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Hombre sin hogar. | Foto: Shutterstock
Hombre sin hogar. | Foto: Shutterstock

Años después de ser echado por su hermana, indigente conoce a policía y descubre que es millonario - Historia del día

Vanessa Guzmán
16 mar 2022
20:40

Un día, un vagabundo se despertó y vio policías rodeándolo. Lo llevaron a la comisaría para informarle que era millonario.

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Graciela había echado a Samuel de la casa después de que su madre falleciera repentinamente. Él se sorprendió al ver que su mamá le había dejado toda su riqueza a su hermana.

A Graciela le desagradaba Samuel porque él siempre desaprobaba a los hombres con los que salía. Entonces vio esta como la oportunidad perfecta para deshacerse de él.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Sentado en la esquina de una calle concurrida, Samuel pensó en su tiempo con su madre y Graciela. Vivían en una lujosa mansión que dejó su padrastro, Eduardo Duarte.

Eduardo era un rico hombre de negocios y uno de los nombres más importantes de la ciudad. Conoció a Verónica en una cafetería y al instante se enamoró de ella. Se casaron un año después de su primer encuentro con Samuel y Graciela a su lado.

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Después de su matrimonio, Eduardo se acostumbró a transferir miles de dólares todos los meses a la cuenta de Verónica, para que ella nunca tuviera que pedirle dinero. También compró una lujosa mansión para ella y sus hijos y la convirtió en la única dueña de la propiedad.

Un día, mientras Verónica estaba ocupada con su clase de yoga matutino, escuchó sonar su teléfono. Ella extendió su mano y respondió la llamada de un número desconocido.

"Hola", dijo ella, preguntándose quién la había llamado en tan mal momento. Quería terminar la llamada y volver a su práctica de yoga rápidamente.

"Hola, ¿es Verónica Duarte?", preguntó un hombre desde el otro lado. Después de que ella confirmara su identidad, el hombre le dijo algo que nunca quiso escuchar.

"Lo siento, pero su esposo, el Sr. Eduardo Duarte, falleció hoy en un accidente de tránsito", dijo el hombre. Trabajaba en el hospital a donde fue llevado el cuerpo después del suceso.

En unas pocas horas, los empleados del millonario habían hecho todos los arreglos del funeral. Cientos de personas se dieron cita luego tras enterarse de la prematura muerte del magnate de los negocios.

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Verónica tardó un par de meses en aceptar que su amado esposo la había dejado sola. Él era la persona más importante en su vida y nunca se había imaginado vivir sin él.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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Samuel y Graciela se sintieron mal al ver llorar a su madre todo el día. Hicieron todo lo posible por consolarla, pero parecía que nada funcionaba. Su salud comenzó a deteriorarse día a día.

Tres meses después de la muerte de Eduardo, Verónica llamó a su abogado para una reunión. Sintió que necesitaba finalizar su testamento porque no se sentía motivada para vivir sin su esposo.

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Samuel y Graciela no tenían idea de que su madre había llamado al abogado para redactar la versión final de su testamento. No estaban en casa cuando el jurista acudió a la cita con la viuda.

Cuando Graciela llegó a casa en la noche de ese día, fue recibida por una casa oscura. Se preguntó por qué su madre no había encendido las luces, así que irrumpió en su habitación para verla.

"¿Mamá?", la llamó mientras abría la puerta. Rápidamente alcanzó el interruptor de la luz y vio a su madre durmiendo en su cama. Dio unos pasos y se paró a su lado. Luego colocó suavemente su mano sobre su frente y le sintió la piel fría.

Su corazón se aceleró cuando se dio cuenta de que su madre no estaba durmiendo. Había fallecido tres meses después de la muerte de su marido. Graciela llamó inmediatamente a Samuel y le pidió que volviera a casa.

Los siguientes días fueron difíciles para los hermanos. Les costaba aceptar que su madre también los había dejado solos en este mundo. Ya no podían contar con ella para que atendiera sus necesidades.

