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Muñecas y osos de peluche | Foto: Shutterstock
Muñecas y osos de peluche | Foto: Shutterstock

Millonario se burla de veterano que vende juguetes en la calle hasta que ve el colgante de su hermano en su cuello - Historia del día

Mayra Pérez
16 may 2022
02:05

Un abogado adinerado se burla de un veterano, hasta que ve el colgante de plata que lleva en su cuello. Al conocer la verdad, entiende el gran error que cometió en el pasado.

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Samuel Portillo era un abogado rico cuya firma tenía varias sucursales en su país. La había heredado de su padre junto con una enorme fortuna, con la que pudo expandir la exitosa empresa que presidía.

Un día, salió de su oficina para dirigirse al bar. Estaba de mal humor después de un largo caso en el que había estado trabajando, y necesitaba relajarse.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

En el camino, se encontró con un hombre que vestía un uniforme militar desgarrado. Estaba vendiendo juguetes viejos como muñecas, osos de peluche y autos al costado de la carretera.

“¡Apoya a las tropas!”, exclamaba en voz alta.

Samuel se detuvo en seco y miró al veterano con desprecio. No creía en el trabajo pro bono; solo se ocupaba de casos millonarios y menospreciaba a las personas que no tenían mucho en la vida.

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“Estos juguetes trajeron felicidad a mis hijos. ¡Ahora, podrían traer alegría a los tuyos!”, decía alegremente el hombre del uniforme.

Al escuchar esto, Samuel se burló. “¿Hablas en serio? Nadie te comprará esos juguetes luciendo así”, se burló, mirando al hombre de pies a cabeza.

“¿Por qué no? Estos juguetes hicieron muy felices a mis maravillosos hijos. ¡Ahora podrían llevarle algo de alegría a los tuyos!”, respondió el veterano, con cortesía.

“Pareces un payaso. ¿Por qué llevas un uniforme militar deteriorado? Aquí no hay guerra. Estás haciendo que nuestro ejército parezca un chiste”, continuó diciendo.

El hombre miró hacia abajo con tristeza. Se arregló el cuello de su uniforme, dejando ver el colgante de plata que llevaba alrededor del cuello. Samuel se dio cuenta de que le resultaba familiar.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Cuando lo miró más de cerca, reconoció que era el colgante de su hermano. Samuel y su hermano Víctor habían estado separados durante años. Se había visto por última vez cuando murió su padre.

Ambos hermanos querían heredar la firma de su padre y eso les hizo tener fuertes discusiones. Cuando el anciano murió, Samuel ya era abogado. El testamento establecía que ambos heredarían la firma como socios, pero él no quería eso.

Falsificó otro testamento en el cual él se quedaba con la mayor parte de la fortuna, así como con la firma de su padre. A Víctor le dejó una pequeña cantidad de dinero.

Samuel se sintió como un ganador. Sin embargo, a medida que la firma iba creciendo, su soledad se fue haciendo cada vez mayor. No tenía una familia con quien compartir su fortuna; solo vivía para su trabajo.

“¿Dónde conseguiste ese colgante?”, le preguntó al hombre en la calle.

“¿Este?”, dijo, sacando el collar. “Pertenecía a mi compañero. Murió en la guerra, y yo pude sobrevivir. Me lo dio antes de morir”, reveló el hombre.

El corazón de Samuel dio un vuelco. “¿Víctor se había enlistado en el ejército?”, se preguntó.

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“¿Puedo saber el nombre de tu compañero?”, preguntó Samuel, cambiando repentinamente su tono de voz.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

“Su nombre era Víctor Portillo. Fue un héroe y salvó a nuestra brigada”, dijo con orgullo.

Samuel palideció y empezó a sudar. Sentía que algo se le rompía por dentro. Víctor Portillo era su hermano, y escuchar su nombre le hizo sentir escalofríos.

“Vendo los juguetes de mis hijos para ayudar a la familia de Víctor. Reciben una pensión, pero no es suficiente. Dejó a su esposa y tres hijos”, reveló el hombre.

Samuel se cubrió la boca con la mano, todavía en estado de shock. “Lamento haber sido grosero contigo. A veces soy un hombre muy arrogante. No debí haberte juzgado”, se disculpó.

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El veterano negó con la cabeza. “No te preocupes, está bien. Supongo que me veo tonto con un traje militar. Lo uso para honrar a Víctor, aunque sé que algunos pueden no entenderlo a primera vista”.

Samuel compró todos los juguetes que vendía el veterano. Le contó que Víctor era su hermano y no lo había visto desde la muerte de su padre.

Al escuchar esto, el veterano se quitó el collar y se lo entregó a Samuel sin dudarlo. “Deberías tener esto”, dijo. “Lamento que ustedes dos nunca se hayan vuelto a ver”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Samuel no pudo evitar llorar. Agarró el collar en su mano y se disculpó en silencio con su hermano. Preguntó dónde vivían la viuda y los hijos de Víctor, y el veterano lo llevó personalmente.

Cuando llegaron, Samuel se presentó. “Lo siento... sé que es demasiado tarde para pedirle perdón a Víctor, pero quiero disculparme contigo”, le dijo a la viuda de su hermano, Amanda.

“Me arrepiento de todo. Desearía haberme mantenido en contacto, y desearía nunca haber dejado que el dinero se interpusiera en nuestro camino. Lo siento mucho”, sollozó Samuel. “Me pregunto si alguna vez me hubiera podido perdonar”, suspiró.

Amanda le sonrió y señaló el colgante. “Deberías abrir el colgante”, instó. Samuel miró la joya y la abrió lentamente.

Vio una foto de la esposa y los hijos de Víctor, a un lado, y una de cuando él y su hermano cuando eran más jóvenes, al otro.

“Él te perdonó y siempre te quiso. Deberías saber eso”, dijo Amanda.

Desde entonces, Samuel se comprometió a cuidar de la familia de Víctor. Compró una casa para ellos y abrió cuentas bancarias a nombre de los niños para asegurar su educación.

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Samuel también le ofreció a Amanda y al veterano, cuyo nombre era Miguel Ángel, trabajos bien remunerados en su firma que les permitiría tener vidas tranquilas. El amor por Víctor los unió para siempre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El dinero no puede comprar la felicidad. Samuel pensó que sería feliz de por vida, una vez que fuera rico, pero en la cima solo sintió una profunda soledad y extrañaba tener una amorosa familia.
  • Siempre debemos anteponer al amor por la familia, a la ambición por una herencia. Samuel estafó a su hermano con la herencia de su padre y dedicó su vida a hacer más dinero. Sin embargo, descubrió que una vida sin su familia era infeliz y vacía.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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