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Casas | Foto: Shutterstock
Casas | Foto: Shutterstock

Tras ser abandonada con 8 meses de embarazo por su esposo, los vecinos se turnan para visitarla - Historia del día

Grecia estaba embarazada de ocho meses cuando su esposo, Richard, decidió dejarla por otra mujer, y luego se llevó casi todo lo que pudo de su casa.

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“¡Richard, no puedes hacer esto! Estamos casados. Hicimos votos. ¿Qué hay de nuestro hijo?” le dijo Grecia a su esposo, quien estaba haciendo las maletas tras de contarle las noticias más terribles de su vida.

“¡Ya no me importa! Estoy enamorado de Amelia. Estamos hechos el uno para el otro. Tú y yo, honestamente, fuimos un gran error. Nunca debí casarme contigo. Debí haber elegido a Amelia desde el principio”, dijo él y continuó con su tarea.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Desde el principio?”.

“¡Sí! Ya tenía sentimientos por ella cuando tú y yo nos casamos. ¡Debería haber tomado la decisión correcta en ese entonces!”, añadió.

“¡Richard! ¡Hemos estado casados ​​por dos años! ¿Me estás diciendo que has tenido esta relación con ella desde antes de que nos casáramos?”.

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“¡Tú eres el que quería intentar tener un bebé! ¿Por qué no te divorciaste de mí antes de eso? ¡Esto es una locura!”, dijo Grecia, agitando las manos mientras observaba a Richard cerrar su bolso y recogerlo.

“No sé. No sé. ¡Ya no me importa! Esto no está funcionando para mí. No puedo ser padre ni tu marido. Ya no te quiero ¡Eso es todo! ¡Ahora, déjame ir!”, dijo, deteniéndose justo en frente de ella porque estaba bloqueando la puerta.

“¡No! ¿Qué va a decir tu madre o el resto de tu familia? ¿Cómo se van a sentir sobre esto?”. cuestionó la mujer, poniendo su mano en el umbral para evitar que él saliera.

“Mi madre y todos en mi familia ya lo saben. Los llamé anoche”, reveló Richard, encogiéndose de hombros.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Obviamente, están de mi lado, así que ni siquiera intentes contactarlos, aunque sospecho que ya te bloquearon. De todos modos, muévete antes de que te obligue a moverte”.

De alguna manera, esas palabras hicieron el mayor impacto en Grecia. Ella provenía de una familia pequeña, y cuando sus padres murieron hace años, se mudó a la ciudad donde conoció a Richard.

Su familia se había convertido en la suya. Amaba mucho a su suegra y a todos los demás parientes de Richard. “¿Saben de esto?”, preguntó ella respirando. Sus palabras se ahogaron en la última parte.

“¡Sí! ¡Por el amor de Dios, muévete!”, exigió el hombre, y ella finalmente cumplió. Todavía estaba tambaleándose por toda la revelación. En un instante, no solo había perdido a su esposo sino a toda la familia a la que se había acostumbrado durante años.

Habían sido muy amables y genuinos con ella, pero no debían haber sentido lo que ella sentía por ellos si ya sabían sobre la relación de Richard con la otra mujer.

Mientras la desesperación se apoderaba de ella, Grecia agarró su pancita de embarazada y se tiró al suelo. Tras escuchar la puerta principal cerrarse, ella se entregó a llorar.

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Alguien debe haberla escuchado porque, de repente, un par de brazos estaban tratando de levantarla. Habían pasado algunas horas desde que Richard se había ido.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Grecia, vamos, cariño. Vamos a levantarte del piso”, dijo amablemente la voz de su vecina, Estefanía. Ella se puso de pie y miró directamente a su buena amiga que vivía al lado. Debió haber decidido entrar sin llamar.

“¿Qué pasó?”, preguntó la mujer visiblemente preocupada.

“Richard me dejó”, espetó Grecia. Su voz era llorosa, pero parecía que no tenía más lágrimas que derramar.

“Está bien. Vente a mi casa conmigo. Vamos”, dijo Estefanía sin dudarlo, y aunque Grecia trató de rechazar su oferta, su amiga no aceptó un no por respuesta.

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Esa noche, le contó a su vecina todo lo que Richard había dicho, especialmente la parte más dolorosa de que su familia se había puesto de su lado.

“No puedo creer que hicieran algo como eso. Pero, en mi opinión, Richard siempre fue un niño de mamá. Es típico que las madres cubran el mal comportamiento de sus hijos”, dijo Estefanía.