Las cosas cambiaron cuando el abogado les informó sobre el testamento de Verónica. Había dejado su riqueza y la casa solo a Graciela. Samuel se sorprendió de que su madre no le diera nada.

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Graciela estaba encantada después de escuchar las palabras del abogado. Tener la casa para ella sola significaba que podía echar a su hermano. Así no podría estar constantemente interfiriendo en su vida.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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Pensó en todas las veces que le presentó un novio a Samuel, y él los desaprobó, lo que le impidió formar una familia. Nunca pudo entender por qué su hermano tenía problemas con todos los hombres con los que salía.

Sin embargo, Verónica no esperaba que su hija hiciera esto. No le dio nada a su hijo porque quería que trabajara duro y ganara dinero. Ella sintió que la riqueza lo habría vuelto perezoso y no podría conseguir el trabajo de sus sueños.

Por otro lado, Graciela finalmente encontró la oportunidad perfecta para deshacerse de su hermano. "¡Empaca tus maletas!", le dijo. "No voy a dejarte vivir en esta casa y controlar mi vida nunca más".

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“Pero, ¿por qué, Graciela?”, preguntó Eduardo. "¡Sabes que todavía estoy trabajando como pasante y mi gerente monitoreará mi desempeño durante los próximos tres meses hasta que me contrate como empleado permanente!".

"¿Y eso qué?", respondió Graciela en un tono mezquino. "¡Eso no es asunto mío!".

"Graciela, sabes que no puedo permitirme alquilar un apartamento en este momento", respondió Samuel. "Por favor, déjame quedarme aquí hasta que mi empleador me contrate de forma permanente", suplicó.

"¡En tus sueños, Samuel!", le dijo a su hermano mientras se reía. Luego le insistió en pedirle que recogiera sus pertenencias.

Leer el testamento de su madre lo había dejado conmocionado y se sintió confundido después de escuchar las palabras de Graciela. Indefenso, fue a su habitación y comenzó a empacar su ropa mientras pensaba en un lugar donde pasar la noche.

Unos minutos más tarde, Graciela llamó a su puerta. "¿Terminaste de empacar?", preguntó.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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"¡Por favor, date prisa y vete!", gritó desde afuera. "¡Tengo una cita con Jaime en diez minutos!".

Samuel hizo un gesto de desagrado y le dijo que se iría en unos minutos. Escuchó el sonido de sus pasos desvaneciéndose mientras caminaba hacia su habitación.

Después de cinco minutos, Samuel salió de la casa. Le había pedido a uno de sus amigos que lo dejara pasar la noche en su casa y él había accedido.

Al día siguiente, fue a trabajar desde la casa de su amigo y buscó un apartamento económico para alquilar. Afortunadamente, encontró uno que coincidía con su presupuesto.

Había planeado vivir allí hasta que su empleador lo contratara de forma permanente. Luego alquilaría un apartamento mejor después de recibir su primer salario.

Tres meses después, Samuel recibió la peor noticia de su vida. Su empleador había decidido no contratarlo permanentemente porque no estaba contento con su desempeño.

La noticia lo dejó atónito. No tenía un plan B porque creía que su plan inicial no fallaría. “¿Qué voy a hacer ahora?”, pensó.

Samuel revisó su cuenta bancaria y se dio cuenta de que se estaba quedando sin ahorros. No podía pagar el alquiler del próximo mes y no tenía idea de qué hacer a continuación.

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Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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Sintiéndose impotente, salió de su lugar de trabajo y se paró en la esquina de la calle. Sacó su teléfono de su bolsillo y marcó el número de Graciela.

"Hola, ¿quién es?", preguntó ella en un tono severo.

"¡Hola, Graciela! Soy yo, Samuel", respondió. "¿Cómo estás?".

"¿Qué es lo que quieres ahora?", preguntó su hermana.

