Mamá pobre come 1 vez al día para ahorrar para la educación de su hijo: años después toma el sol en su propia piscina - Historia del día
Josefina no tenía mucho, pero siempre dio lo que pudo a su hijo Luis. Años más tarde, él le da una vida con la que nunca había soñado.
La mujer llevó una vida humilde desde muy joven. Siempre se preocupó mucho por su comunidad y era conocida por compartirlo todo con los niños de su barrio. Después de que un devastador huracán arrasara su ciudad natal, se vio obligada a trasladarse a otra ciudad y empezar una nueva vida.
Pronto, Josefina se enamoró de un hombre llamado Daniel y quedó embarazada. Se sintió decepcionada cuando Daniel la abandonó y solo le dejó una nota. "Por favor, cuida de mi hijo. Siento mucho no poder mantenerlo", decía el escrito. Desde ese día, Josefina decidió hacer todo lo posible para dar a su hijo una vida mejor.
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Dio a luz a un niño precioso y lo llamó Luis. La madre consiguió trabajo como cajera en una tienda de comestibles. Aunque no ganaba mucho, se aseguraba de que Luis tuviera todo lo que necesitaba.
La mayoría de los días, Josefina solo hacía una comida completa al día. Cuando Luis se hizo mayor, se dio cuenta de lo mucho que trabajaba su madre y trató de imitarla. Luis se volvió muy competitivo en la escuela y siempre aspiraba a sacar las mejores notas. También le fascinaba el ordenador del colegio.
Un día, Luis vio una pequeña tienda cerca del trabajo de su madre. Luis le preguntó si podía conseguir piezas para construir su propia computadora. "Dime qué piezas necesitas y te prometo que haré todo lo posible por conseguírtelas", le dijo Josefina.
Trabajaba mucho y ahorraba dinero. El encargado de la tienda vio que trabajaba duro y se ofreció a pagarle las comidas mientras estaba de turno para que pudiera ahorrar dinero extra. En el cumpleaños número 12 de Luis, Josefina le sorprendió con todas las piezas necesarias para su computadora.
Como sorpresa adicional, le permitió pasar su tiempo libre aprendiendo del dueño de la tienda de informática. "Muchas gracias. Mi sueño es construir ordenadores y algún día me aseguraré de que no tengas que volver a trabajar", le dijo Luis a su madre. Ver a su hijo tan emocionado hizo feliz a Josefina.
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Para ella, la sonrisa de Luis valía más que todo el dinero del mundo. Años más tarde, Luis fue a una prestigiosa universidad y estudió informática. Allí se dedicó a crear su propia empresa de software desde cero.
Más tarde, Luis se graduó entre los mejores de su promoción de la universidad e inmediatamente recibió múltiples ofertas de trabajo de grandes empresas tecnológicas, pero él tenía otros planes.
En lugar de eso, presentó a los inversores el software en el que había estado trabajando para ver si podía triunfar por sí mismo. Luis se convirtió en la nueva estrella del mundo de la tecnología. Fundó su propia empresa de software y se hizo millonario en un año.
"Estoy muy orgulloso de ti, hijo mío. Has hecho realidad tus sueños", le dijo Josefina. Su origen humilde hizo de Luis un jefe simpático. Todos sus empleados le querían, pero se dieron cuenta de que parecía llevar una vida muy sencilla. Sus compañeros empezaron a comentar cosas que habían observado de él en la sala de descanso del trabajo.
"Su coche es de segunda mano. No tiene un deportivo ni nada parecido. Una vez le vi ir en autobús", comentó Javier, un empleado. "Tengo el mismo reloj que él, y solo soy una becaria. Además, le he visto almorzar fideos ramen varias veces", replicó otra empleada, Alicia.
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Esto se convirtió rápidamente en un cotilleo en su oficina, y todos tomaron nota del comportamiento de Luis. Se dieron cuenta de que incluso su ropa era razonablemente asequible y de que donaba una cantidad considerable de dinero a organizaciones benéficas locales. Luis también trataba a todo el mundo de igual a igual, y muchos empezaron a verle más como un amigo que como un jefe.
El estilo de vida de Luis no parecía cambiar, por muy bien que le fuera a la empresa o por mucho dinero extra que ganara. Al final del ejercicio, la empresa organizó una gran fiesta para celebrarlo.
Después de los discursos, todos fueron al balcón a tomar unas copas. Javier y Alicia se enfrentaron a Luis para averiguar por qué vivía como vivía.
"Tienes todo el dinero del mundo, pero nunca te vemos derrochar en nada. ¿Qué haces con tu dinero?", preguntó Javier.
Luis se rio mientras daba un sorbo a su bebida. "No es del todo cierto que no derroche en nada", respondió con sinceridad. "Me he comprado una casa preciosa en las colinas con una piscina preciosa. Me he comprado un coche precioso. He comprado armarios llenos de la mejor ropa que el dinero puede comprar".
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"He comprado muchas cosas caras, pero se las he comprado todas a mi madre", explicó Luis.
"¿Pero por qué no haces lo mismo por ti?". preguntó Alicia.
"Cuando yo era pequeño, mi madre hacía una comida al día para asegurarse de que yo tuviera comida y ropa. Puede parecer una tontería, pero yo ahorraba porque me tocaba comer una vez al día y renunciar al lujo para agradecérselo a mi madre", respondió Luis.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Los sacrificios te hacen llegar lejos: Josefina estaba dispuesta a sacrificar lo que hiciera falta para dar a Luis la oportunidad de vivir una vida mejor que la suya. Al final, todo valió la pena.
- Recuerda siempre de dónde vienes: A pesar de convertirse en un hombre de negocios rico y de éxito, Luis no olvidó sus humildes comienzos y todo lo que hizo su madre para llevarle adonde está.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.