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Bebés | Foto: Shutterstock
Bebés | Foto: Shutterstock

Mujer segura de que su esposo solo tiene un hijo conoce a la copia de su hijastro - Historia del día

Diego Rivera Diaz
29 nov 2021
07:30

Helena llevó a su hijastro Eric a una fiesta, y descubrió a otro chico que era idéntico a él. Se acercó al chico y a su madre, pero no imaginaba lo que estaba a punto de descubrir.

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"¡Papá! ¡Hoy vamos a una fiesta!", dijo Eric muy feliz en el desayuno. Helena miró a su hijastro y a su esposo con una sonrisa. Adán estaba concentrado en su teléfono, y apenas oyó a Eric. Solo respondió con un gruñido.

"Va a ser genial. ¡Puedes ponerte el suéter de lobos que te gusta!", dijo Helena, para que Eric no se sintiera ignorado. Él la miró, sonrió, y le contó todo lo que quería hacer en la fiesta.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Helena siempre trataba de suavizar esas situaciones, porque quería mucho a Eric. Se había casado con Adán principalmente por Eric, no porque estuvieran muy enamorados.

Lo conoció poco después de la muerta de su primera esposa, y empezaron a salir casi de inmediato. Helena había conocido a Eric desde que había quedado huérfano siendo apenas un bebé.

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Con los años, se fue dando cuenta de que Adán era un padre terrible. Siempre lo ignoraba, y era desgarrador. Pero Helena nunca se divorció para no dejar solo a Eric.

En unos meses, finalizaría el proceso de adopción legal, y ella sería madre del niño oficialmente. Pero hasta entonces, no podía dejar a Adán, pero no permitiría que Eric notase cuán patán era su padre.

Pero proteger la inocencia de su hijastro no era cosa sencilla. El chico ya tenía 10 años de edad, por lo que ya se daba cuenta de muchas cosas antes de que alguien se las explicara.

De todas formas, Helena estaba feliz de que Eric pudiese ir a una fiesta y pasar un buen rato con sus amigos. Todo indicaba que sería un día perfecto.

Adán tenía trabajo todo el día, pero Helena llevaría a Eric a la fiesta de cumpleaños de uno de sus compañeros de la escuela. El evento iba a ser en una pizzería con muchas máquinas de videojuegos infantiles.

Era uno de los sitios más populares entre los chicos de la ciudad. Y en cuestión de horas, su hijastro sería uno de los niños que estaría ahí, jugando felizmente, mientras ella hablaba con los demás padres.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Llegaron al lugar cuando la fiesta estaba en pleno apogeo. Eric vio al cumpleañero y se fue corriendo a jugar con él. Entretanto, Helena llevó el regalo que había comprado a la pila de obsequios en una esquina.

Luego, se acercó a la madre del cumpleañero, que estaba sentada con otros padres en una de las mesas. Helena sonrió, se quitó la cartera del hombro y se sentó con el grupo.

Había otras personas en la pizzería además de los invitados a la fiesta de cumpleaños, por lo que Helena no dejó de vigilar a Eric. De repente, lo vio solo en una esquina, con la capucha de su suéter tapando su rostro.

Helena frunció el ceño. Había mucho ruido y no quería gritar, así que se puso de pie y caminó hacia él. "Eric, cariño, ¿qué haces aquí solo?", preguntó, mientras ponía una mano en su hombro.

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El niño se volteó y la miró confundido. "¿Quién eres tú?", preguntó.

Helena quitó la mano de su hombro y se dio cuenta de que ese niño no era su hijastro. Ambos tenían suéteres del mismo color, y era increíblemente parecidos, pero este niño tenía una camiseta verde, y Eric tenía una azul.

"Disculpa, pequeño. Pensé que eras mi hijo”, se disculpó Helena mientras se alejaba del chiquillo. Pero quedó impresionada por el extraordinario parecido entre Eric y ese niño.

Volvió a mirar al niño justo cuando una mujer mayor salía del baño de mujeres y le sonreía. La mujer y el niño comenzaron a caminar hacia la salida, y Helena notó que el niño cojeaba levemente.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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De repente, comenzó a sospechar de algo. Decidió acercarse a la mujer y a su hijo y cerciorarse. "Disculpe. ¡Disculpe!", llamó a la señora antes de que saliera. La mujer mayor dio media vuelta y arqueó las cejas. "¿Sí? ¿Puedo ayudarla?", preguntó.

"Perdón por molestarlos. Me llamo Helena. No pude evitar darme cuenta de que su hijo se parece muchísimo a mi hijastro. Es increíble. Hasta tienen el mismo suéter. ¿No es una locura?", dijo Helena, con una sonrisa nerviosa.

"Ah, vaya, qué curioso. Mucho gusto Helena, yo soy Verónica, y este es Elías. ¿Dónde esta su hijastro?", preguntó la señora, mirando alrededor. Helena vio a Eric y lo llamó. El chico obedeció de mala gana y fue lentamente hacia ellos.

