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Un niño mirando dentro de un auto | Foto: Getty Images
Un niño mirando dentro de un auto | Foto: Getty Images

Hombre rico ve a un niño mendigo que mira dentro de su coche y lo deja subirse: nota que lleva el broche de su difunta esposa - Historia del día

Georgimar Coronil
15 nov 2022
02:30

En el lecho de muerte de su mujer, Eddie promete encontrar a su hijo, al que nunca ha visto. Un día, el destino le lleva hasta un niño sucio, y ve el prendedor de su difunta esposa en la camiseta del niño.

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Eddie se quedó fuera del hospital, llorando. Se negaba a aceptar la amarga verdad. No quería entrar porque no tenía el valor de ver a su esposa, Victoria, muriendo lentamente.

Una enfermera le llamó. "Señor, disculpe, su mujer quiere hablar con usted. Por favor, hágalo rápido".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Eddie corrió al interior tan rápido como pudo. Sabía que estas podrían ser las últimas palabras de su esposa. Las lágrimas inundaron sus ojos cuando entró en su sala y la vio esperándole. Esperando que le prometiera encontrar a su hijo, al que nunca había visto.

"Cariño, creo que no lo conseguiré… ha llegado mi hora", dijo Victoria, tomando la mano de Eddie. Él miró inquieto el monitor cardíaco y vio que el ritmo cardíaco disminuía.

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Victoria continuó: "Prométeme que encontrarás a mi hijo y le dirás que 'mamá se arrepintió de lo que hizo hace ocho años'. Quiero que sepa lo mucho que le quería y le echaba de menos. ¿Lo harás por mí?".

Eddie sabía que esta sería su última promesa a su esposa. "Prometo encontrar a tu hijo, cariño", respondió, con lágrimas en los ojos. Victoria había estado luchando contra su enfermedad, con la esperanza de ver a su hijo por última vez antes de su muerte.

El tiempo se agotaba, así que Eddie empezó a buscar al niño. Llevaba siete años haciéndolo, desde que Victoria le contó quién era ese niño y por qué lo abandonó al nacer.

Hacía ocho años, Victoria era joven e ingenua. Se enamoró de un joven llamado Bruno y concibió a su hijo. Creía que él se casaría con ella, pero cuando llegó a su apartamento alquilado, descubrió que él no estaba.

Encontró una nota en la cerradura: “Por favor, sigue con tu vida. Olvídame y no me busques. Me voy de la ciudad. No puedo ocuparme de ti ni de este niño”.

Victoria estaba destrozada. Era huérfana y su única conexión en el mundo era su hijo que crecía dentro de ella, alimentándose de su miedo, su dolor y su felicidad.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Unos meses más tarde dio a luz a un adorable niño. Aunque quería criarlo, no podía hacerlo sola porque no tenía medios ni dinero. Además, quería salir adelante y pensaba que tener un bebé demasiado joven le arruinaría la vida.

Una semana después, Victoria dio a su hijo recién nacido en adopción cerrada. Se quitó uno de sus prendedores con un monograma único y lo colocó en la ropa del bebé. Le dejó una nota que decía: “Mamá te quiere por muy lejos que estés. Te quiero por siempre y para siempre. Adiós amor”.

El mundo de Victoria cambió a partir de ese momento. No volvió a ver a su bebé y siguió con su vida. Tiempo después conoció a Eddie, un hombre rico que a menudo cenaba en el restaurante en el que ella trabajaba como camarera.

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Eddie dirigía una exitosa empresa. Como Victoria, era huérfano. Se enamoró de su inocencia y belleza y supo que era la elegida.

La pareja salió durante un año y se comprometió a no guardarse nunca secretos. Victoria se sinceró sobre su relación fallida con Bruno y su hijo. Eddie la amó más por ser honesta y pronto se casó con ella.

Vivieron los días más felices mientras el negocio de Eddie alcanzaba su máximo esplendor. Eran ricos y podían permitirse cualquier cosa en el mundo menos un bebé. Los médicos le dijeron a Victoria que no podría volver a concebir, y el pronóstico la golpeó como un saco de ladrillos.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"¿Estoy maldita por haber abandonado a mi hijo?", gritó y decidió encontrarlo. Pero el destino no le facilitó el camino. Al tratarse de una adopción cerrada, su única pista para encontrarlo fue el prendedor que le dejó.

