Padre lucha por rescatar a su hija: su exesposa la envió a un orfanato en Japón
Allan Okuma vivió por 14 años en el país asiático, antes de regresar a Brasil en 2014. En ese momento descubrió que su hija había sido dejada por su madre en un orfanato.
El brasilero Allan Vieira Okuma, de 35 años, vivió 14 años en Japón, donde se casó, tuvo una hija, y luego regresó a Brasil por razones personales. Ahora, está en una batalla legal por la custodia de su hija de 12 años, luego de que su madre la dejara en un orfanato de Japón.
Tras la separación, la mujer quitó el apellido brasilero de los registros de su hija, abandonándola en un refugio. Ahora, la ex-esposa no puede ser ubicada. Okuma dice que ha decidido promover una campaña de recaudación de fondos porque no puede pagar los boletos, alojamiento y abogados. Tiene que ganar una demanda en Japón y demostrar su paternidad antes de poder llevarse a su hija.
"Me siento frustrado, inválido. Mi hija me necesita y ella ni siquiera sabe que la quiero. No tengo idea de qué le habrá dicho la madre a ella. Apenas puedo dormir, hay días en que no puedo concentrarme en el trabajo. Hay días que los paso llorando y recordándola. Estoy muy desesperado"; dijo el brasilero.
Allan nació en Brasilia y se mudó a los 12 años para vivir con su padre, oriundo de Japón, en la ciudad de Gunma, a 150 kilómetros de Tokio. Conoció a la madre de su hija en 2002, y se casaron en 2006. La relación no funcionó, y la pareja se separó al año siguiente. Según Okuma, tras la separación, su ex quitó su apellido del registro de su hija, sin justificar la acción.
"Ella debe haberla molestado. Yo aún vivía en Japón, veía a mi hija los fines de semana, pero ella sólo me dijo después de haberlo hecho. Allá, la madre puede hacerlo", explicó.
Allan dijo que no está de acuerdo con las acciones de su ex-esposa, y que intentó convencerla de retractarse, pero que ella se negó. Por razones personales, regresó a Brasil en 2014. Okuma, luchador social, dice que en ese momento intentó traer a su hija de vuelta al país, pero la mujer no se lo permitió.
Tres años más tarde, en mayo de 2017, Allan regresó a Japón. Con una visa de turista, pudo quedarse por tres meses, el tiempo máximo permitido por la ley, y pasó los fines de semana con su hija. Pero perdió el contacto con ella en cuanto regresó a Brasil.
Entonces, decidió contactar al Consulado General de Brasil en Tokio, donde le informaron que tendrá que introducir una demanda en una corte japonesa, solicitando custodia de su hija.
"La custodia puede ser modificada cuando sea probado que la condición de la niña no es apropiada para ella, o que vive en condiciones muy pobres", dijo el consulado por correo electrónico.
"Debido a la Ley de Privacidad de Información Personal vigente en Japón, la madre no tiene obligación de proveer al Consulado información sobre la niña, y ya ha aclarado que no autoriza al orfanato a informar a terceros sobre la situación", agregó el consulado.
En un intento de paliar los costos del viaje, alojamiento y abogados, Allan creó una página de recolección de fondos, para reunir 10.000 reales (unos 2600 dólares). Dice que no podrá presentar el caso en una corte y pedir la custodia de su hija si no consigue el dinero. "Ya no sé qué hacer", se lamentó.
Dicen que el amor de un padre es único, pero parece que algunos aman más a su mujer que a su propia hija. Hayley Kemp tuvo que lidiar con la muerte de su madre y después, enfrentar la realidad de haber sido abandonada por su padre, ante el deseo de su madrastra. Bajo el engaño de una visita al dentista, fue dejada en un orfanato.
Tan solo siete años tenía en el momento en que la dejaron a su propia suerte y ahora con 55, Hayley cuenta que tuvo una dura infancia en la que incluso compartió una habitación con una trabajadora sexual cuando el ayuntamiento la ubicó con ella.