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Anciano en silla de ruedas. | Foto: Shutterstock
Anciano en silla de ruedas. | Foto: Shutterstock

Hombre lleva a su mamá adoptiva a un hogar de ancianos: conoce allí a su papá biológico que no sabía que tenía un hijo - Historia del día

Un hijo que visitaba a su madre adoptiva a diario después de que se mudara a un hogar de ancianos conoció al nuevo amigo de la mujer mayor y quedó atónito. Este resultó ser su padre biológico.

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Cuando Lucas era un niño pequeño, una mujer con la sonrisa más dulce y un hombre con risa cordial lo llevaron a casa desde el refugio donde había sido abandonado por su madre biológica, y se convirtieron en su familia.

La mujer, Eva, y el hombre, Salvador, eran sus padres adoptivos, pero en el pequeño mundo de Lucas, lo eran todo. Desafortunadamente, ese mundo se encogió cuando solo tenía 8 años.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

El hombre falleció y el niño se quedó solo con su mamá adoptiva. Lloraba mucho porque extrañaba a Salvador, y Eva trataba de consolar su corazón roto.

Ahora, a los 38, Lucas quería volver a llorar así. Quería llorar porque Eva quería dejarlo y mudarse a un hogar de ancianos. El hombre no quería que eso sucediera.

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“Sería lo mejor para los dos. ¿Cómo se llamaba ese lugar? ¿Hogar del Amanecer? Lucas, por favor”, suplicó Eva.

Lucas se quedó sin palabras. “Te lo pido, hijo. No tienes por qué culparte por esto”, le aseguró la mujer mayor.

“Y estaría repitiendo lo que me hizo mi madre si accediera”, respondió, agitado. “Mamá, ¿cuál es el problema aquí? Si crees que no soy un buen cuidador, te encontraré uno. ¿De verdad tienes que hacer esto?”.

Eva sonrió a través de sus lágrimas. “Te amo, Lucas. Me siento muy bendecida de que, entre los niños del refugio, Salvador y yo te eligiéramos para traerte a casa”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Y ahora quieres dejarme”, se quejó el hombre. “¿Por qué de repente insistes en mudarte a un centro de enfermería, mamá? No quiero ser un mal hijo y abandonarte”.

“¡Ay, chico!”, dijo ella riendo. “Eres bienvenido a venir a verme, y tienen excelentes instalaciones para personas mayores como yo”.

“Mira, Lucas, quiero esto. Por mi culpa, estás poniendo tu vida en espera. Vive tu vida, cásate y ten hijos. Lo que hizo tu madre y lo que te pido no es lo mismo. Quiero esto, y estoy segura de que mi hijo no dirá que no, ¿verdad?”.

Eva ganó, como siempre. Lucas la amaba tanto que nunca le diría que no por nada. Dos días después, estaba empujando su silla de ruedas hacia su nuevo hogar.

Un amable cuidador del centro le mostró la habitación de Eva, que parecía un espacio cómodo con interiores muy bien hechos. Luego hizo un recorrido por la sala de recreo, donde vio a varios ancianos que parecían felices, a pesar de las trágicas historias que la cuidadora le había contado sobre ellos.

“Te amo, y vendré todos los días a verte, ¿de acuerdo?”, dijo el hombre y abrazó a su madre adoptiva antes de irse.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Te estaré esperando, cariño”, dijo. “Cuídate”.

Lucas se subió a su auto y se despidió de Eva antes de irse. De camino a casa, lloró. Ya la extrañaba. ¿Cómo iba a vivir sin ella?

Y bueno, no podía. Desde el día siguiente, Lucas comenzó a salir temprano de su oficina para poder pasar más tiempo con Eva en el hogar de ancianos. Y lo hacía todos los días.

“Te tengo envidia, Eva”, comenzaron a decirle sus amigos. “¡Tu hijo es uno en un millón! ¡Los hijos en estos días simplemente no parecen preocuparse por sus padres!”.

“Mi hijo es maravilloso”, les decía la mujer mayor a sus amigos con orgullo. “Mi esposo y yo lo acogimos cuando era un niño pequeño. Me siento afortunada de que haya llegado a mi vida”.

Y esa era otra sorpresa para los amigos de Eva porque Lucas no era su hijo biológico, pero la cuidaba como tal. Ella había sido bendecida y lo sabía.

