Hijo lleva a madre postrada en cama a un hogar de ancianos: pronto se sorprende por invitación a su boda - Historia del día
Cuando Sergio tuvo que dejar a su madre en un asilo de ancianos debido a su agitado horario de trabajo, le preocupaba que se sintiera sola. Para su sorpresa, ella encontró el amor en uno de los lugares más inesperados.
Durante su último año de estudios de contabilidad en la universidad, Diana conoció a Javier, un exitoso ingeniero, e inmediatamente se enamoraron. Dos años después se casaron y muy pronto le dieron la bienvenida a Sergio.
Poco después del primer cumpleaños de Sergio, a Javier le diagnosticaron cáncer y falleció rápidamente. Diana decidió que dedicaría su vida a criar a su hijo: "Siempre nos tendremos el uno al otro", le dijo al bebé.
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Enfocó toda su energía en su trabajo y en su hijo. Se convirtió en una contadora pública muy respetada y se ganó el respeto de sus compañeros gracias a su capacidad para equilibrar el trabajo y la familia.
Sergio quería emular la increíble ética de trabajo de su madre y se esforzó mucho en sus estudios. Eventualmente, se graduó como el mejor de su clase, y obtuvo un título en negocios. Comenzó a trabajar enseguida.
Cuando Diana se enfermó, Sergio hizo todo lo posible por cuidarla. Siempre que podía, trabajaba desde casa. Pronto, su madre quedó postrada en cama después de que la enfermedad comenzara a afectar sus piernas.
A Sergio le iba muy bien en el trabajo y fue imperativo que comenzara a viajar para sostener reuniones y dar asesorías. Tenía ante sí una difícil decisión.
"Escucha, mamá. No quiero abandonarte y he tratado de estar para ti de la misma manera que tú siempre estuviste para mí. Pero voy a necesitar viajar con regularidad. ¿Entenderías si te llevo a vivir en un hogar de ancianos?", preguntó Sergio.
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"Por supuesto, hijo mío", respondió Diana, "veo lo duro que trabajas y lo mucho que tratas de cuidarme. Pero es hora de que te concentres un poco más en ti mismo. Yo estaré bien, siempre que me visites con frecuencia".
Sergio se aseguró de que su madre ingresara en el mejor hogar de ancianos que el dinero pudiera pagar. Los médicos le aseguraron que Diana estaría bien atendida y recibiría el mejor tratamiento. Aun así, a él le preocupaba que ella se sintiera sola.
Acordó que la visitaría siempre que estuviera en la ciudad. Sergio comenzó a ascender laboralmente y su empresa le pidió que se mudara a Europa durante seis meses para supervisar los negocios en el extranjero.
Al principio, dudó. Temía perder a su madre mientras estaba fuera.
"Sergio, hijo mío. ¿Cuántas veces te lo he dicho?", le preguntó a su hijo.
"Siempre nos tendremos el uno al otro", respondió él.
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Durante su prolongada ausencia, Sergio se aseguró de llamar a su madre todos los días para ver cómo se sentía y cómo estaba su salud. Al principio, Diana parecía deprimida, pero para su sorpresa, comenzó a sonar más alegre con el tiempo.
"Sabes, realmente creo que estaré bien aquí. Hice nuevos amigos y son las personas más encantadoras del mundo. No puedo esperar a que los conozcas", le dijo Diana.
Estaba feliz de saber que su madre se estaba adaptando bien. Le dio la tranquilidad que necesitaba durante su estancia de medio año en Europa. Trabajó muy duro, y a menudo enviaba regalos al hogar de ancianos.
Sergio regresó de un viaje de negocios a última hora de la tarde y decidió que visitaría a su madre al día siguiente, a primera hora de la mañana.
Revisando todo el correo acumulado durante su viaje, encontró una carta de Diana. "¡Qué raro!", pensó. ¿Por qué su madre le enviaría una carta sabiendo que estaba en Europa? Cuando abrió la carta, quedó impresionado.
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"Estás cordialmente invitado a la boda de Diana y Héctor el 14 de febrero", leyó Sergio y quedó boquiabierto. Esa noche, apenas pudo dormir; su madre nunca le había comentado que se había enamorado. Tenía mucho que preguntarle.
Al día siguiente, Sergio se dirigió directamente al hogar de ancianos. Cuando llegó, estaba a punto de agarrar una de las sillas de ruedas para llevar a su madre al jardín.
"Oh, no necesitarás eso hoy, Sergio", le dijo una enfermera.
Confundido, preguntó: "¿Qué está pasando?".
"¿No te dijo nada? Te vas a llevar una gran sorpresa", respondió la enfermera.
Cuando llegó al ala donde estaba su madre, la vio caminar con sus propias piernas por primera vez en mucho tiempo.
