Joven adopta a un niño huérfano y descubre que es su hijo biológico - Historia del día
Reynaldo y su esposa no podían tener hijos y adoptaron a un niño de seis años en un orfanato. El niño se parecía mucho a él, lo que levantó las sospechas de todos. Y fue entonces cuando la madre del hombre confesó algo impactante.
“Cariño, es idéntico a ti. ¡Es asombroso!”, exclamó la madre de Reynaldo, la Sra. Pérez, durante su primer encuentro con el niño recién adoptado, Tomás.
Reynaldo y su esposa, Sandra, se enamoraron del niño tras visitar el orfanato local. Les tomó algo de tiempo, pero finalmente pudieron llevarlo a casa. Ellos habían intentado tener un hijo desde que se casaron justo después de graduarse de la universidad, pero no lo lograron.
Estaban reunidos en la casa de los padres de Reynaldo y todo iba bien. Tomás parecía estar adaptándose muy bien a su nueva vida con ellos.
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“Lo sé, creo que en parte es por eso que sentimos una conexión tan especial con él, pero es un poco extraño, ¿verdad?”, le respondió Reynaldo a su madre mientras veía a Sandra correr por el patio con Tomás y el perro de sus padres, Simba.
“Bueno, estaba destinado a ser. Me alegro de que lo hayas adoptado, cariño. Estoy muy orgullosa de ti porque algunas personas no aceptan niños grandes”, continuó la Sra. Pérez, dándole palmaditas en la espalda y sonriendo ante la hermosa escena en su patio trasero.
“Sí, bueno. Aparentemente, fue adoptado cuando era bebé, pero los padres adoptivos se acobardaron y lo devolvieron al orfanato. Es tan triste. No puedo imaginar que alguien hiciera eso”, explicó a su madre.
“Dios mío. No puedo creer que puedas devolver a un niño. ¿Qué sabes de sus padres?”, preguntó la señora Pérez.
“No habían completado la adopción, por lo que se les permitió devolverlo. De lo contrario, sería considerado un delito. Y según el director del orfanato, la madre biológica desapareció después de entregar al bebé”.
“Se suponía que era una adopción abierta. Pero ella les dio el bebé y se fue. Intentaron llamarla cuando regresaron a Tomás, pero no pudieron comunicarse con ella”, reveló Reynaldo, sacudiendo la cabeza por lo difícil que había sido la vida de su hijo.
“Entonces me siento aún más feliz de que los tenga a ustedes en su vida. Sin embargo, encuentro extraño que se parezca tanto a ti”, dijo la señora Pérez y de repente frunció el ceño. “Me pregunto…”
“¿Qué?”, preguntó Rey, mirando el rostro de su madre.
“No, no es nada. No te preocupes por eso. Déjame ir a jugar con mi nieto también”, dijo y se apresuró para unirse a Tomás y Sandra.
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Reynaldo miró a su madre con preocupación. ¿Qué estaba pensando? ¿Qué le estaba ocultando? ¿Acaso él y Tomás estaban emparentados de alguna manera?. Tal vez la conexión era un pariente lejano. Tendría que preguntarle más sobre eso a su madre.
Ese día lo pasaron muy bien. El pequeño Tomás se durmió en el sofá y Sandra lo cargó y lo llevó a su auto. Reynaldo se quedó atrás por un segundo y miró a su madre a los ojos.
“Mamá, ¿hay algo que no me estás diciendo sobre mi hijo? Necesito saber qué estás pensando”, preguntó.
La mujer mayor miró hacia abajo. “Ay querido, no sé mentir”, respondió la Sra. Pérez y respiró hondo. “Mira, no estoy segura y quiero estar equivocada. Hace años, Helena vino aquí para hablar”.
“¿Helena, mi exnovia?”, preguntó Reynaldo sorprendido.
“Sí. Unos meses después de que te fuiste, ella vino aquí y dijo que estaba embarazada. No le creí. Su barriga no era grande, ustedes habían terminado y todo había sido muy dramático. Me dijiste que no se hablaban y pensé que estaba mintiendo para recuperarte, así que le dije que se olvidara de nosotros”, reveló.
