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Familia en una boda | Foto: Shutterstock
Familia en una boda | Foto: Shutterstock

En su boda, novia descubre que su abuela pobre es millonaria tras abrir su regalo - Historia del día

Una novia se negó a invitar a su abuela a su boda pues pensaba que la avergonzaría porque no era rica. El día de su ceremonia, descubrió el regalo de la anciana y se dio cuenta de que era millonaria.

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Mia creció en un hogar sencillo y modesto con padres y abuelos de clase trabajadora que se esforzaban día y noche para satisfacer sus necesidades.

Sin embargo, mientras sus padres vivían con sencillez, siempre se aseguraban de permitirle a su hija algunos lujos siempre que podían.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Su abuela Lucía, en cambio, siempre había sido la más frugal. Ella solo tenía dos pares de zapatos que reparaba cada vez que se rompían para no tener que comprarse unos nuevos.

Repartía los comestibles que compraba semanalmente para que ningún ingrediente se desperdiciara y nunca daba regalos a los miembros de su familia.

Cuando era niña, Mia no pensaba mucho en las costumbres de su abuela, pues de todos modos podía comer la deliciosa comida que cocinaba Lucía.

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Sin embargo, a medida que crecía, comenzó a pensar que la mujer mayor simplemente era codiciosa con su dinero y había decidido no gastarlo por alguna extraña razón que la joven aún no había descubierto.

A pesar de su vida sencilla, Mia era inteligente. Obtuvo becas en una de las mejores escuelas secundarias y universidades, lo que la expuso a personas de diferentes orígenes, especialmente a los ricos.

Al ver cómo sus compañeros de clase vivían cómodamente, comenzó a sentir envidia y quería más de la vida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Cuando finalmente probó la buena vida después de graduarse de la universidad, solo esperaba lo mejor: las mejores ofertas de trabajo, el mejor departamento, la mejor ropa y el mejor hombre para casarse.

Mia se enamoró de un rico ejecutivo corporativo llamado Marcos, que trabajaba en la misma empresa que ella. Comenzaron a salir. Iban a lujosas vacaciones y comían en los restaurantes más exquisitos del estado.

Pronto, la joven comenzó a sentirse descontenta con lo que su propia familia tenía para ofrecer. Ya no disfrutaba de las comidas caseras de su abuela y ya no quería ir de campamento con sus primos.

Cuando Marcos le propuso matrimonio y ella dijo que sí, Mia no perdió tiempo en planear la boda. Ella quería que fuera catalogada como la “boda del año”.

La joven quería que todo en su boda fuera lujoso, incluida su lista de invitados. Por lo tanto, no planeó invitar a su propia abuela, Lucía, pensando que no encajaría.

“Ella es tu abuela. Debería verte caminar hacia el altar, cariño”, le dijo su prometido Marcos, pero ella negó con la cabeza.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Es muy delgada y no sabe vestirse bien”, insistió. “Sobresaldrá como un pulgar dolorido. Preferiría que no asistiera”, insistió.

Los padres de Mia también insistieron en que invitara a su única abuela viva, pero ella se negó rotundamente. “Iremos a cenar con ella después”, les dijo a sus padres.

Después de enterarse de que no vería a su nieta caminar hacia el altar, Lucía quedó desconsolada. Sin embargo, ella no quería preocuparse por eso y solo le dijo a Mia que entendía.

El día de la boda, la anciana envió una rosa gigante al vestidor de su nieta. Quería que Mia la recibiera antes de la ceremonia, pensando que alegraría el día de su nieta.

Sin embargo, cuando la joven recibió la rosa, no se emocionó. “¿De dónde vino esto? ¿La escogió de uno de los arreglos florales de afuera?”, se burló.

Su madre frunció el ceño. “Tu abuela debe haber tenido una razón para darte esta hermosa rosa, Mia. Solo apréciala por su belleza. Nunca había visto una rosa tan grande en mucho tiempo”, le dijo a su hija.

Mía suspiró. Pensaba que la rosa era hermosa, pero no pensaba que fuera un regalo de bodas apropiado, especialmente de parte de Lucía.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando su madre salió de la habitación y Mia se quedó sola, decidió jugar un jueguito de “Él me ama, él no me ama”, arrancando los pétalos de la rosa uno por uno.

Cuando terminó de arrancar el último, se sorprendió al ver una pequeña nota pegada en el centro de la flor.

