cape Taweelah navegaba en medio del Atlántico cuando apareció ante su vista una pequeña embarcación que parecía ir a la deriva. Al acercarse, descubrieron en su interior a varias personas.
De inmediato se abocaron a prestarles auxilio, pero su estado era deplorable: insolados, deshidratados y sufriendo inanición. Entre ellos, una pequeña de solo 5 años que no podrá contar su historia.
MIGRACIONES DESESPERADAS
En la patera que flotaba sin rumbo estaban una mujer, un hombre y una niña pequeña, provenientes del sur de África. Durante unos 17 días habían estado perdidos en el mar, sin protección contra los elementos de la naturaleza.
A esa altura, ya no tenían agua ni comida en la precaria embarcación y los tres yacían en el piso, apenas respirando cuando fueron encontrados. La tripulación del mercante pidió ayuda al Ejército del Aire para su rescate.
Los tres migrantes fueron subidos a bordo de un helicóptero con la intención de trasladarlos al Hospital Universitario Doctor Negrín, en Gran Canaria, a 500 km. Pero una vez en el aire, la mujer y la niña sufrieron un paro cardiorrespiratorio.
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La labor del personal médico a bordo para intentar volverlas a la vida fue intenso, sin embargo el cuerpecito de la niña estaba frío y era imposible percibir su pulso.
“Era una bebé (...), en mis rodillas era como una muñeca”, dijo el enfermero Antonio Lérida, según recoge El Diario.
SALVANDO VIDAS
Finalmente, la mujer logró responder a la estimulación cardíaca e ingresar con vida al hospital, tras 40 minutos de RCP. El hombre, que aunque estaba muy débil estaba más estable, aguantó el viaje y se encuentra fuera de peligro.
La niñita no logró sobrevivir. Para los miembros del equipo, entre los que estaban los dos pilotos, los dos rescatistas y el enfermero, su muerte fue muy frustrante y dolorosa. Pero gracias a ellos, dos personas siguen con vida.
“Estamos entrenados, es nuestro trabajo, pero te toca; algunos de los tripulantes de los helicópteros tienen hijos de esa edad”, expresó con sinceridad el teniente coronel Carlos Martínez.