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El día que un adulto mayor que no sabía leer se sentó en la ventana de una escuela para aprender

Karina Martín
21 mar 2021
23:40

Hay personas que se dan por vencidas con los estudios cuando llegan a cierta edad, pero hay otros que le sacan provecho a cualquier oportunidad que tienen y demuestran que nunca es tarde cuando realmente se quiere aprender.

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Durante mucho tiempo Filipinas tuvo un gran número de personas analfabetas debido al alto costo que tenía la educación.

Aunque desde hace varios años se ha promovido la educación gratuita en el país, aún podría haber personas que se vieron afectadas por la situación anteriormente mencionada.

Salón de clases. │ Foto: Pixabay

Salón de clases. │ Foto: Pixabay

De hecho, hace poco se dio a conocer la historia de un señor de la tercera edad que decidió acercarse a una escuela y ver por la ventana de uno de los salones para poder escuchar las clases y aprender.

Según explicó Jun de los Santos trabajador de la unidad educativa, él fue quien se percató de que había un hombre asomado escuchando sus lecciones.

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En principio al docente le pareció algo particular, aunque decidió no darle demasiada importancia. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que realmente se esforzaba por prestarle atención a sus clases, le dio más curiosidad.

“Todos los días aparecía y copiaba lo que veía en el pizarrón”, contó.

Jun recordó que en una ocasión mientras estaba enseñándole a sus alumnos, les preguntó si habían terminado de copiar y el anciano también respondió.

Esto lo dejó tan conmovido que un día decidió acercarse y averiguar un poco más sobre quién era él.

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Su aspecto era sumamente humilde, por lo que Jun consideró que podría tratarse de una persona que vivía en la calle.

Sin embargo, no fue hasta que habló con él y le pidió el cuaderno que se dio cuenta de que la situación de aquel hombre era mucho más complicada de lo que pensaba.

Según comentó el docente, el hombre solo hacía trazos, pero no sabía escribir, aunque se esforzaba por hacerlo.

Jun ahora se esfuerza un poco más para ayudarlo e incluso le brinda comida en ocasiones. Ese hombre es un ejemplo de que cuando realmente se quiere aprender, no hay nada que te lo impida.

Otra historia increíble es la de una mujer que aprendió a leer y escribir a los 63 años y ganó un concurso literario. Para leer más al respecto, ingrese aquí.

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