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Un anciano se sentó cerca del ataúd de su esposa durante 5 horas en un emotivo adiós

Fabricio Ojeda
18 jul 2018
01:45

Una fotógrafa profesional, April Shepperd, capturó el gesto conmovedor de Bobby Moore cuando perdió a su esposa.

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Shepperd había escrito la historia de su propia curación, pero decidió compartirla en Facebook el 4 de febrero de 2018.

April Shepperd compartió una foto que mostraba a un hombre mayor, Bobby Moore, sentado cerca del ataúd de su difunta esposa el día de su funeral.

Llegó una hora antes que el resto de la familia porque no quería desperdiciar las últimas pocas horas preciosas que podría pasar con su amada esposa.

El anciano se acercó al ataúd, un poco abrumado, pero su resolución no se había paralizado, y era para aprovechar al máximo el poco tiempo que le quedaba con su difunta esposa.

Sentado junto al ataúd, él le dio unas palmaditas y se frotó los brazos. El hecho de que su cuerpo se había puesto duro y rígido y su piel estaba helada no parecía molestarlo ni preocuparlo en absoluto.

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Para un espectador, podría parecer que el hombre estaba consolando a su esposa.

El hombre también parecía imperturbable ante el hecho de que ella nunca respondiera a las palabras que susurraba. Sus palabras demostraron el amor eterno y la devoción que Moore tenía hacia su esposa.

"Sé que no puedes oírme", le susurró a su esposa muerta, "Pero, te amo". Probablemente fue algo que le había dicho muchas veces a su esposa antes de ese día.

Sin embargo, esto era diferente porque su esposa yacía en un ataúd gris acero cuya tapa estaba medio abierta y la mitad cerrada con flores coloridas y desiguales, decoradas con cintas con las palabras "esposa" y "madre".

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Todavía se veía al anciano sentado en la silla junto al ataúd de su esposa, sosteniéndole la mano y acariciándole suavemente el cabello, cuando la familia comenzó a llegar.

Cuando sus hijos se acercaron, él mencionó que su madre se veía bien, haciendo que todos lloraran.

Moore continuó sentado en el mismo lugar durante casi cinco horas. Se sentó allí hasta que finalmente, cansado y agotado, su mente y cuerpo le suplicaron que se retirara y descansara.

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