"¿Qué pasa, mamá? Estamos jugando", se quejó Eric.

"Eric, déjame presentarte a la señora Verónica y a...", dijo Helena, pero al ver la expresión en el rostro de la mujer mayor, dejó de hablar. La sonrisa de Verónica se desvaneció cuando Eric se paró frente a ellos.

Se llevó una mano a la boca y miró a Helena con los ojos llenos de lágrimas. "Oye, Eric, ¿por qué no le presentas a Elías a tus amigos?". Eric accedió e invitó a Elías a jugar con ellos, y el chico lo siguió.

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Helena entonces le preguntó a Verónica qué sucedía. Por favor, ¿quieres sentarte? ¿Qué pasa?". Se sentaron en una mesa cercana y Verónica respiró hondo. "¿Dónde empiezo? Debes ser la esposa de Adán, ¿no?", dijo.

"Debí saberlo cuando dijiste que tu hijastro se parecía a Elías. Se me olvidó. Pensé que era curioso y ya", dijo Verónica. Estaba visiblemente nerviosa. No dejaba de tocarse la barbilla.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

"Lo siento. Estoy confundida. ¿De dónde conoce a Adán?", preguntó Helena. Verónica la miró a los ojos y dijo tranquilamente: "La difunta esposa de Adán, Gracia, era mi hija".

“Murió al dar a luz, fue un parto complicado. Eran gemelos. Eric, tu hijastro, es el hermano gemelo de Elías. Pero Elías nació con una pierna más corta que la otra", explicó. Helena quedó boquiabierta.

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"Mis condolencias por la muerte de su hija"; dijo Helena, aún en estado de shock. "Pero no entiendo. ¿Por qué Elías no vive con Adán y Eric? ¿Por qué no me dijo nada?", preguntó.

"Adán no quiso a Elías. Al principio, pensé que era el luto. Pero luego entendí que Adán simplemente no quería criar un hijo con necesidades especiales. Quería un hijo perfecto", dijo Verónica.

"Ese fue Eric. Adán se negó incluso a mirar a Elías después de que los médicos nos dijeron de su pierna. Ni siquiera firmó el certificado de nacimiento. No podíamos abandonar a nuestro nieto en el hospital, así que vive conmigo y con mi esposo".

"Pero... ¡Eso es horrible! No puedo creer...", comenzó a decir Helena, pero se detuvo. Sí podía creerlo. Adán era justamente el tipo de persona que haría algo así.

"Dime, Helena. ¿Adán es buen padre con Eric, al menos? Él nos quitó la palabra en cuanto supo que nos habíamos llevado a Elías a casa. No pudimos hacer nada, y no sabemos cómo vive nuestro otro nieto", agregó.

"Pero seguimos siempre preocupados por él, y pensando en él. Dime. ¿Está bien? ¿Adán lo trata bien?", dijo, rompiendo en llanto mientras veía a los niños jugar a lo lejos.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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"Sinceramente, no. Adán es muy mal padre. No lo golpea ni nada, pero es muy negligente. Me casé con él para cuidar a Eric, a decir verdad", admitió Helena.

"Escuché que se casó meses después de la muerte de mi hija. Mi esposo se ofendió, pero yo pensé que era genial que Eric tuviera una madre. ¿Lo adoptaste?", preguntó Verónica.

"No, pero ya casi. Los papeles están tramitándose. Sinceramente, iba a dejar a Adán cuando Eric fuese mi hijo legal", dijo Helena con un dejo de amargura. Entonces, Verónica la tomó de las manos.

"Nuestra casa es enorme. Puedes quedarte todo el tiempo que quieras y te ayudaremos con todo. Quiero que Elías y Eric se conozcan", le dijo. Helena y Verónica sonrieron e intercambiaron números de teléfono.

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Por meses, Helena gestó el plan y coordinó con Verónica por teléfono. Cuando los papeles de adopción llegaron por correo, tomó a Eric y se fue a un hotel.

Le dejó una nota a Adán pidiéndole el divorcio. Se quedó en el hotel unos días, por si Adán la seguía, pues no quería que hiciera un escándalo en casa de Verónica.

Pero él ni siquiera llamó a preguntar por el niño. Helena fue a casa de Verónica, y ambas mujeres explicaron la situación a Eric y a Elías. Por suerte, los gemelos lo procesaron de maravilla. Se hicieron grandes amigos.

Poco a poco, los abuelos de Eric se hicieron familia de Helena. Todos vivieron juntos por años, y un día, Helena adoptó a Elías. Ninguno de ellos volvió a saber de Adán, y fueron muy felices.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Ser padre es más que solo aportar unos genes. Eric solo tenía a una persona que realmente velaba por él en esta vida, y esa era Helena, que no tenía ningún parentesco con él por sangre.
  • El amor es lo que hace a una familia. La familia se presenta de muchas formas. Helena y Eric encontraron a la familia que nunca supieron que existía en una pizzería, y nunca miraron atrás.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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