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Eddie y Victoria buscaron al niño incansablemente hasta que se enfrentaron a otro doloroso golpe. A Victoria le diagnosticaron una enfermedad terminal y no le quedaba mucho tiempo de vida.

"¿Lo veré antes de morir? ¿Has encontrado a mi hijo, cariño?", le preguntó dolorosamente a Eddie en el hospital, y el silencio de él se convirtió en una mirada de decepción.

Victoria murió dos días después, llevándose a la tumba su deseo insatisfecho de reconciliarse con su hijo. Pero Eddie estaba decidido a cumplir su promesa.

Buscó al chico durante varios meses e incluso publicó en Internet fotos del prendedor de su difunta esposa, con la esperanza de que su hijo lo viera y se pusiera en contacto con él. Cuando nada dio resultados, Eddie se dirigió al cementerio.

"Querida, no he podido encontrar a tu hijo. Pero créeme, seguiré buscándolo. Sé lo mucho que le querías y le echabas de menos. Haré todo lo necesario para cumplir tu último deseo".

Eddie volvía a casa desde el cementerio cuando se detuvo cerca de una floristería. Quería comprar las rosas favoritas de Victoria. Mientras regresaba con el ramo, vio a un niño sucio que se asomaba por la ventana de su auto. El chico apoyó la cara en el vidrio y miró hacia adentro.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"¡Eh, espera! Eh, chico!", gritó Eddie, sobresaltándolo. El niño huyó al verlo.

Eddie lo detuvo y le dijo: "¿Quieres subir y ver cómo es?".

El niño se alarmó, pero Eddie no mostró ira ni disgusto. Le encantaban los niños y por alguna razón no le apetecía ahuyentar al chico.

Eddie abrió la puerta del auto e hizo que el pequeño se sentara delante. El niño, presumiblemente de siete años, era tímido. Se acomodó y miró alrededor del vehículo con asombro, asegurándose de no tocar nada. Seguía teniendo miedo de Eddie.

"¿Te gusta?", le preguntó Eddie. Un trozo de metal brillante en la camiseta del chico le llamó la atención de repente. Intentó agarrarlo para verlo más de cerca, pero el pequeño se retiró y gritó: "¡Es de mi madre! No lo toques".

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A Eddie se le salieron las lágrimas. Buscó el otro prendedor que le había dado Victoria y se lo mostró al chico. "¡Esto también es de tu madre!", reveló.

El chico rompió a llorar al reconocer el prendedor. Era idéntico al que él llevaba. Luego le mostró a Eddie la nota que Victoria le dejó cuando era un bebé. "Estos son los únicos recuerdos que me dejó mi madre".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Reveló que fue adoptado por una familia que no fue amable con él. "Así que me escapé. No tenía dónde ir y vagaba por las calles. Dormía en estacionamientos y comía de los contenedores de basura. Busqué a mi madre, pero nunca la encontré".

Eddie no pudo contener las lágrimas y abrazó al niño. Lo llevó de vuelta al cementerio y le mostró la tumba de Victoria: "Hijo, ese es el lugar de descanso de tu madre".

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El niño se puso pálido por la conmoción y el dolor. Marchó hacia la tumba de su madre con el ramo de rosas, con lágrimas en la cara. Se puso de rodillas y lloró: "Mamá, soy yo… por favor, vuelve… mamá… mamá".

Eddie también lloró. Decidió que adoptaría al niño y lo llevó a casa para ayudarle a limpiarse y cambiarse.

"Por cierto, ¿cómo te llamas, hijo?", le preguntó.

"¡Jaime!".

Eddie y Jaime volvieron a casa para comenzar de nuevo como padre e hijo. Aquel día llovió mientras seguía haciendo sol, y Eddie no pudo evitar creer que aquellas eran las lágrimas de alegría de Victoria desde el cielo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Cuando se cierra una puerta, se abre otra: Eddie se quedó solo tras la muerte de su esposa. No tenía hijos y su vida era un vacío hasta que encontró a Jaime, el hijo de su difunta esposa que ella había abandonado. Adoptó al niño y se convirtió en su padre.
  • Nunca tomes una decisión precipitada sin valorar las consecuencias: Victoria dio en adopción a su bebé recién nacido porque no tenía los medios necesarios para vivir. Siguió adelante y llevó una vida feliz con Eddie. Pero cuando no pudo volver a concebir, se arrepintió de haber abandonado a su hijo.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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