Los alimentos enlatados pueden contener un veneno potente, y aquí están los síntomas
La toxina botulínica es la sustancia más venenosa para el humano. Puede encontrarse en los enlatados, conservados o fermentados que no han sido procesados adecuadamente
La potencia tóxica de la toxina botulínica es 600 veces mayor al cianuro. Es producida por la bacteria Clostridium botulinum, que en entornos pobres en oxígeno produce esta toxinas peligrosa. Se estima que un sólo gramo puede matar a un millón de roedores, según Debate.
Su poderío como potente veneno la llevó a ser declarada como arma de destrucción masiva y su producción quedó prohibida tanto por la convención de Ginebra, como por la Convención de Armas Químicas, según indica la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Esta bacteria es el modo más frecuente de botulismo por transmisión alimentaria. Aunque es una enfermedad grave y mortal, es relativamente inusual. Según especialistas “existen siete formas diferentes identificadas con las letras A a G. Cuatro de ellas pueden causar botulismo humano”.
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Respecto a los síntomas de intoxicación, expertos en el área de la salud destacan que “al ser neurotóxicas, afectan al sistema nervioso, por lo que una de las se características es la parálisis flácida que puede afectar al sistema respiratorio”, además de fatiga intensa, debilidad y vértigo,
“Visión borrosa, sequedad de boca, así como dificultad para tragar y hablar, son otros de los síntomas”, coinciden los profesionales de la salud, a la vez que aseguran que éstos se manifiestan entre las 12 y 36 horas después de la ingesta y pueden dar lugar a debilidad en cuello y brazos.
Los médicos también insisten en que “la toxina botulínica se encuentra en diversos alimentos, incluidas conservas vegetales con bajo grado de acidez, tales como judías verdes, espinacas, setas y remolachas; pescados como el atún en lata y fermentados, salados y ahumados”.
Los expertos también hacen énfasis en que para disminuir el contagio las muestras de alimentos vinculados a casos sospechosos se deben obtener inmediatamente, guardar en envases herméticos y enviar a laboratorios para identificar la causa y prevenir otros casos.
Cabe destacar que en el caso de los lactantes, suele afectar a niños menores de seis meses y se produce cuando los lactantes ingieren esporas de C. botulinum que germinan como bacterias, colonizan el intestino y liberan toxinas, enfatizaron los especialistas.
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Otro aspecto abordado por los expertos tiene que ver con el botulismo por heridas, el cual aseguraron que “no es frecuente y se produce cuando las esporas entran en una herida y pueden reproducirse en un medio anaeróbico. Los síntomas pueden tardar dos semanas en aparecer”.
Por otra parte “el botulismo por inhalación no es frecuente y está asociado a sucesos accidentales o intencionales que dan lugar a la liberación de las toxinas en aerosoles. Presenta manifestaciones clínicas similares a las del botulismo de trasmisión alimentaria”, acotaron.