Petición de mamá en funeral de hijo que murió en accidente vial hace a todos reventar en llanto
Luego de que una joven pareja perdió la vida trágicamente un un accidente en el condado de Miami, en Florida, la madre del novio dio un doloroso panegírico.
Cuando Laura Richman se preparaba para el funeral de su hijo de 18 años, puso un "libro de recuerdos", donde los invitados podían escribir sus anécdotas en vez de sólo compartir sus condolencias.
"Más de lo que quiero escuchar un 'lo siento', quiero escuchar los recuerdos de Ethan (Richman)", dijo ese día. "Cuéntenme cómo los hizo reír. Díganme una historia graciosa sobre él".
Ethan Richman, de 18 años, oriundo de Kokomo, y Lea Byers, de 19 años ,de Greenwood, murieron en una colisión frontal en abril de este año en el condado de Miami. Richman conducía en sentido este en la autopista US-24, y William Thorn, de 86 años, oriundo de Peru, Florida, conducía en el sentido contrario en el mismo carril.
Los tes fueron declarados muertos en la escena del accidente. Los padres de Byers llevaron parte de las cenizas cremadas al funeral de Anderson, para que pudiese ser enterrada junto a Richman, según reporta el Herald Bulletin.
UNIDOS HASTA EL FIN
"Ella está descansando metida bajo su brazo, donde siempre estuvo cuando estaban juntos", dijo la madre de Richman. "Literalmente, jamás veías al uno sin el otro".
El segundo aniversario de la pareja habría sido esa misma semana. Ambos estudiaban enfermería en la Universidad de Indiana en Kokomo. Byers spe especializaba en cuidado neonatal, y Richman, en enfermería anestesiológica.
CHICO EXCEPCIONAL
Richman se graduó de la Escuela Secundaria Northwestern en Kokomo, donde jugaba fútbol americano. Los Richman vivieron en Anderson durante la infancia de Ethan. Familiares y amigos compartieron incontables recuerdos al despedirse de Ethan por última vez en la funeraria Rozelle-Johnson.
Conny Dordoni, residente de Kokomo, dijo que no muchos eran amables con él cuando se mudó a Kokomo e ingresó a escuelas de la localidad, pero que Richman era la excepción.
"Era un hermano de todo aquel que necesitara un hermano", dijo Dordoni. "Para mí, fue un padre".
Dordoni dijo que se sentía nervioso la primera que le pidió a Richman acompañarlo al evento de orgullo gay Circle City In Pride, pero Richman le dijo que sí sin pensarlo dos veces, y no fue tímido cuando la gente le preguntó a dónde iba.
Lucas Richman, de 16 años, mencionó el mismo recuerdo, y que Ethan y Conny caminaron de la mano todo el día, demostrando lo poco que a Richman le importaba la opinión de los demás sobre sus acciones. Sólo quería hacer a la gente feliz.
HERMANO DEVOTO
Lucas dijo que siempre admiró a su hermano mayor, y quería ir a todas partes con él cuando era pequeño. Como en tantas relaciones fraternales, Lucas no sabía lo mucho que él significaba para Ethan.
"No muy a menudo me decía lo mucho que yo le importaba, pero cuando nos dieron su billetera (que tenía en el accidente), la única foto era de él y yo de niños"; dijo Lucas.
Ethan Richman era el mayor de sus hermanos. Jacob Richman, de 12, dijo que lo que más le gustaba de su hermano mayor era su sentido del humor, incluso cuando terminaba siendo inapropiado.
Richman siempre velaba por sus hermanitos. Cuando su padre, Joshua Richman, no pudo asistir a un baile de padre e hija con su hermanita de ahora 10 años Lyndsey, Ethan corrió a su alcoba y volvió vestido de punta en blanco, listo para llenar sus zapatos, como contó Laura.
ENTRAÑABLE AMIGO
Muchos seres queridos mencionaron que lo más notable de Richman era su sonrisa, la cual podía iluminar una habitación entera. Breanna McGauhey, una de sus amigas, dijo que su don era poder alegrar a los demás, sin importar lo que estuviera sucediendo. "Sabía cómo hacer a la fgente sonreír", dijo. "Era detestablemente optimista".
Addison Morgan, otra amiga, dijo que uno de sus más gratos recuerdos es el de Ethan Richman llevando puestos leggings a la escuela, luego de que fueran prohibidos para las chicas, y cuando la cargaba "de caballito" sobre sus espaldas, cuando su malcriado temperamento adolescente la hacía no querer caminar.
A Richman le encantaban los chistes, la cocina y la comida, y las actividades acuáticas. Otra de sus pasiones eran los reptiles, incluyendo a su serpiente mascota. Amaba los abrazos, y su tía, Angie Bingaman, dice que daba los mejores abrazos de oso, bromeando que la última vez que le dio uno, casi le rompe la espalda.
"Eso es lo que más voy a extrañar", dijo la mujer.
Es una pérdida indescriptible, pero la sentida despedida ayudará a la familia a procesar el dolor.
No de poder despedirse de un hijo por última vez es algo inimaginable. Pero es la pesadilla que le toca a algunos, especialmente en casos como el de la niña arrollada frente a una lavandería en Nueva York, cuyos padres se perdieron su funeral por miedo a ser deportados.