Enfermera adopta a una abuela de 59 años con cáncer tras ser abandonada por su familia

La anciana tenía cáncer de pulmón y su familia no quiso hacerse cargo de ella. La enfermera de 34 años que estaba bajo su cuidado decidió adoptarla.

María Verónica Grossi es una enfermera con el corazón de oro. Desde diciembre de 2018 decidió asumir el cuidado de María Martins Ferreira, una paciente oncológica de 59 años.

Grossi trabaja como enfermera en un centro de salud ubicado en la ciudad brasilera de Belo Horizonte, donde vive con su hijo de 14 años y con su nueva hija.

Grossi y Ferreira se conocieron gracias al trabajo de María Verónica como enfermera. Durante una visita de acompañamiento conoció a María Martins Ferreira, quien había sido abandonada por su propia familia al enfermarse.

Al conocer la situación de la anciana, sintió el deber moral de atenderla y cuidarla. Sobre todo luego de notar que su hija y su yerno la trataban como un "estorbo".

Las dos mujeres desarrollaron una fuerte amistad rápidamente, "me encantó de inmediato porque era muy comunicativa y cariñosa", explicó Verónica al diario Gazeta do Povo.

La enfermera notó que Ferreira se encontraba muy enferma y no tenía los medios para acudir a sus revisiones médicas, por lo tanto empezó a visitarla con frecuencia. Pero sus visitas no parecían agradar a sus familiares.

"La hija y el yerno de Doña María no les gustaban mis visitas, pero si ella no podía acudir al hospital, yo seguí haciendo visitas a su casa y me di cuenta de que la señora tenía graves problemas de salud", afirmó Grossi.

Fue en el año 2013 que Grossi notó el verdadero abuso al que la mujer mayor era sometida. Al ver como era tratada por su propia hija, la enfermera trató de convencer a Ferreira de mudarse con ella. No fue un proceso sencillo:

"Ella sufrió mucho, aún ama a su hija. Al fin y al cabo es su madre" dijo Grossi.

Después de mucha insistencia, Verónica finalmente convenció a Doña María ya que se encontraba completamente incapacitada.

Al principio fueron días complicados debido a que la paciente tenía la presión arterial baja, presentaba una desnutrición severa y caída de cabello.

"Estaba sucia y débil, pensé hasta que estuvo muerta cuando la vi. Pero llegamos a tiempo y la llevamos al hospital".

Verónica se encarga de llevar a su nueva hija a sus revisiones médicas para controlar su enfermedad.

Finn Lanning es otro buen ejemplo de compasión hacia los demás. Este profesor de Colorado, Estados Unidos, adoptó a un estudiante sin hogar para que pudiese recibir un trasplante de riñón