Una escena perturbadora se desata luego que un viejo cura pierde la paciencia en pleno bautizo
Los adultos presentes tuvieron que arrebatarle al niño de las manos al cura desenfrenado.
A pesar de la envergadura que una persona de la talla de un sacerdote puede tener, hay algunos que dejan muy claro que a pesar de ser representantes de la Iglesia católica, también son personas y en ocasiones, personas con desequilibrios mentales.
Jacques Lacroix es un cura anciano en Francia que abofeteó a un bebé que no paraba de llorar momentos antes de ser llevado a la pila bautismal. un clip muestra como el presbítero intenta calmar el incesante llanto del niño.
Luego de varios intentos de callar el llanto con palabras, al hombre de 89 años se le ocurre irse a la manos con el infante, así que le toma la cara con fuerza y de repente le propina una fuerte cachetada.
Imagen tomada de: YouTube/jean bolide
LA IGLESIA LO CASTIGÓ, PERO JUSTIFICÓ SU COMPORTAMIENTO
Por supuesto, el pequeño comienza a llorar más, los adultos presentes se alarman y tratan de calmar al cura que cegado por ira o frustración, se aferra al él e incluso le tapa la cara con la mano, mientras el padre o el padrino le arrebata la criatura de contra su voluntad.
Imagen tomada de: YouTube/jean bolide
Según People, la difusión oportuna de la grabación provocó que saliera a la luz identidad de Lacroix y que la diócesis de Meaux lo suspendiera de sus laboras, incluyendo la celebración de bodas, matrimonios y misas.
Sin embargo, la diócesis excusó la acciones de Lacroix diciéndo que tal vez lo cacheteó al bebé porque ya estaba muy cansado ese día.
NADA EXPLICA NI COMPENSA ACCIONES COMO ESTAS
Por su parte, el cura se defendió durante una entrevista en France Info Radio bajo el argumento de que no abofeteó al niño, que solo acarició.
“Fue algo entre una caricia y una pequeña bofetada. Estaba tratando de calmarlo, realmente no sabía qué hacer", declaró Lacroix.
Al parecer él no es el único que ha descargado sus frustraciones con un niñito inocente. Otro sacerdote que no podía calmar a un bebé, le tapó la cabeza con su mano para ponerlo bruscamente en la pila bautismal.
Sin duda, hay quienes necesitan parar y revisarse a sí mismos, el hecho de que sean parte del clérigo, no los exime de esta verdad. Todos las personas merecen respeto, sin importar si son niños, adolescentes, adultos o ancianos.