“¿Qué es esto?”, se preguntó mientras trataba de sacar el papel de la flor. Lo abrió y se dio cuenta de que era una breve nota de su abuela, con una pequeña llave pegada en la parte inferior de la hoja.

“Mia, me alegro de que te cases en la iglesia a la que solíamos ir juntas cuando eras una niña. Mi buen amigo, el padre Jaime, guardó una caja para mí todos estos años. Abre el armario de la habitación en la que estás y encontrarás de lo que estoy hablando. De tu abuela”.

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Mia, curiosa, tomó la llave que venía con la nota y caminó hacia el armario. En el interior, las túnicas del párroco colgaban en línea recta, y había un cofre de tamaño mediano en el fondo.

La joven se dio cuenta de que la llave pegada al papel estaba destinada a abrir el cofre, así que eso fue exactamente lo que hizo. Cuando la abrió, no estaba preparada para lo que vio dentro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Sus ojos se abrieron cuando vio montones de dinero en efectivo dentro de la caja. También había una nota encima de las pilas.

Esta decía: “Al comenzar este nuevo capítulo en tu vida, mi querida Mia, rezo por tu felicidad. Espero que esto te ayude a ti y a tu esposo a construir la vida que deseas para tu familia. Te amo más que a nada en este mundo. Tu abuela”.

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Las manos de Mia temblaban mientras leía la nota. Revisó las pilas de dinero en efectivo y se dio cuenta de que no podían ser menos de un millón de dólares.

La joven se sintió terrible por lo cruel que ha sido con su abuela y lo crítica que fue con ella. “No puedo creer que ni siquiera pensé en invitarla hoy. ¿Qué clase de nieta soy?”.

La ceremonia estaba a punto de comenzar en un par de minutos, pero Mia se negaba a caminar hacia el altar sin antes hablar con su abuela. Condujo hasta la casa de la anciana, donde la encontró sentada con una taza de té en las manos mientras miraba la televisión.

“¡Abuela!”, dijo la joven, apresurándose a abrazarla. “Abuela, lo siento mucho. He sido muy egoísta, egocéntrica y materialista, tanto que rompí el hermoso vínculo que solíamos tener cuando era niña”, dijo llorando.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Mia, cariño, ¿qué haces aquí? ¡Se supone que te vas a casar!”, respondió Lucía, sorprendida de que su nieta estuviera en su casa durante su día especial.

Mía negó con la cabeza. “Lo siento, abuela. Vine a disculparme por lo mal que te he tratado. Vi el cofre que me dejaste. Todos estos años, has vivido modestamente cuando tenías todo ese dinero. Podrías haberlo gastado para ti, ¡pero lo guardaste todo para mí!”.

Lucía sonrió. “Al crecer, mi sueño era ser rica. Cuando tuve una familia, mi objetivo cambió, y todo lo que quería era tener una nieta a quien cuidar y consentir mientras viviera”.

“Cuando tus padres te tuvieron, yo estaba muy feliz, y todo lo que quería era hacerte feliz a ti también”, compartió.

“Mia, crecí teniendo una vida difícil y no quiero que experimentes lo mismo. No te preocupes por mí. He vivido cómodamente a través de los años. Me aseguré de guardar todo eso para ti. Estoy bien, cariño, así que ve a casarte”, dijo la anciana, abrazando a su nieta que lloraba.

Mia negó con la cabeza una vez más. “No me voy a casar sin ti, abuela. Vamos, vamos a vestirte. Tenemos una boda a la que asistir”, dijo, guiando a su abuela a su habitación para que pudiera ponerse un vestido.

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Ese día no solo fue el día más feliz de la vida de Mia sino también de la vida de Lucía. Desde entonces, la joven se aseguró de cuidar bien a su abuela y aprovechar al máximo su tiempo juntas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Lucía vivió lo suficiente para ver a sus bisnietos y su nieta estaba feliz de enseñarles a sus hijos la importancia del amor y la familia.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El amor de un abuelo es puro y eterno. Aunque Mia fue distante con su abuela durante una parte de su vida, esto no cambió la forma en que Lucía amaba a su nieta. Trabajó duro toda su vida para poder darle a la joven un regalo que nunca olvidaría. Ese regalo le enseñó a Mia que la vida no siempre se trata de cosas materiales sino de amor y familia.
  • Las cosas más importantes en la vida son las relaciones que construyes con tus seres queridos. La vida no se trata solo de cosas materiales, sino de las relaciones que eliges nutrir y apreciar a lo largo de tu vida.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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