Hijo lleva a su madre viuda al altar y le entrega una caja: "Papá quería que abrieras esto ahora", dice - Historia del día

Un niño pequeño acompaña a su madre viuda hacia el altar en su día especial y le da un regalo conmovedor. Lo que encuentra dentro la hace llorar de emoción.

Lucas, de 11 años, extrañaba mucho a su papá, Andrés. Él había sido mucho más que un padre; era su mejor amigo y compañero en los partidos de béisbol de los viernes por la noche. Pero después de su muerte, las cosas cambiaron.

Lucas ya no miraba béisbol y nunca más había visto a su madre, Clara, feliz. Dos años después, aún lloraba cuando veía las fotos de Andrés. Eso era algo que no le gustaba al niño, y deseaba fervientemente ver sonreír a su madre otra vez.

A su corta edad, Lucas era un niño muy despierto y sabía que su madre salía en citas. Pero cuando regresaba siempre lucía muy triste. Nadie podía hacerla feliz como lo hacía su padre, pensaba el chico.

Pero la verdad era que Clara no estaba lista para seguir adelante sentimentalmente. Darle a otro hombre un lugar en su vida y la de Lucas no se sentía bien. Una parte de ella sentía que estaba traicionando a su amado Andrés.

“Tenemos que seguir adelante, mamá. Tienes derecho a tener un novio y a ser feliz”, le dijo Lucas una noche. Y fue entonces cuando las cosas cambiaron.

“¿Crees que estás listo para un nuevo papá, Lucas? Mamá no te está presionando, cariño”, le había dicho, y Lucas asintió, frunciendo los labios.

“Si tengo un nuevo papá, ¿tú serás feliz? Si tú eres feliz, yo también lo soy”, dijo. “Papá siempre me decía que la vida debe continuar. Así fue como entendí que podía divertirme después de que la abuela nos dejara, aunque la extrañaba demasiado”.

Las palabras de su hijo hicieron reflexionar a Clara, y después de un tiempo, decidió presentarle a su nuevo novio, Miguel. Ellos habían estado saliendo durante algunos meses, y realmente le gustaba.

Pero la idea de engañar a Andrés era lo único que le había impedido aceptar su relación con todo su corazón. Las palabras de Lucas la habían ayudado mucho y pronto se sintió lista para el siguiente paso.

Cuando Lucas conoció a Miguel, se sintió muy emocionado. ¡Era exactamente como su papá! Sacó la silla para Clara cuando ella se sentó a la mesa y limpiaron la cocina juntos después de que terminaron de comer.

“Lucas, ¿te gustaría un helado? Me preguntaba si el chocolate sería una buena opción”, dijo, y el niño sonrió.

“Ese es el favorito de mamá”, dijo. “¡Y el mío también!”.

“¡Muy bien, entonces, chocolate para todos! Me gusta más la vainilla, ¡pero por mayoría el chocolate gana!”, dijo con una gran sonrisa.

“¿Vainilla?”, preguntó Lucas, decepcionado. “¡Eso es aburrido, Miguel!”

“Pensándolo bien, tienes razón. De ahora en adelante, mi favorito será el chocolate, porque a mis dos personas favoritas les encanta”, guiñó un ojo y Lucas sonrió.

Con el tiempo, Lucas y Miguel se volvieron muy cercanos. Disfrutaban de los partidos de béisbol y los fines de semana los pasaban juntos los tres, como una familia. ¡Ah, y era un cocinero fantástico!

Un domingo por la tarde hizo las mejores hamburguesas con queso y una deliciosa parrillada, y Lucas se convirtió en su mayor admirador.

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Clara notó cada una de esas cosas y estaba totalmente feliz de tener a Miguel en sus vidas. Sabía que su hijo compartía sus sentimientos, por lo que cuando recibió una hermosa propuesta de matrimonio, no dudó en aceptarla.

“¡Sí! ¡Ahora podré llamarte papá!”, dijo Lucas mientras los abrazaba. Luego, con cierta nostalgia, le hizo saber que su difunto padre siempre estaría en su corazón.

“Lo sé, y estoy agradecido de que me hayas aceptado en tu vida”, respondió Miguel, abrazando a Lucas y Clara. “Estoy feliz de estar con ustedes”.

El día de su boda, cuando Clara estaba de pie con su vestido de novia en su habitación, Lucas estaba muy emocionado. “Sabes que voy a caminar contigo al altar, ¿verdad, mamá? Quiero hacerlo”, le dijo.

Limpiando sus lágrimas suavemente, Clara lo abrazó. “Por supuesto que puedes hacerlo, cariño. Me encantaría verte hacerlo”, dijo.

Así que Lucas acompañó a su madre al altar y, después de colocar las manos de Clara en las de Miguel, sacó una caja de su bolsillo y se la entregó. “Papá quería que abrieras esto ahora”, dijo.

“Pero antes de que lo abras, quiero leerte algo…”, comenzó, sacando una carta de otro bolsillo. “Papá escribió esto cuando estaba en el hospital”. Lucas se aclaró la garganta y comenzó a leer la carta de Andrés:

“Lucas, sé que tu mamá siempre me amará tanto como yo los amo a ambos. Pero un día traerá a otro hombre a nuestra casa, y eso está bien. Tu mamá tiene derecho a ser feliz, y tú también, pero tienes que asegurarte de que sea alguien que se preocupe por ti y por ella.

Y si él es ese hombre, entonces tienes que respetarlo. Asegúrate de que sus intenciones sean genuinas, y que sea el mejor compañero para tu madre y un padre para ti”.

“Ahora puedes abrir esa caja, mamá”, finalizó.

Clara estaba llorando, y cuando abrió la caja, lloró aún más. Encontró el anillo de bodas de Andrés en la caja y otra carta para ella.

“Te conozco y sé que a tu lado está un buen hombre. Te amo y siempre lo haré. Sin embargo, estoy seguro de que te sientes mal por seguir adelante y sé cómo ayudarte con eso.

Por favor, pon este anillo en el dedo anular de tu futuro esposo. ¡Para que siempre recuerde que solo puedes ser la esposa de un hombre bueno, honesto y leal!”.

“Hazlo, mamá”, dijo Lucas. "Sé que Miguel será el mejor padre para mí... y te amará por siempre”, añadió.

Al escuchar las palabras de Lucas, Miguel no pudo contener las lágrimas. “Nunca los decepcionaré, campeón. Lo prometo”, dijo. Y cumplió su palabra.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Seguir adelante es un signo de sanación, no de olvido. Clara se contuvo de enamorarse después de la muerte de Andrés, pero las palabras de Lucas le dieron el coraje para seguir adelante y encontrar el amor nuevamente.
• Un hombre que ama a su familia no se apartará jamás de su lado. Andrés ya no estaba físicamente con Clara y Lucas, pero su presencia y ejemplo los acompañaría por siempre. Él les dio el mejor criterio a la hora de escoger a quién le abrían las puertas de su hogar y de sus corazones.

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