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Al niño enfermo le preguntaron ¿Qué es Dios? y su respuesta dejó a todos llorando

Stef Colina
11 oct 2018
02:24

El pequeño sufre del síndrome de Wiskott Aldrich, el cual le impide a su cuerpo producir suficientes plaquetas rojas, lo que afecta gravemente el sistema circulatorio.

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Los niños muchas veces son más sabios que los mayores; con su inocencia son capaces de señalar perspectivas que los adultos generalmente pasan por alto.

Rogelio Cruz, uno de los participantes del show mexicano "Pequeños Gigantes 2", enseñó una lección cuando durante una de las transmisiones explicó quién es Dios para él.

Rogelio, quien sufre del síndrome de Wiskott Aldrich, hizo llorar a todos cuando la presentadora le preguntó quién es Dios. Su respuesta fue tan dulce y honesta que tanto el público, el jurado, sus padres y la mujer que lo entrevistaba rompieron en llanto.

Imagen tomada de: YouTube / Mix and More

Imagen tomada de: YouTube / Mix and More

"LE PIDO QUE ME CURE... "

Un clip muestra el segmento en el que Cruz cuenta que Dios nos cuida a todos y que le pide que lo cure para que su mamá no llore más por su enfermedad.

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“Para mí Dios es alguien que me cuida mucho, alguien que protege a todo el mundo de los temblores… y lo que pido es que mi mamá ya no llore de mi enfermedad”, expresó el niño en el programa transmitido en 2012.

Al tocar el tema de su condición de salud, el pequeño no pudo contener las lágrimas y abrazó a la presentadora, quien le dijo que siempre hay esperanza y que Dios lo iba a ayudar para que todo saliera bien.

De acuerdo a Bioguía, la enfermedad de Rogelio impide que su cuerpo produzca suficientes glóbulos rojos como para que su sistema circulatorio funcione de manera óptima.

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Esto a su vez provoca problemas de movilidad y de crecimiento.

Con lágrimas en el rostro, el dulce niño aprovechó la ocasión para agradecerle a sus padres (quienes estaba entre el público) todo lo que hacen por él día a día.

MAESTROS INFANTES

La magia de los niños se apodera de todas las circunstancias, incluso aquellas que la mayoría de las personas no saben cómo manejar del todo, como la inevitabilidad de la muerte.

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Un doctor de cuidados palitivos para niños con efermedades terminales le pidió a sus pacientes con edades comprendidas entre los cuatro y nueve años de edad, que le dijeran cuáles fueron las cosas que más disfrutaron en sus vidas. Las respuestas fueron contundentes.

Ninguno dijo haber deseado ver más televisión, ni haber pasado más tiempo en Facebook, en cambio hicieron referencia a sus animales y a la preocupación de dejar a sus padres sufriendo sus muertes.

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"Amo a Rufus, su gracioso ladrido me hace reír; me encanta cuando Ginny se acurruca junto a mí en la noche y ronronea; era más feliz montando a Jake en la playa", fueron algunas de las respuestas de los pequeñitos en etapa terminal.

Con casos como estos, queda claro que los niños son seres de luz cuya vida hay que preservar tan bien como sea posible; pues solo ellos son la promesa de un mañana.

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