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Un auto de policía | Foto: Shutterstock
Un auto de policía | Foto: Shutterstock

Niño no deja pasar a nadie a su habitación, luego llega un policía y entra - Historia del día

Georgimar Coronil
03 ene 2022
20:00

La bondad de un hombre transformó la vida de un chico solitario, luego de que una vecina llamara a la policía para que lo ayudara.

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La Sra. Dorado había notado que el niño de la casa de al lado estaba afuera a todas horas del día y la noche, andando en su patineta o hablando en las aceras con los otros chicos sobre cualquier cosa de la que hablan a su edad.

El caso es que cuando todos los adolescentes entraban a casa después de que sus mamás gritaran que era hora de cenar, ese chico se quedaba en la calle vacía, yendo y viniendo solo, con la gorra volteada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Ante esta situación, la señora Dorado se puso el abrigo y el sombrero y bajó a dar un paseo hasta la comisaría de policía. Se acercó al sargento de guardia. "¡Buenos días, oficial!", dijo alegremente.

El agente, acostumbrado a que las personas entren en la comisaría con expresiones menos alegres, se quedó asombrado, pero le devolvió la sonrisa. "¡Buenos días a usted, señora! ¿Y en qué puedo ayudarle?".

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"No lo sé bien, oficial. En mis tiempos, se acudía a la policía si algo no estaba bien, y algo no está bien, no obstante, eso no significa que algo vaya mal, ni que sea criminal ni nada...".

El oficial la escuchó y llamó a uno de sus colegas, el oficial Antonio Mujica. El agente se sentó con la señora Dorado y le pidió que le contara todo.

"Bueno, en realidad no hay mucho que contar. Hay un chico, Javier Rodríguez, que es un buen joven, y va a la escuela todos los días... Sin embargo, cuando es hora de entrar a cenar, se queda en la calle solo".

"Creo que tal vez le espera algo malo en casa y no quiere ir, o no hay nadie con él, ¡y no tiene edad para estar solo!".

El oficial Mujica analizó lo que le había dicho la señora Dorado. "Definitivamente hay algo raro aquí", manifestó. "Pero no se preocupe, llegaré al fondo de esto".

El agente visitó primero la escuela del chico y se enteró de que Javier Rodríguez nunca faltaba a clase, siempre entregaba los deberes a tiempo y era un excelente estudiante, aunque fuera un poco callado.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Los otros niños manifestaron que Javier era genial y bueno en los juegos, pero nunca invitaba a nadie a su casa y ni dejaba que vieran su habitación. Según el director, Javier y su madre se habían mudado a la ciudad recientemente.

La mamá de Javier parecía una mujer trabajadora que estaba criando bien a su hijo de 13 años. El siguiente movimiento del oficial Mujica fue ir a la casa de Javier.

Javier abrió la puerta y se quedó de pie, bloqueando la visión de la casa con su cuerpo. "Buenas tardes", dijo el oficial Mujica sonriendo. "Soy el oficial Antonio Mujica. ¿Está tu madre?".

Javier miró al oficial Mujica de arriba abajo con recelo. "Mi mamá no está aquí ahora", manifestó.

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"Está bien...", expresó el oficial Mujica. "¿Te importaría si entro?".

"Bueno, veo 'La Ley y el Orden' con mi mamá, y no puedes entrar si no quiero que lo hagas, al menos no sin una orden judicial", respondió Javier y se quedó allí, bloqueando la entrada de la casa con su cuerpo.

El oficial Mujica negó con la cabeza. "No estoy aquí para meterte en problemas, Javier, solo quiero asegurarme de que todo esté bien contigo".

"¡Todo está bien!", gritó Javier. "¿Por qué no debería estarlo?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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"Bueno, cuando los niños no duermen en casa, a veces es porque tienen miedo. O tal vez algo no está del todo bien", dijo el oficial. "Así que si algo no está bien, puedes venir a verme".

"¡Todo está bien!", declaró Javier mientras se sonrojaba. "Simplemente me gusta andar en la calle cuando hay silencio, ¿de acuerdo? ¡Eso es todo!".

Mujica asintió. "Sí... A veces tengo esa sensación cuando patrullo de noche, como si fuera la única persona en la calle".

Javier sonrió. "¡Exactamente! Y cuando mamá no está...".

"¿Tu madre no está?", preguntó Mujica.

El chico bajó la cabeza. "Tuvo que volver a Miami estas dos últimas semanas. Mi abuela se rompió la pierna y mi abuelo tiene Alzheimer… "¡Pero estoy bien!".

"Sé que lo estás, Javier, eres un chico responsable. ¿Podrías dejarme entrar?", preguntó Mujica.

El joven lo dejó entrar y Mujica vio que la casa apenas estaba amueblada. Javier dormía en un colchón en el suelo de su habitación. "Mamá iba a arreglar todo, pero la abuela enfermó".

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"Está bien Javier, lo entiendo, dijo el oficial Mujica. “Sé que tu madre no tenía otra alternativa y no quiero meterla en problemas, así que ¿qué te parece si vengo a prepararte la cena todas las noches y tú duermes en casa de la señora Dorado?".

Javier aceptó a regañadientes. El oficial Mujica vendría todos los días después del trabajo, prepararía la cena del adolescente, revisaría sus deberes y se aseguraría de que fuera a la casa de la señora Dorado para dormir en su hogar.

"Mamá llega mañana", le dijo Javier a Mujica un día, "¡Y viene para quedarse!".

"Lo sé", manifestó Mujica con una sonrisa. "Pensé que tal vez te gustaría ayudarme a preparar una sorpresa para ella".

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"¿Una sorpresa?", preguntó Javier. "¿Qué clase de sorpresa?". Entonces Mujica condujo a Javier al exterior y estacionado frente a la casa, había un camión con muchos regalos.

Entre los obsequios se encontraban una cama para Javier, un televisor, una mesa, sillas, y todo tipo de cosas que Antonio creyó que le agradarían a la señora Rodríguez.

Cuando la madre de Javier llegó, la casa estaba transformada y parecía muy acogedora. La señora Rodríguez no podía creer lo que veían sus ojos. Entonces Javier le presentó al oficial Mujica, quien le explicó todo.

A partir de entonces, Javier y su madre tenían dos nuevos amigos con los que contar: la señora Dorado y el oficial Mujica. Mujica notó que la Sra. Rodríguez era muy bonita, así que empezó a salir con ella, y quizás un día Javier deje de ser el hombre de la casa.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Todos somos responsables del bienestar de nuestra comunidad: La señora Dorado vio que algo no iba bien con Javier e hizo lo correcto: pidió ayuda.
  • Si todos echamos una mano podemos ayudar a la gente en sus momentos de dificultad: La Sra. Rodríguez y Javier pasaron una mala racha, pero contaron con la ayuda de la Sra. Dorado y del agente Mujica.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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