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Padre conoce al prometido de su hija y la obliga a cancelar el compromiso de inmediato - Historia del día

Mayra Pérez
27 oct 2021
00:40

Un padre cenó con el prometido de su hija y decidió que ella no se casaría con él. Cuando ella se resistió a sus órdenes, le dio un ultimátum que no pudo rebatir.

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“¡Me caso con él, padre, te guste o no!”. Su declaración fue seguida por un silencio que se prolongó durante minutos. Luego se rompió.

“Harás lo que te digo o dejarás de ser mi hija”, dijo el hombre. Era Aaron Martin, esposo de una hermosa mujer llamada Beth y padre de Nancy, y para entender por qué dijo eso, debemos conocer la historia desde el principio.

Un padre está sentado con su hija pequeña, compartiendo un momento especial. | Foto: Unsplash

Un padre está sentado con su hija pequeña, compartiendo un momento especial. | Foto: Unsplash

Aaron era un hombre rico que fabricaba barriles para empresas importantes, mientras su esposa permanecía en casa como ama de casa a tiempo completo.

Aunque un poco conservadora, su familia siempre había sido feliz; sin embargo, todo eso cambió después de que Nancy se fue a la universidad. Desde temprana edad, su padre siempre le había inculcado la importancia del trabajo duro.

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Cuando trabajaba hasta altas horas de la noche en su oficina, padre e hija solían reunirse en su estudio antes de irse a la cama y él le contaba un poco sobre la vida y la importancia de poder perseguir los deseos con pasión.

“¿Sabes por qué una liebre es a veces más rápida que el gato salvaje detrás de ella?”, preguntó Aaron a Nancy en una de sus discusiones.

“¿Por qué tiene piernas largas?”, preguntó ella a su vez.

“No, cariño, es porque está corriendo por su vida. El gato solo quiere otra comida para llenar su barriga y perder a la liebre no terminará con su vida; sin embargo, es diferente para la liebre.”

“La liebre correrá más apasionadamente para alejarse del gato porque sabe que ser atrapado significa una muerte segura. En la vida tienes que estar preparada para perseguir apasionadamente tus metas.”

“Entiendo, papá”, había respondido Nancy, asombrada por lo que acababa de enterarse. Ella y su padre siguieron teniendo esas discusiones, y eso la ayudó a convertirse en una niña inteligente.

Joven mujer cargada de libros, sonríe. | Foto: Pexels

Joven mujer cargada de libros, sonríe. | Foto: Pexels

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Sus calificaciones fueron excelentes y su comportamiento ejemplar. Cuando llegó el momento de inscribirse en la universidad, habló con sus padres sobre su vocación. “Me gustaría ser abogada”, anunció Nancy.

“¿Una abogada?”, preguntó su madre.

“¿Por qué esa profesión?”, quiso saber su padre.

“Porque me dará la oportunidad de hacer algunos cambios en nuestra sociedad, y también disfruto de los programas y libros legales”, explicó.

Sus padres apoyaron su decisión y la enviaron a la universidad. Allí, Nancy se mantuvo al día, obteniendo buenas calificaciones y disfrutando de una red de amigos.

En algún momento de su primer año, un amigo la invitó a una fiesta y le presentó a otro estudiante de primer año llamado Gerardo. Era guapo y tan culto que Nancy se enamoró de él de inmediato.

“Este es el hombre con el que pasaré el resto de mi vida”, pensó cuando se dieron la mano por primera vez.

Después de su presentación, congeniaron de inmediato y descubrieron que tenían mucho en común. Se hicieron amigos fácilmente y, día tras día, Nancy se enamoró más profundamente de Gerardo.

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Una maleta en la entrada de una casa. | Foto: Pexels

Una maleta en la entrada de una casa. | Foto: Pexels

El único problema era que no tenía idea de si él sentía lo mismo por ella. Él era introvertido, y ella sabía cuánto le gustaba mantener sus emociones escondidas.

Cuando terminaron su primer año, la escuela cerró por vacaciones para que los estudiantes pudieran visitar sus hogares. Gerardo se fue un día después, pero Nancy no.

Estaba loca de amor, y no saber cómo se sentía él no facilitaba las cosas. Después de pensarlo todo el día, hizo las maletas y viajó más de 200 km hasta el hogar de Gerardo.

A pesar de que no había estado en su casa antes, la encontró con relativa facilidad porque había molestado al chico en el pasado para que le diera descripciones del lugar.

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Llamó a su puerta y fue recibida por la madre, Deborah, que ya conocía a Nancy pues su hijo se la había presentado como su amiga en el pasado.

“¿Nancy? ¿Qué estás haciendo aquí?”, preguntó la mujer, sorprendida y complacida de verla.

“Estoy aquí para ver a tu hijo, Deborah, tenemos asuntos pendientes”, respondió Nancy. Luego escuchó su voz.

“¿Quién está en la puerta, mamá?”, preguntó. En ese momento, ella entró, para sorpresa de Gerardo.

Una pareja mira la pantalla de una computadora portatil. | Foto: Pexels

Una pareja mira la pantalla de una computadora portatil. | Foto: Pexels

“¿Por qué estás aquí?”, preguntó mientras se fundían en los brazos del otro.

“Vine porque tengo algo que decirte Gerardo”, dijo cuando finalmente dejaron de abrazarse.

