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Un auto de policía en la nieve | Fuente: Shutterstock
Un auto de policía en la nieve | Fuente: Shutterstock

En la mañana de Navidad, un niño de 5 años llama llorando al 911 para reportar un robo - Historia del día

Mayra Pérez
26 oct 2021
18:00

Tommy estaba emocionado por el día de Navidad por sus regalos. Pero sus padres no le compraron todos y le dijeron una pequeña “mentira piadosa”. El niño decidió llamar al 911 y para todos fue una gran sorpresa.

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Los padres de Tommy, Marta y Enrique, eran abogados prominentes, por lo que su familia vivía en una costosa casa adosada. El niño de cinco años estaba acostumbrado a conseguir todo lo que siempre quería.

Pero las Navidades siempre eran más especiales porque Santa le traía muchos regalos fantásticos. Un año en particular, el chico creó una lista muy detallada y le pidió a su madre que la publicara en el grupo familiar de Facebook.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Por supuesto, la mayoría de los regalos de Tommy provenían de sus padres, pero sus familias también le daban obsequios y se inspiraban en la lista. Enrique desaprobó esto y habló con Marta al respecto.

“Cariño, Tommy necesita aprender que los regalos no son la parte más importante de la Navidad o cualquier día festivo. Se está volviendo demasiado mimado. ¿Por qué publicaste esa lista? Algunas de las cosas que pidió son demasiado caras”, reprochó Enrique.

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“Lo sé, Enrique. No te preocupes. Ya eliminé la lista de la página y se lo expliqué a todos. Pero Tommy fue tan insistente. Quiere que todos vean lo que le va a dar Santa. Pero estás en lo correcto. Tenemos que bajar el tono de los regalos”, asintió Marta.

“Ah eso es bueno. Pero, ¿cómo se lo vamos a explicar?”, preguntó Enrique.

“No lo sé todavía”, respondió su esposa. La verdad es que les costaba mucho decir “no” a Tommy. Le consiguieron un perro llamado Charlie por sus súplicas.

Además, ambos se sentían culpables de trabajar tanto y Tommy pasaba la mayor parte del tiempo en la escuela o con su niñera privada, Alexa. Pero había llegado el momento de que aprendiera que los regalos no son tan importantes, especialmente durante la Navidad.

Decidieron intentar enseñarle a su hijo a dar. Sin embargo, ninguno de los dos esperaba que la temporada navideña estuviera tan ocupada. Marta y Enrique trabajaban en el mismo bufete de abogados y tenían una reputación estelar, por lo que a menudo tenían los casos más problemáticos.

Por lo tanto, se olvidaron de su decisión y la Navidad se acercó más rápido de lo que esperaban. La familia no envió regalos, ya que les habían contado sobre la lección que querían enseñarle a Tommy ese año.

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Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Al final, solo tenían algunas cosas para su hijo la mañana de Navidad. Colocaron algunos regalos en el árbol y esperaron lo mejor. Pero Tommy se despertó gritando. “¡MAMÁ! ¡MAMÁ! ¡¿Dónde están todos mis regalos?!”, preguntó el niño.

“Tommy, cálmate. ¿Qué pasa?”, quiso saber la madre, frotándose los ojos porque todavía tenía sueño y le dolía la cabeza por trabajar duro esa semana.

“¡Es Navidad, mamá! ¡Santa debería haber traído los regalos de mi lista! ¿Dónde están mis regalos?”, dijo Tommy con la voz entrecortada.

“Thomas, ¿por qué lloras tan temprano en la mañana?”, quiso saber su padre, cuando llegó a la sala de estar. Tampoco estaba en buena forma después de revisar toneladas de archivos de casos. Era el peor momento posible para sentarse con Tommy y explicarle la situación.

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“¡MIS REGALOS!”, gritó el pequeño con lágrimas en los ojos.

“¡Tommy! Baja la voz. ¡Despertarás a los vecinos!”, dijo su madre en tono de regaño. “Estos son tus regalos. Ábrelos.”

“¡NO! ¡Eso no es suficiente!”, dijo en medio de una rabieta.

“Tommy, esos son los regalos que te trajo Santa. Debes estar agradecido por ellos. Santa pasó por muchas cosas para traerlos aquí”, explicó su padre, en un intentó de persuadirlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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El niño finalmente se sentó y abrió las cuatro cajas debajo del árbol. Eran juguetes bastante caros, incluidos un dron y un iPad. Pero no estaba nada feliz.

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“¡ESTO NO ES JUSTO! ¡¿DÓNDE ESTÁN EL RESTO?!”, gritó el niño. Marta y Enrique no sabían qué decir mientras su hijo seguía llorando, a pesar de sus increíbles regalos. De repente, su padre decidió que tendría que mentir.

“Tommy, a Papá Noel le robaron en su camino aquí. Por eso solo tienes algunos regalos. Se llevaron el resto”, mintió Enrique. Marta lo miró con expresión interrogante, pero Tommy había dejado de llorar.

“¿Qué? ¿Qué sucedió? ¿Un ladrón robó a Santa?”, preguntó el chico con los ojos muy abiertos. Enrique se sentó frente a él.

“Sí, amigo. Pero se las arregló para rescatar las mejores cosas que pediste. Él estaría muy triste de verte llorar después de todo lo que hizo”, mintió.

“Oh no. Santa fue valiente”, respondió Tommy. Se sentó y miró sus regalos con seriedad.

“Ok, ahora voy a hacer un gran desayuno, y esta noche iremos a la casa de la abuela para la cena de Navidad”, dijo Marta y se levantó del sofá.

“Disfruta tus regalos, amigo”, le dijo Enrique a su hijo, se frotó el cabello y regresó a su habitación para recuperar un poco de sueño.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Shutterstock

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Pero una hora después, alguien llamó a la puerta. “¡POLICÍA, ABRAN LA PUERTA!”, sonó una voz estruendosa.

