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Camión de comida estacionado en un parque | Foto: Shutterstock
Camión de comida estacionado en un parque | Foto: Shutterstock

Vendedora callejera alimenta a chico pobre a diario, 2 años después él la invita a un restaurante de 5 estrellas - Historia del día

Mayra Pérez
08 nov 2022
12:00

Una bondadosa mujer se compadece de un niño pobre y lo alimenta gratis a diario. Dos años después, su generosidad es recompensada de la forma más inesperada, cuando la invitan a un restaurante de 5 estrellas.

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Anna era una amable persona que creía en ayudar a los necesitados. Al crecer como huérfana, su vida había sido muy difícil y eso la había enseñado a ser amable con los necesitados.

Dirigía un pequeño camión de comida cerca de un parque para ganarse la vida y sus clientes la adoraban.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“¡Señora Vidal! Lo siento mucho. Nos hemos quedado sin bollos de sésamo. ¿Le parecería bien con los regulares?”.

“Oh, claro que sí. Seguro estará delicioso”, respondió la cliente.

Así era Anna. No solo se ganaba la vida con su camión de comida; apreciaba lo que hacía y estaba agradecida por ello. Trataba a cada cliente como si los conociera desde hace mucho tiempo. ¿Cómo podría alguien no amarla?

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Un día, Anna estaba trabajando en el camión de comida cuando vio a un niño al otro lado de la calle mirando en su dirección con ojos necesitados.

“Seguramente tiene hambre”, se dijo. Pero su día estaba siendo muy ajetreado y lleno de pedidos, por lo que no le prestó mucha atención.

Cuando miró al otro lado de la calle más tarde, el niño no estaba allí. Pensó que se había ido, pero luego escuchó una vocecita detrás de su camioneta. “Señorita, ¿puede darme algo de comer?”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Anna le pidió a uno de sus asistentes que se hiciera cargo y fue a la parte trasera de la camioneta, donde vio al frágil niño con la ropa sucia. Parecía débil y pálido, y ella pudo ver por qué estaba tan desesperado por comer.

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“¿Puedes al menos darme sobras?”, preguntó. “Por favor, hace días que no como...”.

“¿Cuál es tu nombre?”, preguntó Anna.

“Soy Tim”, dijo el niño. “No me correrás, ¿verdad?”.

Anna le acarició suavemente la cabeza. “Por supuesto que no, Tim. ¿Qué tal si tomas asiento en ese banco del parque? ¡Te traeré un sándwich y una bebida!”.

“Gracias”, dijo entre lágrimas. “Eres muy amable”.

“Y tú eres muy dulce. Ve a tomar asiento. ¡Estaré allí en 2 minutos!”, le dijo con una sonrisa.

Anna preparó rápidamente un sándwich de pollo con una guarnición de patatas fritas y una bebida para el niño.

Un Tim hambriento se abalanzó sobre la comida tan pronto como Anna se la dio, y las lágrimas brotaron de sus ojos. “¡Se estaba muriendo de hambre! ¡Pobrecito!”, pensó.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Come más lento, Tim”, dijo suavemente. “Si te quedas con hambre, puedo traerte un poco más”.

De repente, Tim dejó de comer.

“¿Qué pasó? ¿Te llenaste?”, preguntó Ana.

Tim negó con la cabeza.

“¿Por qué haces esto? Cuando pedí comida, todo el mundo me dijo que me largara. ¿Por qué me ayudas?”, preguntó Tim.

Anna sonrió. “Porque Dios me ayuda todos los días, Tim. Este sándwich y estas patatas no son nada comparados con la satisfacción de alimentar a alguien que está hambriento. Come bien y dime si necesitas algo más, ¿vale?”.

Tim comenzó a llorar y Anna le dio un cálido abrazo para consolarlo. Más tarde, supo que el padre del niño había perdido su trabajo después de perder la visión de un ojo y que su madre había muerto en un accidente automovilístico.

Anna se sintió terrible por el niño y decidió ayudarlo. Comenzó a alimentarlo gratis todos los días e incluso le mandaba comida a su padre. A cambio, Tim prometió ayudarla en el camión.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Pronto, Tim y Anna se hicieron amigos, y ella le ayudó a recaudar dinero para el tratamiento de su padre. Unos meses más tarde, llegó al camión de comida y ella le dio comida, como de costumbre. Pero ese día, el niño tenía noticias.

“Papá y yo nos vamos a mudar”, dijo. “Consiguió un trabajo, y tenemos que irnos a otra ciudad”.

“¡Esas son buenas noticias, Tim!”, dijo Anna, aunque estaba triste. Lo echaría de menos.

“Te extrañaré, Anna”, dijo Tim. “¡Y a tus sándwiches de pollo también!”.

“Bueno, yo también te extrañaré, muchacho”, dijo Anna. “¡Qué maravilloso que todo esté mejorando para ti y tu papá! Agradece por eso. Nos volveremos a encontrar pronto, con suerte…”.

Anna no esperaba volver a ver a Tim tras despedirse de él ese día, pero dos años después, estaba saliendo de su camioneta después del trabajo cuando un automóvil se detuvo junto a ella. El conductor se bajó y le entregó un sobre.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“¿Alguien me está invitando a un restaurante de cinco estrellas? ¿Quién?”, preguntó Anna después de leer la invitación dentro del sobre.

Inmediatamente después, Tim salió del auto y corrió hacia ella. “¡Anna! ¡Soy yo!”.

“¡Tim, qué sorpresa!”, exclamó. Le dio un cálido abrazo. “¿Cómo es que estás aquí?”.

Tim le dijo que quería devolverle su amabilidad invitándola a cenar en el restaurante. “¡Papá está en el restaurante! ¡Vine a buscarte! ¿Vienes conmigo?”, preguntó Tim, y Anna asintió con una sonrisa.

“Estaré encantada de acompañarte. Eres un chico dulce. ¡Vamos!”.

Esa noche, Anna tuvo una abundante cena con Tim y su padre, quien le agradeció por ayudarlos en tiempos difíciles. “Nunca olvidaremos lo que hiciste por nosotros, Anna. Gracias”, dijo con genuina emoción.

Anna enseñó a Tim que uno siempre debe ayudar a los necesitados, y ella a su vez encontró en el niño la compañía y el amor de una familia que no había tenido en mucho tiempo. La amabilidad hace maravillas.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre que puedas, sé amable y generoso con tu prójimo: Anna ayudó a Tim sin esperar nada a cambio y, dos años después, el niño decidió devolverle su amabilidad con un gesto conmovedor.
  • Sé agradecido con quienes te dieron la mano en un momento difícil: Tim y su padre recordaron cómo Anna los había ayudado cuando pasaban hambre y le agradecieron invitándola a una cena encantadora.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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