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Un sobre con dinero | Foto: Shutterstock
Un sobre con dinero | Foto: Shutterstock

Tras muerte de su madre, mujer deja a hermana tres billetes de 1 dólar y una nota como herencia - Historia del día

Cuando el padre de Julia y Hilda falleció, esta última luchó contra su madre por la herencia. Dijo cosas horribles, y Julia y su mamá idearon un plan para enseñarle una lección.

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“¿CÓMO TE ATREVES?”, le gritó Hilda a su madre, la Sra. Hernández, por teléfono. Julia escuchó todo desde la cocina, a pesar de que su mamá estaba usando el teléfono de la sala y no estaba en altavoz.

Hilda estaba enfadada porque su mamá había decidido la división del testamento de su fallecido esposo y padre de sus hijas. Le dejaría a ella el 30% del patrimonio, mientras que Julia recibiría todo lo demás.

No era una división equitativa, pero la Sra. Hernández sentía que Julia se merecía el dinero más que su otra hija porque tenían una mejor relación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Hilda y su esposo siempre habían sido codiciosos y egoístas. Los visitaban poco a ella y a su fallecido marido, o llamaban solo cuando querían algo.

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Pero la mujer mayor estaba siendo generosa. Al principio, Hilda no recibiría nada debido a la forma en que la trataba. Sin embargo, recientemente su hija y su esposo tuvieron gemelos a una edad relativamente avanzada, pues ella tenía 47 años y su marido 51.

Por eso, la Sra. Hernández decidió darle algo. Desafortunadamente, Hilda no estaba contenta con eso. “Hilda, por favor no me grites”, le dijo la señora a su hija por teléfono mientras veía a Julia acercarse.

Decidió poner la llamada en altavoz a partir de ese momento. “¡MADRE! ¡No puedes darle todo a Julia! Ni siquiera tiene hijos. ¿No te importan los gemelos? ¡Se merecen su parte del dinero!”, exclamó la mujer, sin saber que su hermana estaba escuchando.

“Hilda, no importa si Julia tiene hijos o no. Ella sacrificó gran parte de su vida para cuidarnos a mi y a tu padre, mientras que tú no. Además, estás casada. Tienes un sistema de apoyo”.

“Por otro lado, este es mi dinero y puedo decidir quién lo recibe”, respondió la Sra. Hernández. Pero esta no era la respuesta que Hilda quería escuchar.

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“¡NO ME IMPORTA LO QUE JULIA HA HECHO! ¿SABES QUÉ? ¡NO PUEDO ESPERAR A QUE MUERAS! ¡ENTABLARÉ UNA DEMANDA PARA RECLAMAR MI PARTE! ¡ADIÓS!”, gritó la mujer y colgó la llamada abruptamente.

La Sra. Hernández apoyó la frente en su mano y respiró profundamente. Julia finalmente estaba enojada, pero no podía demostrarlo. No podía creer que su hermana le dijera algo tan horrible a su madre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“Mamá, solo está enojada. No quiso decir eso”, mintió Julia para consolar a su madre, pero la Sra. Hernández sabía la verdad. Hilda lo decía en serio y lucharía con uñas y dientes por una parte más significativa en el testamento.

Afortunadamente, su abogado les dijo que, mientras Hilda recibiera algo, no podría impugnarlo. Durante los siguientes meses, la mujer llamó varias veces para persuadir a su madre de cambiar su testamento.

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Estas conversaciones siempre terminaban en grandes peleas que afectaban gravemente a la mujer mayor, y Julia se enojó aún más con su hermana. Finalmente, su madre murió y Hilda hizo una escena en el funeral, fingiendo estar muy angustiada por su muerte.

Afortunadamente, la mayoría de los familiares conocían su verdadero carácter, aunque no sabían lo terrible que había sido durante los últimos meses de vida de la Sra. Hernández.

Después del funeral, Hilda comenzó a llamar a Julia por la herencia. Ambas recibieron su parte, pero parecía que la primera ahora iba a ser desagradable con su hermana hasta que le diera algo más de dinero.

Finalmente, a Julia se le ocurrió un plan. Durante una llamada telefónica, le reveló su idea a Hilda. “Escucha. Quiero mudarme a Bogotá, así que venderé la casa de mamá. Te daré el 50 % de la venta, aunque la vivienda está a mi nombre. ¿Te parece?”, le preguntó a su hermana.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Excelente, Julia! ¡Gracias! Sabía que entrarías en razón. Nuestra madre era muy obstinada. Eres la mejor tía para los gemelos. Te juro que todo esto es por su futuro”, dijo Hilda por teléfono.

Julia no sabía si su hermana realmente estaba planeando destinar el dinero a sus hijos, pero no importaba porque ella había mentido.

La venta de la casa fue rápida porque estaba ubicada en una zona bastante buena de la capital y había toneladas de compradores interesados. La madre de los gemelos estaba salivando ante la idea de recibir la mitad del dinero por la venta de la casa.

Julia pensó que no se lo merecía en absoluto. “Ok, voy a poner tu parte del dinero en una cuenta bancaria y te enviaré los detalles más tarde. ¿Está bien?”, le preguntó ella a Hilda cuando se tomaron un café justo antes de irse a la ciudad.

“¡Claro! ¡Por supuesto! ¡Aunque te voy a extrañar mucho!”, dijo la mujer con una sonrisa en la que su hermana no confiaba para nada.

“Genial, bueno, adiós”, respondió Julia, poniéndose de pie y dándole a Hilda el abrazo más incómodo del mundo. Pero esta última puso todas sus habilidades de actuación en el abrazo, fingiendo que realmente iba a extrañarla.

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Una semana después de que Julia dejara el estado, finalmente le envió los detalles de la caja de seguridad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Tu hermana no podía transferir el dinero a nuestra cuenta?” preguntó el esposo de Hilda, pensando que este procedimiento era extraño.

“Ella es una idiota. Lo sabes. Iré al banco ahora mismo y revisaré las cosas”, respondió la mujer, sonriendo maliciosamente.

Pero en el banco, la llevaron a la caja de seguridad y vio tres billetes de $1 dentro. “¿Eso es todo?”, preguntó en voz alta y finalmente notó la nota dentro junto a los billetes. Decía: “Eso es todo lo que te mereces”.

Los gritos y llantos de Hilda se escucharon por todo el banco ese día. Pero Julia la había bloqueado y nunca más se volvieron a ver.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La codicia no conduce a nada. Hilda trató a todos horriblemente y solo quería dinero. Ella no recibió nada al final.
  • Trata de cumplir los deseos de tus parientes. Aunque Hilda la molestaba terriblemente, Julia no quería ir en contra de los deseos de su madre.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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