Reynaldo se tapó la boca con la mano. “Madre… no puedo creer esto. ¿Por qué no me dijiste algo en ese momento?”.
“Ella nunca volvió. Supuse que era mentira o que se había ido de la ciudad. Lo siento mucho. Pero Tomás no puede ser ese niño. Es imposible”, comentó la Sra. Pérez, esperando que sus palabras fueran ciertas.
“Si ella estaba embarazada justo después de que rompimos... bueno, podría ser Tomás. Tiene la edad adecuada”, agregó Rey.
Helena fue la única novia de Reynaldo antes de Sandra. Pero se separaron cuando él entró a la universidad porque ella no quería mudarse de ciudad. Recibió algunas llamadas de ella esos años, pero él se había negado a contestar.
“¿Qué vas a hacer? ¿Y si es el hijo de Helena?”, preguntó la Sra. Pérez. La preocupación y la culpa eran evidentes en su rostro.
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“Voy a hacer mi mejor esfuerzo por descubrir la verdad”, dijo Reynaldo con seriedad y miró la expresión avergonzada de su madre. “No te preocupes, mamá. Creo que trató de decirme lo que sucedió, pero no respondí sus llamadas. Ambos la rechazamos. Pero vamos a hacer lo correcto ahora”.
Abrazó a su madre y caminó hacia su auto, donde Sandra y su hijo lo esperaban. Esa noche, le contó a su esposa sus sospechas y ella se sentó en su cama confundida.
“Nunca pensé... o sea, el parecido es increíble. Pero asumí que podía ser una coincidencia. ¿Qué vamos a hacer?”, preguntó ella.
“No lo sé. No sé por dónde empezar. Supongo que el orfanato debería poder darnos más información. Quiero decir, dijeron que era una adopción abierta”, murmuró Reynaldo, inseguro.
“¡Eso es!”, exclamó Sandra. Se levantó de la cama y buscó en algunas de las carpetas de su escritorio. Una de ellas contenía todo lo relacionado con Tomás, y de allí sacó su certificado de nacimiento.
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“¡Aquí está! Helena Díaz. Vi el nombre cuando nos dieron los papeles, pero supongo que ustedes no”, compartió Sandra. “Realmente podría ser tu hijo. ¡Dios mío!”.
“Guao”, dijo Reynaldo mirando el nombre de su exnovia en el certificado de nacimiento de Tomás. “Tiene que ser cierto. Las fechas cuadran”.
“Hagámonos una prueba de ADN para confirmarlo. Pero no me importa, de cualquier manera, Tomás ya es nuestro hijo”, dijo efusivamente Sandra, sosteniendo la mano de su esposo en señal de apoyo.
"Claro que lo es. Pero sería bueno saberlo”, coincidió él.
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Le hicieron una prueba de ADN y confirmaron sus sospechas. Tomás era el hijo biológico de Reynaldo, lo que significaba que Helena no le había mentido a su madre. Cuando intentaron encontrarla, descubrieron que su exnovia había muerto en un accidente poco después de dar a Tomás en adopción. El orfanato desconocía lo ocurrido.
Afortunadamente, la prueba de ADN facilitó todo el proceso de adopción. Y cuando se convirtió en un adolescente, Reynaldo le contó todo y se disculpó por no estar ahí para él y su madre biológica.
Sin embargo, su hijo lo perdonó porque lo habían criado con tanto amor, atención y cuidado que nunca sintió que le faltara nada en su vida. Reynaldo nunca dejó de maravillarse por el hecho de que de alguna manera había “adoptado” a su propio hijo.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Algunas cosas están destinadas a suceder. Casi parece cosa del destino que Reynaldo y Sandra eligieran a Tomás, sin saber quién era.
- No asumas que las personas están mintiendo. La Sra. Pérez no debió rechazar a Helena cuando le contó sobre su embarazo. Debió confirmarlo primero y hablar con su hijo al respecto.
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