"¡Sergio has vuelto! ¿Cómo estuvo Europa?", preguntó Diana.
"¡Olvídate de Europa! ¿Cuándo empezaste a caminar de nuevo? ¡¿Y quién es Héctor?!", exclamó Sergio.
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"Vamos a desayunar y te contaré todo. Espérame allí. Solo necesito buscar algo en mi habitación", respondió Diana.
Sergio se dirigió a la cantina. Se sirvió un poco de café mientras esperaba ansiosamente. Cuando llegó Diana, caminaba de la mano de un anciano. Parecían una pareja de jóvenes adolescentes mientras se acercaban, riéndose de cada palabra del otro.
"Hijo, me gustaría presentarte a Héctor. Él es un fisioterapeuta retirado. Es el adorable hombre con el que me casaré el día de San Valentín", dijo Diana.
"Encantado de conocerte, Héctor. Espero que no te importe, pero tengo muchas preguntas", dijo Sergio mientras estrechaba la mano del hombre.
"No hay problema, Sergio. Diana te guardó algunas cosas, pero responderé todas tus preguntas. ¿Por dónde debo empezar?", preguntó Héctor.
"Cuéntamelo todo", respondió Sergio.
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"Bueno, cuando Diana se unió a nosotros aquí en el asilo, no socializaba con nadie y a menudo se sentaba sola en la esquina. Sentí curiosidad, así que fui a presentarme".
"Al principio, pensé que no le gustábamos, pero estaba decidido a saber más sobre ella", comenzó Héctor.
Sergio se dio cuenta de que Héctor era un tipo sociable y despreocupado; le cayó bien de inmediato.
Héctor miró a Diana a los ojos antes de continuar: "Le pregunté por ti. Pude ver cómo se le iluminaban los ojos mientras hablaba de su hijo, y me recordó lo que siento por mi hija, Julia. Comenzamos a pasar tiempo juntos y nos sentíamos muy bien".
"La ayudé a comenzar a caminar nuevamente y dejar por fin la silla de ruedas. Y yo siento que pude respirar aire fresco de nuevo".
Sergio no pudo evitar sonreír a lo largo de la historia. Era como si le hubieran quitado un peso de encima. A él le preocupaba que Diana pudiera haberlo visto como un mal hijo por irse al extranjero a trabajar en lugar de atender sus necesidades.
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Pero estaba claro que el hogar de ancianos le había permitido pasar tiempo con personas de su edad que podían identificarse con sus problemas. Diana incluso logró encontrar el amor en el lugar más extraño.
"Estoy encantado de que se hayan encontrado, Héctor. Estaba muy preocupado por mi madre. Pude escuchar que estaba empezando a sonar mucho más optimista, pero no me dijo por qué", comentó Sergio.
Al final resultó que el amor de Diana por Héctor le dio la fuerza y la confianza que necesitaba para intentar caminar. Cuando él le declaró su amor, ella le prometió que caminarían por los jardines y pasarían tiempo junto al estanque.
Cuando su promesa se hizo realidad, Héctor le propuso matrimonio junto al estanque y ella dijo que sí.
"Pensé que solo tienes una vida, y nos queda un poco. ¿Por qué esperar? Así que tomé la oportunidad y le pedí que se casara conmigo", dijo Héctor.
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"Recuerdo que sentí que era una locura estar enamorada y casarnos. Pero también lo era que hubiera podido volver a caminar. Así que acepté", agregó Diana.
"Bueno, si sirve de algo, Héctor, tienes mi bendición. Ahora, ¿cómo funciona esto? ¿Seré el portador del anillo, el padrino o la dama de honor?", bromeó Sergio.
"¿Qué tal si me acompañas hasta el altar y te aseguras de que no me caiga?", preguntó Diana con picardía.
Los tres terminaron de desayunar y comenzaron los preparativos. Sergio rastreó a los antiguos colegas de Diana de su firma de contabilidad y a los antiguos clientes de Héctor de su práctica y los invitó a todos a la boda.
Luchó por contener las lágrimas ese día mientras acompañaba a su madre al altar. Solo se habían tenido el uno al otro por muchos años, pero ahora Diana había vuelto a encontrar el amor.
Mirando a su madre y a Héctor diciendo que sí, se dio cuenta de que nunca es demasiado tarde para el amor.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El amor es la fuerza más poderosa: Los médicos no sabían que Diana podría volver a caminar, pero el amor le dio la fuerza que necesitaba para dejar la silla de ruedas y ponerse de pie.
- Si hay vida, hay esperanzas: Sergio se sintió muy angustiado y culpable por tener que dejar a su madre en un hogar de ancianos para cumplir compromisos laborales. Pero ella encontró allí personas agradables que le devolvieron las ganas de vivir.
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