Militar es echado de la boda de su hermana cuando llega para sorprenderla - Historia del día

Un soldado que había partido en misión quiso sorprender a su hermana el día de su boda, pero fue expulsado de la celebración. A regañadientes, se fue del lugar. Poco después lo llevaron de regreso al evento.

Maritza siempre había soñado con tener la boda de cuento de hadas perfecta, desde que era una niña. Quería que todos los miembros de su familia estuvieran allí con ella e imaginaba a su padre acompañándola hacia el altar.

Desafortunadamente, su papá murió cinco años antes de que encontrara a su pareja y, poco antes de que se celebrara su boda, su hermano mayor, Marcos, fue enviado a una misión militar.

Maritza le pidió a su hermano que volviera a casa para la boda, pues lo único que quería era que él la acompañara hacia el altar para que representara a su difunto padre.

Aunque Marcos quería estar allí para el día especial de su hermana pequeña, su agenda era tan impredecible que no podía comprometerse a volver a casa.

La joven estaba angustiada. Quería que su hermano asistiera. Ella sugirió posponer la boda, pero el militar la disuadió porque, independientemente de la fecha, no podría comprometerse a asistir.

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“Lo siento, Maritza”, se disculpó el hombre. “No tendré autorización de nuestro superior hasta un par de días antes de la salida programada. No pospongas tu boda por mi culpa. Estaré contigo en espíritu”, explicó.

Aunque estaba desconsolada, la joven siguió adelante con la boda a regañadientes después de que su madre la convenciera. La mujer mayor le había asegurado que estaría con ella en cada paso del proceso.

Pero dos días antes de la boda, Marcos se enteró de que podría asistir. Decidió no contarle a nadie sobre sus planes para sorprender a su hermana apareciendo inesperadamente en la ceremonia.

Sin embargo, cuando llegó a la iglesia, lo echaron por no estar en la lista de invitados. “No lo entiendes. Soy el hermano de la novia”, trató de decirle al guardia de seguridad. “Quería sorprenderla hoy tras volver a casa”.

"Si fueras el hermano de la novia, habrías estado en la lista de todos modos", explicó el guardia de seguridad. “Tu nombre no está aquí, y no hay forma de que podamos comprobar que estés diciendo la verdad. Por favor, vete antes de que comience la procesión".

Desesperado, Marcos buscó en el lugar un rostro familiar, pero no había nadie a quien pudiera reconocer. “¿Puedes al menos llevarme a la habitación de la novia, entonces? Así puedo demostrarte que soy su hermano”, preguntó.

El guardia de seguridad negó con la cabeza. “La novia y su séquito ya se están preparando para marchar hacia el altar. Si no estás en la lista, no puedo permitirte entrar, y eso es definitivo, dijo.

Después de darse cuenta de que el hombre no lo dejaría entrar, Marcos se fue a su casa. No quería causar una escena en la boda y que su hermana sufriera un estrés innecesario.

En cambio, se condicionó a pasar el día solo y visitar a su madre y hermana al día siguiente para no estropear la celebración.

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Pero poco después de cambiarse a su ropa normal, Marcos escuchó el timbre de la puerta. Entonces fue a abrirla y se sorprendió al ver a Maritza y a su prometido cuando la abrió.

Antes de que pudiera decir nada, la joven se apresuró a abrazar a su hermano. “¡Marcos!”, dijo emocionada. “¡Estoy muy contenta de que estés aquí!”.

“¿Qué están haciendo aquí? ¡Su ceremonia comenzará en 15 minutos! Llegarás tarde”, le dijo el militar a su hermana.

“No habrá ceremonia sin ti allí”, dijo la novia, sacudiendo la cabeza. “Lamento que te hayan echado. No esperaba que nos sorprendieras porque no había sabido nada de ti en un par de días”.

Su prometido, José, también se disculpó con Marcos. “Escuché de mis familiares que había un hombre con su uniforme militar que intentó ingresar a la ceremonia, pero fue rechazado por el guardia de seguridad”.

“Inmediatamente me acordé de ti, así que me apresuré a decírselo a Maritza”, reveló.

La mujer sabía que su hermano no iría a ningún otro lugar que no fuera su casa, así que ella y el novio se apresuraron a su casa. “Ahora vamos, Marcos. ¡Vístete! Tienes que acompañarme hacia el altar en un par de minutos”, le dijo.

El hombre se cambió rápidamente a su uniforme militar porque Maritza quería que lo usara en lugar de un traje. Estaba orgullosa de que su hermano fuera soldado y quería que todos supieran los sacrificios que seguía haciendo por el bien de su país.

La mujer tenía todo lo que podía desear el día de su boda, excepto la presencia de su difunto padre. Era el día más feliz de su vida porque se casaría con el hombre de sus sueños rodeada de sus seres queridos.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Las personas hacen todo lo posible para que sus seres queridos sean felices. Marcos no estaba seguro de que se le otorgaría un permiso para asistir a la boda de su hermana, pero hasta el último día, trató de asegurar que le dieran un día libre para acompañarla al altar. Sabía cuánto ansiaba Maritza su boda, así que hizo todo lo posible para estar allí para ella en ese día especial.
• Los soldados que luchan por el bien de su país y de sus habitantes merecen respeto. Marcos trabajaba duro por el bien de su país. Soldados como él merecen respeto, pues la mayor parte del tiempo están lejos de sus seres queridos arriesgando su vida para proteger y salvaguardar a toda la población.

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