Madre de niños de Godella habría sufrido su primer episodio psicótico poco después de dar a luz

Las investigaciones sobre la muerte de dos niños de cinco meses y tres años en Godella, Valencia, sigue su rumbo. Esta vez, los problemas mentales de la madre y presunta asesina salen a flote.

María Gombau, principal sospechosa en el crimen, era una muy buena estudiante puesto a que sus notas eran muy altas. Además de eso, era una promesa en Judo.

Uno de los titulares del periódico del colegio “Les Carolines”, que data del 2002, informa con orgullo que María, quien en ese entonces cursaba el cuarto grado, había conseguido la medalla de bronce en la II Jornada del Campeonato Provincial Alevín de Judo.

UNA NIÑA MODÉLICA

En declaraciones recogidas por OK Diario, las personas que recuerdan a María de la infancia indican que sobresalía por varias razones, siendo las más importantes sus buenas notas, su habilidad en el Judo, y la dificultad que tenía para hacer amigos.

Las cosas fueron cambiando con el tiempo, hasta que, a los 18 años, abandonó los estudios y empezó a viajar por toda Europa viviendo en casas okupas. Poco después, conoció a Gabriel Carvajal, padre de las víctimas.

CAMBIO DRÁSTICO

En ese momento, su personalidad y salud mental se fueron deteriorando, algo que el consumo habitual de drogas aceleró en gran medida. Según Antena 3, María sufrió el primer brote psicótico algunos meses después de dar a luz a su primer hijo.

Lo reportan como una noche en la que hacía cuatro grados. La mujer envolvió a su bebé en una manta y se fue a dormir fuera. La familia alarmada la buscó por todas partes y finalmente fue localizada en buen estado.

RECHAZANDO LA AYUDA

Desde ese momento, se intentó ingresar a la mujer a una clínica psiquiátrica para que fuese evaluada, pero ella se negó. Quizás su vida (y la de sus hijos) habría sido diferente de haber seguido los consejos de sus allegados.

No es seguro si la mujer sufrió algún otro brote en los meses siguientes. Lo que se sabe es que la tarde anterior al crimen, María arrojó a uno de sus pequeños a una fosa séptica. Afortunadamente, Gabriel lo rescató. Aunado con el presunto asesinato, la madre habría experimentado al menos tres brotes psicóticos a lo largo de su vida.

EL CRIMEN

El 14 de marzo, la Guardia Civil acudió a la casa okupa que María y Gabriel habitaban con sus dos hijos. Luego de interrogar a la pareja, los investigadores encontraron los cuerpos sin vida de los dos pequeños, Amiel e Ixchel.

Según reveló la autopsia, uno de ellos habría muerto al ser golpeado contra el piso mientras que el otro presentó fracturas craneales producidas por un objeto contundente.

Al saber la naturaleza de arma homicida, se le hizo más fácil a la Guardia Civil conseguir un palo que, según informan, coincide con las lesiones que los pequeños presentaron.

Por el momento, ambos padres están en la cárcel esperando a que las investigaciones terminen. Irónicamente, María está retenida a pocos minutos de distancia del colegio donde estudió, el “Les Carolines”.