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“¿Qué es?”, preguntó, con un velo de preocupación en sus ojos.

“Sé que nos conocemos hace poco más de un año, y sé que no soy la persona más fácil, pero solo quería hacerte saber que te encuentro atractivo y que me encantaría estar contigo por el resto de mi vida.”

“No tienes que sentirte de la misma manera, pero quería que al menos supieras que lo que siento por ti es más que una simple amistad”, se apresuró a aclarar Nancy antes de que sus nervios la dominaran.

Respiró hondo después de hablar y luego abrió los ojos, que antes estaban cerrados porque tenía miedo de ver la expresión del rostro de Gerardo. Él estaba frente a ella, de rodillas.

“Siento lo mismo," dijo. “Simplemente no sabía cómo decírtelo y luego temí arruinar nuestra amistad si lo hacía. Yo también te amo y me encantaría pasar el resto de mi vida contigo.”

“Siento no tener un anillo, solo tengo mi palabra.”

Hombre anciano sentado ante una mesa, mal encarado. | Foto: Pexels

Hombre anciano sentado ante una mesa, mal encarado. | Foto: Pexels

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Fue como un cuento de hadas para Nancy. Gerardo no podría haberse expresado de una mejor manera, incluso si ella misma le hubiera escrito un guion.

La invitaron a cenar y, más tarde esa noche, los dos tortolitos hicieron planes para casarse. Pasaron toda la noche en ello, demasiado emocionados para dormir.

Nancy pasó el Día de Acción de Gracias con la familia de Gerardo y luego se despidió de Deborah y el resto de la familia. Era hora de que ella regresara a casa con las buenas noticias… y su futuro esposo.

Invitó a Gerardo a una cena familiar, pero a diferencia de su hogar, el ambiente no era de celebración. Cuando ella apareció en la puerta con él, su padre inmediatamente le preguntó quién era, a lo que ella respondió: “Mi prometido”.

Ante su respuesta, simplemente los dejó parados en la puerta abierta mientras regresaba a la casa. “Bueno, al menos no nos cerró la puerta en la cara”, bromeó Nancy.

Había previsto que su padre se comportara mal. Durante la cena, ella y Gerardo comunicaron sus planes de boda a Aaron y su esposa. Ellos no querían formar parte de eso.

“No puedes hablar en serio”, le dijo. “Tienes apenas 20 años y no puedes esperar que yo apruebe un matrimonio así. ¿Qué pasó con tu sueño de convertirte en abogada?”.

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“No pasa nada padre, terminaré la universidad y seré abogada, pero el amor también es importante. He encontrado a mi futuro esposo y quiero que lo aceptes”, le dijo obstinadamente a su padre.

Una pareja en medio de una situación compleja. | Foto: Pexels

Una pareja en medio de una situación compleja. | Foto: Pexels

Pero Aaron no estaba convencido y fue implacable ante la promesa de Gerardo de amar a su hija con cada fibra de su ser. Finalmente, le dio a Nancy un ultimátum: “O cancelas la boda o dejo de pagar tu matrícula universitaria. Dejaré que decidas.”

Eso fue lo último que dijo antes de levantarse para irse. “¡Me caso con él, padre, te guste o no!”, le gritó su hija, mientras él salía del comedor.

La declaración fue seguida por un silencio que se prolongó durante minutos. Pero se rompió cuando Aaron regresó para decir una cosa más. “Harás lo que te diga o dejarás de ser mi hija”.

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Ante eso, Nancy rompió a llorar. Se volvió hacia su madre en busca de ayuda, pero la mujer nunca iría abiertamente en contra de los deseos de su esposo, por lo que le rogó a Nancy aceptara su orden por un corto tiempo.

Nancy se vio obligada a romper con Gerardo después de eso. Pasaron muchos años y la joven se casó con otro hombre, pero debido a que nunca dejó de amar a Gerardo, ese matrimonio no duró y terminó en divorcio.

Cuando su madre falleció, Nancy descubrió un diario con una sola entrada: la fecha que ella y Gerardo habían marcado para su boda años atrás. Su madre nunca lo había olvidado. Ella tampoco.

Así que el Día de Acción de Gracias, al igual que lo hizo cuando estaban en la universidad hacía 50 años, Nancy decidió visitar a Gerardo. Afortunadamente para ella, él todavía vivía en la misma dirección y también se había divorciado de su esposa.

Manos entrelazadas de un hombre y una mujer con anillos nupciales. | Foto: Pexels

Manos entrelazadas de un hombre y una mujer con anillos nupciales. | Foto: Pexels

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Se confesaron nuevamente sus sentimientos y, unas semanas después, se casaron con la bendición del padre de Nancy. Fueron 17.500 días largos para esta pareja, pero se habían encontrado una vez más, y todo lo que querían era disfrutar cada momento juntos.

¿Qué aprendimos de esta historia?

Enséñeles a sus hijos buenos valores. El padre de Nancy le dio grandes lecciones a ella. Le inculcó la importancia del trabajo duro a pesar de que había nacido en una familia rica. Eso la ayudó siempre, y cuando encontró lo que realmente quería, fue tras ello con pasión.

Aprovecha cada oportunidad; podría resultar. Nancy se llenó de coraje para decirle a Gerardo lo que sentía. Él también sentía lo mismo, pero solo se atrevió a decirlo tras la confesión de ella.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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