“¡Mami, vino la policía!”, gritó, y se acercó corriendo.

Afuera había cuatro oficiales, armas en mano. Las bajaron tan pronto como vieron a Marta y a su hijo.

“Feliz Navidad, oficiales. ¿Qué se les ofrece?”, preguntó ella, perpleja.

“Señora, soy el oficial Santos, y este es mi compañero, el oficial Medina. Recibimos un llamado que reportaba un robo”, explicó el policía, que tampoco entendía nada. Antes de que Marta pudiera contestar, Tommy habló.

“¡Oficial, oficial! ¡Entre, aquí es el robo, robaron a Papá Noel!”, dijo Tommy, y tironeó del pantalón de uno de los policías.

Los oficiales guardaron las armas y entraron. El niño los llevó al árbol de Navidad. Entonces, Enrique apareció, vio a los policías en su comedor y se preocupó: “¿Qué ocurre?”.

“¡Papi! Llamé al 911 como me enseñaste”, explicó Tommy”, “me enseñaste que si hay un delito, debes llamar al 911 y decirles tu dirección. Van a atrapar a los malos que le robaron a Santa, ¿verdad?”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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El niño miró al oficial Santos suplicante, pero los policías no sabían qué decir. Entonces Marta decidió actuar: “Tommy, vamos a desayunar. Los oficiales necesitan hablar con papá sobre la situación, y esa es una conversación para adultos”.

Lo llevó a la cocina y Enrique se disculpó con la policía. “Yo… ni siquiera sé por dónde empezar, oficiales. Esto es muy vergonzoso. Tratamos de enseñarle este año a Tommy que los regalos no son lo importante, pero él estaba llorando y le dije que a Santa lo asaltaron”, explicó Enrique y bajó la cabeza.

Afortunadamente, el oficial Santos se rio de la situación. “Ay Dios mío. Nunca esperábamos que esto sucediera en absoluto. El despachador nos dijo que escuchó a un niño llorando en la línea. Él solo entendió su dirección y la palabra ‘robo’”, dijo el policía.

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“No sabíamos qué esperar, y luego, la dirección estaba aquí en Santa Cruz, que es un vecindario tan agradable. Pensé que podría ser un allanamiento de morada. Dios mío, esto es muy divertido”, agregó el oficial Medina, riendo.

“No puedo disculparme lo suficiente. Les hice perder la mañana. Déjame traerles algo de desayuno y café, al menos. Esto es una locura”, ofreció Enrique, frotándose el pelo, avergonzado.

“No señor. No se preocupe por eso. Esto fue mucho mejor de lo que realmente pensamos que estaba sucediendo. Será mejor que regresemos a la estación. Y bueno, al menos todos tenemos una divertida historia navideña para contar a nuestras familias esta noche”, bromeó el oficial Santos mientras ambos policías se iban.

Enrique fue a la cocina donde Tommy estaba comiendo su cereal. “Papá, la policía va a encontrar a los ladrones y mis regalos, ¿verdad?”, preguntó el chico con entusiasmo.

“Hijo, es hora de que hablemos”, dijo Enrique mientras se sentaba a su lado. Exhaló un suspiro y explicó: “A Santa no le robaron. Lamento haber dicho eso antes. Fue una mentira, y no debería haberte mentido sobre esto porque es importante”, dijo mirando a Marta en busca de apoyo.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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“Pero entonces, ¿qué pasó?”, preguntó el niño, desconcertado.

“Cariño, tu papá y yo pensamos que tu lista era demasiado larga. Verás, la Navidad no se trata de recibir regalos en absoluto. Para algunas personas, se trata de su fe. Para nuestra familia, se trata del espíritu de dar”, explicó Marta.

“¿Cuál es el espíritu de dar?”, preguntó Tommy.

“Es difícil de explicar, y algunas personas nunca aprenden esta lección, sin importar la edad que tengan. Pero esperamos que lo hagas. Es mucho mejor dar que recibir”, concluyó Marta.

“Entonces, ¿Papá Noel le dio mis regalos a otra persona?”, cuestionó el niño.

“Algo similar. Thomas, vienes de una familia afortunada. Tus padres ganan mucho dinero y tú siempre recibes los mejores regalos del mundo. Pero otros niños no tienen tanta suerte. Solo reciben regalos de Santa”, respondió Enrique.

Técnicamente era otra mentira, pero esta era la mejor manera de explicarle a Tommy lo que sucedió y no revelar que Santa no existía.

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“Ah, ok. Bueno, supongo que está bien. Todavía tengo los mejores regalos que pedí”, asintió Tommy. Marta y Enrique le sonrieron a su hijo. Solo tenía cinco años, por lo que no esperaban que entendiera perfectamente su punto. Pero esto era lo suficientemente bueno por ahora.

Tommy terminó de comer y se fue a jugar con sus juguetes nuevos. “Bueno, eso fue mejor de lo que dijimos esta mañana. Mi padre se va a morir de risa cuando le digamos lo que pasó”, dijo Marta cuando Tommy estaba fuera del alcance del oído.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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“Sí, bueno. Tenemos suerte de no haberle dicho que secuestraron a Santa o algo así. Podrían haber traído al equipo S.W.A.T.”, bromeó Enrique.

Como predijo el oficial Santos, Enrique y Martha contaron esta historia navideña a sus familias todos los años, y se convirtió en una gran anécdota siempre.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Enseñe a sus hijos que los regalos no importan. Los regalos no deberían tener gran relevancia. Es el pensamiento detrás de ellos lo que importa.
  • No les mienta a sus hijos. Incluso si crees que es una pequeña mentira piadosa, podría convertirse en algo más grande.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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