Un domingo por la mañana, cuando Lucas visitó a Eva en el hogar de ancianos, ella lucía muy feliz. “¿Qué pasa, mamá?”, preguntó él riendo. “¡No te había visto sonreír así en mucho tiempo!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Oh, no lo vas a creer, querido!”, dijo Eva. “¡Conocí a un hombre aquí que ama la poesía de Emily Dickinson! ¿Puedes creerlo? Tenemos el mismo gusto por la literatura, y, y, ¡a él le encanta jugar al ajedrez! ¡Nos hicimos amigos y quiero que lo conozcas!”.

“Ya veo”, dijo el hombre con una sonrisa. “Entonces, ¿dónde está tu amigo especial?”.

“Oh, ven conmigo”.

Eva le pidió a su hijo que llevara su silla de ruedas a la sala de recreación, donde un hombre mayor estaba leyendo un libro. Era guapo, pensó el joven.

“Samuel”, dijo Eva. “¡Conoce a mi hijo, Lucas!”. El hombre se quitó sus anteojos para leer y sonrió. "¡Así que tú eres Lucas! He oído hablar muy bien de ti, jovencito. Encantado de conocerte, hijo".

“Encantado de conocerte también, Samuel”, dijo Lucas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Ya nos habíamos conocido, Lucas?”, preguntó Samuel de repente. “Algo en ti parece familiar”.

Lucas sonrió. "No lo creo, señor", respondió. "Estoy seguro de que lo estoy viendo por primera vez".

Samuel parecía incómodo, y el joven lo notó. En un momento, el hombre mayor frunció el ceño y sus ojos se quedaron fijos en Lucas.

“¿De dónde sacaste eso, chico?”, preguntó el hombre mayor de repente, mirando un colgante que llevaba puesto el joven, con los ojos llenos de lágrimas. “¡Ese colgante que tienes alrededor de tu cuello! ¿De dónde lo sacaste?”.

“Esto pertenece a mi madre biológica, señor”, dijo Lucas con calma. “Ella me abandonó cuando era niño, y aunque la odio por eso, aún conservo esto. No sé por qué...”.

“¡Ese… ese colgante, muchacho, es único en su clase!”, dijo Samuel entre lágrimas. “No puedo estar equivocado porque lo hice para mi novia que me dejó por otro hombre... ¿Hay alguna posibilidad de que seas mi hijo?”, preguntó, y el corazón de Lucas dio un vuelco.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡N… no tengo idea de si estaba embarazada entonces! La amaba tanto que nunca me volví a casar. No es de extrañar que me resultes familiar... ¡te pareces a ella!”, agregó el hombre mayor.

Lucas y Samuel estaban en estado de shock, al igual que Eva. Ninguno de ellos podía creerlo.

Después de pensarlo mucho, la mujer mayor les pidió a su hijo adoptivo y a Samuel que se hicieran una prueba de ADN. “Eso sería lo mejor...”, dijo ella.

Lucas y el hombre mayor hicieron eso, y cuando llegaron los resultados de la prueba una semana después, se abrazaron llorando.

“¡PAPÁ!”, dijo el joven, llorando. “¡Estoy muy contento de haberte conocido!”.

“Yo también, hijo”, dijo Samuel. “Dios trabaja de maneras misteriosas. Le agradezco por haberme reunido con mi hijo. ¡Estoy muy agradecido!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Pasaron cuatro años desde ese día. Eva y Samuel siguen siendo amigos que comparten la pasión por el ajedrez y la literatura. Pero hoy en día, es difícil para ellos hacer tiempo para esas actividades, pues tienen muchos visitantes nuevos y pequeños.

Tres años atrás, Lucas se casó y formó una familia con su esposa, Laura. Tuvieron trillizas y tiempo después tuvieron un hijo varón. A los niños les encantaba pasar tiempo con la abuela Eva y el abuelo Samuel.

El anciano encontró la familia que siempre había deseado, y Eva se sentía bendecida de ver florecer a los hijos de su amado Lucas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

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  • Te conviertes en padre por lazos sentimentales, no necesariamente por lazos sanguíneos: Eva y su esposo acogieron al pequeño Lucas y le dieron un hogar amoroso, y él los consideraba su mundo.

  • A veces, un momento es todo lo que se necesita para que la vida cambie: El encuentro inesperado de Lucas con Samuel cambió todo para ellos de una mejor manera. Le permitió al hombre mayor a encontrar una familia amorosa y reunió a Lucas con su padre biológico.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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