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Adolescente anoréxica abandona su silla de ruedas, se convierte en fisicoculturista y luce irreconocible

Una adolescente con problemas de anorexia que quedó en silla de ruedas después de que perdió peso considerablemente, ahora ha cambiado su vida para convertirse en campeona de fisiculturismo.

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Emily Brand, de 20 años, de Market Deeping, Lincolnshire, contó cómo desarrolló una "obsesión" con el ejercicio y comenzó a saltarse las comidas a la edad de 11 años.

Fue admitida en el hospital dos veces durante su adolescencia y recordó cómo rasgó su sonda de alimentación mientras recibía tratamiento, informó Daily Mail.

Sin embargo, después de su segunda estadía en una unidad, conoció a un entrenador de culturismo que dice que 'le salvó la vida'.

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El entrenador personal explicó cómo su trastorno alimentario se desarrolló a partir de los 11 años, después de ser intimidada por los compañeros de la escuela.

"Nunca fui gorda, pero solía ser intimidada. Recuerdo que las chicas hacían comentarios como ‘apuesto a que no puedes sentir tus costillas’", dijo.

“Pequeñas cosas así me hicieron enojar. A los 11 años no deberías preocuparte por tu peso, pero los niños pueden ser crueles. Me obsesioné con el ejercicio y empecé a saltear las comidas. Iba a la escuela sin desayunar y luego no comía mi almuerzo escolar. En casa, yo simplemente apartaba mi cena en mi plato”, describió.

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Emily explicó cómo su trastorno alimenticio empeoró progresivamente y cada vez perdía más peso, como se evidencia en las fotos que ella misma ha compartido en Instagram.

"Cuando tenía 17 años comía una manzana al día, si comía, y eventualmente dejé de comer completamente, literalmente me estaba muriendo de hambre y todavía estaba haciendo ejercicio, tratando de correr sin nada”, dijo.

"Mi madre intentaba hacer que yo comiera y ella trató de ayudarme, pero me negué. Realmente puso una tensión en nuestra relación”.

“Vas a este mundo donde es como si tu cuerpo y tu mente hubieran sido tomados por este pequeño demonio. No crees que estés enfermo y alejas a alguien que trata de decirte lo contrario. Y este demonio te dice constantemente que estás gorda y no comes cuando en realidad eres piel y hueso", expresó.

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Emily describió cómo se debilitó tanto que tuvo que depender de una silla de ruedas para moverse. Después de tres años de un estado de salud que se deteriora rápidamente, con 14 años en ese momento, ingresó en una unidad para niños y adolescentes por un año.

"Estaba tan cansada todo el tiempo y tan fría porque tenía mala circulación. Y mi cuerpo estaba tan débil que tuve que ponerme en una silla de ruedas. Mi cabello comenzó a caerse. Mi ritmo cardíaco estaba peligrosamente bajo”.ç

“Podría haber perdido la vida por la anorexia. Los doctores trataron de ponerme en un tubo de alimentación. Lo arranqué directamente. Luego trataron de convencerme de que bebiera estos batidos con alto contenido calórico y me escabullí de la cama para echarlos por la ventana", contó.

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¿CÓMO AUMENTÓ DE PESO?

Emily explicó cómo finalmente aumentó de peso para poder regresar a casa después de su primera estancia en el hospital, pero no superó sus problemas de imagen corporal.

Ella recayó un año después de ir a casa y a los 17 tuvo que pasar una semana en el hospital antes de regresar a la unidad de pacientes hospitalizados durante nueve meses.

Ser obligada a pasar tanto tiempo lejos de sus amigos y familiares era tan angustioso para Emily que, después de su segunda vez en el hospital, salió más decidida a cambiar y se unió al gimnasio.

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"Cuando ingresas a la unidad, no puedes visitar tu casa durante el fin de semana hasta que hayas alcanzado cierto peso. Cuando alcanzas ese objetivo consigues visitas familiares, pero aún tienes que ganar más para llegar a casa”.

“En mi primera estadía, no me permitieron estar en casa durante un mes completo. 'Fue tan horrible. No poder ver a tu familia y a tus amigos es horrible. Al final, comí, mi pase de salida. Hice lo que tenía que hacer para llegar a casa, pero en realidad no había mejorado mentalmente. Mi segunda estancia fue más exitosa”.

“Salí y todavía no había superado por completo el lado psicológico de mi anorexia, pero estaba más decidida a mejorar y me uní al gimnasio. "Empecé a levantar pesas e hice algunas competiciones de bikini, pero todavía estaba tratando de funcionar con muy pocas calorías".

Fue en ese momento cuando conoció al entrenador de culturismo Rob Reinaldo, quien la ayudó a superar su trastorno alimenticio. Él le indicó que entrenaría y ayudaría en el culturismo", dijo Emily.

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SU DIETA Y RUTINA

"Dijo que, si no comenzaba a comer correctamente, nunca tendría éxito y que no podría ser mi entrenador. Esa fue la primera vez que alguien que no era mi madre se había puesto de pie y me salvó la vida. No estaría donde estoy ahora sin él. Es una persona increíble".

Tras conocer a Rob, Emily comenzó una dieta alta en proteínas y alta en carbohidratos y aumentó su ingesta diaria de calorías.

Ha seguido un régimen de ejercicio estricto que incluye sentadillas, peso muerto, prensas de hombro y pierna y entrenamiento de aislamiento.

Emily puede levantar 85 kg en cuclillas y 110 en peso muerto. El levantamiento de pesas le ha dado una renovada pasión por la vida y todos los días se sorprende de lo lejos que ha llegado, luego ser esa chica en la silla de ruedas.

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TRES VECES CAMPEONA

De las siete competiciones de este año, Emily se ha colocado entre las cuatro mejores y se ha coronado campeona tres veces, clasificándose para la final británica en octubre.

Emily aún no puede creer cuánto ha cambiado su vida. Le resulta increíble pensar que estaba en una silla de ruedas hace solo tres años y ahora ama la vida.

"Me siento mucho más fuerte y más feliz de lo que alguna vez lo he hecho". El culturismo me ha dado una forma de mantener el control de mi cuerpo, pero de una manera saludable. Muchas personas que superan la anorexia enfrentan una batalla constante por el resto de sus vidas, pero ahora no lucho en absoluto”, expresó.

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Ahora le encanta su comida, se alimenta seis veces al día y disfruta cocinar sano. Ya no morirá de hambre. Incluso ahora come pizzas o pastas una vez a la semana.

Su pasión por el fisiculturismo la ayudó a transformar la vida después de sufrir un trastorno de la alimentación durante su adolescencia.

"La gente dice que el levantamiento de pesas duele, pero lo que hice pasar a mi cuerpo con mi anorexia fue tan doloroso que el levantamiento de pesas no es nada y me encanta", dijo.

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Ahora la relación con su madre es muy buena, son muy cercanas. Además, ella la apoya en todas sus competencias y considera que Rob fue su salvavidas.

“Quiero que otras personas luchen por ver que haya una luz al final del túnel. Es difícil, pero encuentra algo que ames y que te permita sacar todas tus emociones como yo”, concluyó Emily.

Pero el caso de Emily puede ser superado por el de una abuela que, a sus 73 años de edad, se dedica a esta disciplina. La abuela tomó el deporte a los 55 años, después de que se retiró como psicóloga y necesitaba un nuevo propósito. A su edad, es la fisicoculturista natural más longeva de Australia.

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