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Un bebé llorando | Foto: Shutterstock
Un bebé llorando | Foto: Shutterstock

Hija le prohíbe a su anciana madre entrar a su casa por intentar robarle a su hijo - Historia del día

Guadalupe Campos
30 may 2022
18:25

La madre de Mariana, Elia, quería que su nieto se llamara Jacobo, pero ella y su marido no estaban de acuerdo. Elia se metió en cada detalle de la crianza y, cuando establecieron límites, intentó hacer algo terrible.

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Mariana y Ricardo estaban esperando su primer hijo, pero decidieron esperar hasta el nacimiento para averiguar el género. Elia, la madre de Mariana, no estaba de acuerdo con esta decisión porque quería saber todo sobre su próximo nieto.

"¿Qué tal si llamo a tu médico y me entero yo misma? ¡Entonces puedo hacer un baby shower como se debe, y tal vez incluso una revelación de género!", dijo Elia con entusiasmo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“No, mamá. Hemos tomado nuestra decisión. Tienes que respetar nuestros deseos", dijo Mariana, frustrada.

"Es solo que estoy tan emocionada por el bebé... No irás a culparme de ello, ¿no? Además vamos, tengo experiencia en esto, sabes que es conveniente escucharme", se defendió.

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"Sé que tienes más experiencia, pero este es nuestro bebé. Somos los padres, y las decisiones las tomamos nosotros", intervino Ricardo. Si bien él no odiaba a su suegra, ella venía siendo una prueba para su paciencia desde que anunciaron el embarazo.

Esa noche, Elia se fue a regañadientes y ambos se sintieron aliviados. "Realmente no deberíamos haber dejado que tu madre se metiera tanto en nuestros asuntos", murmuró Ricardo.

Mariana y Ricardo se habían conocido en la universidad, y se habían mudado al vecindario de la familia de ella cuando habían tomado la decisión de tener hijos. Al principio, parecía la opción más sensata. Era bueno tener a Elia cerca, tanto para cuidar de ella, que después de todo era viuda y tras la jubilación estaba un poco sola, como para que les diera una mano con los preparativos.

En teoría, era un plan perfecto. En la práctica... Bueno, no tanto.

"Lo sé, mi amor. Pero bueno, es su primer nieto...", la justificó Mariana.

Al día siguiente, Elia regresó y los tomó por sorpresa. “¡El nombre del bebé tiene que ser Jacobo, en honor a mi padre!", exigió.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Mamá, aún no hemos elegido un nombre, y ni siquiera sabemos el género", le respondió Mariana.

"Pero Jacobo es perfecto, y eso significa que ya no tienes que preocuparte por el nombre. ¡He quitado ese estrés de tu vida!", insistió la futura abuela.

"¿Y si el bebé es una niña?", dijo Mariana, riendo.

“¡No! Va a ser un niño. Ves que tienes el vientre en punta... ¡Estoy segura de ello! ¡Por fin vamos a tener un niño en la familia!", se entusiasmó.

Mariana sabía que su madre siempre había querido un niño, pero estaba pasándose. Además, a Ricardo tampoco le iba a gustar ese nombre. Pero decidió postergar la discusión. "Ya veremos, mamá", respondió.

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Finalmente, Mariana y Ricardo tuvieron un hijo varón, y decidieron llamarlo Andrés porque a ambos les gustaba mucho ese nombre. Elia se quejó de todas las maneras posibles, pero no le hicieron caso.

Mariana pensó que había entrado en razón. Pero luego reparó en que cada vez que iba a la casa, Elia llamaba a su nieto Jacobo. Al principio creyó que era un error. Sin embargo, siguió haciendo eso cada vez, sin importar cuánto la corrigieran. Ricardo comenzó a ignorarla y evitarla cada vez que venía.

"Deberías dejarme al bebé el fin de semana", sugirió la abuela un día. "Así pueden descansar y tomarse un tiempo para estar en pareja.

A los jóvenes padres no les parecía una buena idea. Menos les gustaba el tono de Elia, que siempre parecía estar criticándolos. Así que le dijeron que no. Con horror, los padres se dieron cuenta de que Elia siempre buscaba excusas para llevarse al bebé con ella a paseos o compras, y siempre demoraba en devolverlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Mariana se estaba cansando de eso, y con el poco sueño que deja un recién nacido también estaba corta de paciencia. Tuvo una seria charla con su madre, y dio el asunto por saldado. Oyó a Elia llamar al bebé Andrés, y su actitud cambió. Todo parecía ir bien.

Con este panorama, Mariana y Ricardo se confiaron, y un día le pidieron a Elia que cuidara al niño mientras ellos iban al cine.

"¡Pero por supuesto, diviértanse!", aceptó la abuela con una gran sonrisa.

"Bueno, mamá, llámanos cualquier cosa que necesites", indicó Mariana. Elia les dijo que no se preocuparan, y ellos se fueron al cine.

Pero Elia no tenía planes de hacer de niñera. "Esos dos no están capacitados para criar a este chico", se dijo. "Lo voy a llevar conmigo". Así que tomó al bebé, armó un bolso con sus cosas y fue a la puerta.

"Mamá, olvidamos mi teléfono móvil", dijo Mariana, en la puerta. "¿Pero qué...?", se detuvo en seco, al ver a su madre con Andrés preparada para una verdadera mudanza.

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"¡¿Qué hace?!", gritó Ricardo.

“¡Nada! Vamos a dar un paseo con Andrés. Los bebés se duermen de inmediato paseando, ¿verdad?", mintió Ella.

"Madre, dame el bebé ahora mismo", dijo Mariana con severidad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

“No, en serio. Yo… ustedes no entienden… puedo hacerlo mejor, lo sé…" se justificó Elia. Finalmente, Ricardo corrió hacia ella y se llevó a Andrés con fuerza pero con cuidado.

"¡Sal de nuestra casa inmediatamente antes de que llame a la policía!", bramó Ricardo, mientras se llevaba al niño a su habitación.

Elia miró a su hija con desconsuelo. "Yo no... no sé... él es mi bebé... puedo criarlo mejor...", tartamudeó.

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"¡No es tu bebé! Madre, necesitas terapia. ¡Y ahora vete! Ya no eres bienvenida aquí", sentenció Mariana y fue a ver al bebé.

La abuela compungida se fue, y no la vieron durante varios meses. Pero Mariana oyó de una tía que se había buscado un terapeuta para trabajar en sus problemas. Después de varios años, finalmente le permitieron ser parte de la vida de Andrés.

Pero nunca más lo volvieron a dejar a solas con ella.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Establece límites apropiados con tu familia. Los miembros de la familia tienen que respetar tus decisiones, especialmente con respecto a tus hijos.
  • Cuidado con las señales de alarma. Mariana no quería desconfiar de su madre y bajó la guardia. Luego se arrepintió de ello.

Comparte esta historia con tus amistades. Puede alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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