“Pero eran muy amables conmigo”, respondió Grecia, sacudiendo la cabeza.

“Bueno, eso ya terminó, cariño. Odio ser franca, pero estás a punto de tener un bebé y ahora estás sola. Es hora de hacer un plan y te ayudaré. Te lo juro. No estás sola”, le aseguró su amiga, sosteniendo su mano.

Grecia durmió en su habitación de invitados esa noche. Nunca imaginaron lo que sucedería al día siguiente. Estefanía acompañó a su amiga de regreso a su casa, e iban a encargarse de comprar comestibles y algunas cosas necesarias para el bebé.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Aparentemente, Grecia y Richard aún no habían comprado nada porque esperaban que su familia les hiciera un baby shower. Obviamente, eso ya no sucedería.

Pero cuando llegaron a su casa, la vieron vacía. Sus muebles se habían ido, y la mayoría de los electrodomésticos de la cocina también. Grecia corrió a sus habitaciones.

Todo lo que quedaba era su cama donde encontró una nota de Richard. En esta él le decía que se había llevado todas las cosas porque había sido él quien las había comprado y tenía derecho a llevárselas.

“¡Esto debe ser una mala broma!”. Grecia quedó impactada con lo que decía la nota y Estefanía se la arrebató de las manos.

“Dios mío”, pronunció ella, sacudiendo la cabeza. Rompió el papel en pedacitos y los arrojó al suelo. “No te preocupes, Grecia. No te preocupes. Estoy aquí para ti”.

“¿Cómo pudo?”, preguntó la angustiada mujer embarazada, pero su amiga no tenía una respuesta honesta para ella. Ella solo pensaba que Richard era la escoria más grande de la Tierra.

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Estefanía llevó a su amiga de compras, pero además de comprar comestibles, también fueron a una tienda de electrodomésticos. Richard le había dejado a Grecia una estufa de cocina y el refrigerador, pero a ella le vendría bien un microondas y algunas otras cosas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Finalmente, Estefanía le consiguió una cuna para el bebé en secreto. “Amiga, esto es demasiado. Las cunas son muy caras. Tengo que revisar mis finanzas. No creo que pueda devolverte el dinero”, protestó Grecia cuando llegó la cuna, pero Estefanía insistió.

La futura madre estaba muy agradecida por la generosidad de su amiga, pero no tenía idea de cómo superaría esto después de que su esposo la abandonara y la dejara en la indigencia. Probablemente tendría que contratar a un abogado caro para el divorcio.

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Una de sus vecinas mayores, la Sra. Hernández, la visitó al día siguiente. Tenía un montón de ropa de bebé que le ofreció a Grecia.

“Gracias, Sra. Hernández. ¡Esto es de gran ayuda!”, dijo la mujer embarazada. Estaba sorprendida, pues no tenía idea de cómo supieron lo que había pasado.

“No te preocupes, cariño. Saldrás de esto. No eres la primera mujer que elige al hombre equivocado. ¡Tú y tu bebé no están solos!”, declaró la señora mayor con vehemencia. Y decía la verdad porque ese día pasaron más vecinos a visitar a Grecia.

Le ofrecieron muebles de segunda mano, más cosas para el bebé y, finalmente, el señor Sánchez le ofreció la tarjeta de su sobrino, un abogado de divorcios.

“Él va a trabajar de forma gratuita para ti, querida niña. Y si hay algo más que necesites, dímelo”, aseguró el hombre mayor, y Grecia no podía creer su generosidad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La última vecina, la señora Prieto, llevó varios guisos para que Grecia no tuviera que preocuparse por cocinar durante un tiempo.

“Estefanía nos contó lo que pasó, y si alguna vez tienes hambre o simplemente quieres hablar, también puedes comunicarte conmigo. Crie a mis hijos sola y sé que será difícil. Pero puedes hacerlo”, explicó.

Grecia finalmente entendió quién les había contado a los vecinos sobre su situación. Estaba agradecida con su amiga, y cuando nació su hijo, lo llamó Estéfano en su honor.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Ayuda a tus vecinos. Aunque no conozcas bien a tus vecinos, siempre debes velar por ellos y por su bienestar. Todo el mundo necesita la bondad humana, y Estefanía era una de las mejores vecinas de la historia.
  • El matrimonio y ser padre son compromisos serios que no deben tomarse a la ligera. Richard rompió todos sus votos y promesas con Grecia, y es una de las peores cosas que alguien puede hacerle a otra persona.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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