“Necesito un lugar para vivir. No tengo trabajo", lloró. "¿Puedes dejarme quedarme en tu casa unos días hasta que encuentre otro trabajo?".

"No. ¡Por favor no me llames de nuevo!", gritó Graciela. "¡Ya no te quiero en mi vida!".

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Samuel se sintió desesperanzado después de que su hermana colgó. Se sentó en la esquina de la calle con sus pertenencias a su lado. Las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras pensaba cuál sería su destino.

Después de sentarse en la esquina durante unas horas, Samuel comenzó a sentir hambre. Compró la cena con el último billete de $10 en su bolsillo y se lo comió mientras pensaba cómo sobreviviría sin dinero.

Mientras estaba comiendo en la esquina de una calle muy transitada, un hombre se le acercó. Samuel levantó la cabeza y vio al hombre de cabello largo y barba parado frente a él.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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"¿Estás buscando un lugar para vivir?", preguntó el hombre.

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"Sí, pero ¿quién eres tú?”, respondió Samuel. Se preguntaba cómo lo cobijaría el hombre que a juzgar por su apariencia no tenía suficiente dinero para vestirse.

"Vamos. Sígueme", dijo. "Te llevaré a mi casa. Vivo allí con mis amigos".

Como Samuel no tenía otra opción, decidió seguir al hombre. Inmediatamente se puso de pie, levantó sus maletas y caminó detrás de él.

Después de caminar unos minutos, el hombre se detuvo debajo de un puente. Estaba oscuro, pero Samuel podía ver gente sentada en el suelo junto a las paredes.

"Esta es mi casa", dijo el hombre. "Mi nombre es Joaquín, y vivo aquí con mis amigos sin hogar. Puedes elegir el rincón que quieras".

Samuel tuvo que vivir a la fuerza debajo del puente con los vagabundos y comer lo que encontró en la basura. Sus circunstancias le hicieron dejar su lujosa vida y aceptar su nueva realidad.

Joaquín le había dicho una regla de oro sobre vivir debajo del puente: huir cada vez que escuche la sirena de la policía. De lo contrario, lo arrestarían. Explicó que la policía los visitaba porque a menudo robaban comida en algunas tiendas.

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También le ofreció a Samuel unirse a ellos cuando llevaran a cabo su próximo robo, pero él se negó. No podía rebajarse tanto para satisfacer su hambre. Sintió que era mejor comer de la basura en su lugar.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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Una noche, mientras Samuel y los otros hombres dormían debajo del puente, llegó una camioneta de la policía. Al escuchar los pasos de los policías, todos se despertaron y corrieron en diferentes direcciones, excepto Samuel.

"¡Levántate!", gritó el oficial de policía. Samuel abrió los ojos y se sorprendió al ver a cuatro policías de pie a su alrededor. Rápidamente se despertó y levantó las manos.

"¡No he hecho nada! ¡Lo juro!", expresó de inmediato el desafortunado hombre.

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"Sabemos que no has hecho nada malo. Eres Samuel, ¿verdad?", preguntó el policía.

"Sí", respondió.

"¿Graciela Rodríguez es tu hermana?", preguntó otro oficial de policía.

"Sí. Lo es. ¿Envió a la policía a arrestarme?".

Los policías le pidieron a Samuel que entrara a la patrulla y lo llevaron a la comisaría. Lo hicieron esperar unos minutos antes de que el oficial principal le hablara.

"Hola, Samuel. Soy el jefe de policía y le pedí a mi equipo que te buscara", dijo el policía.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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"¿Qué pasa?", preguntó con una expresión confundida.

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"Tengo buenas y malas noticias para ti, Samuel. ¿Qué te gustaría escuchar primero?", preguntó.

Él le dijo al oficial de policía que primero le gustaría escuchar las malas noticias.

"Bueno, lo siento, pero tu hermana Graciela, falleció el mes pasado después de luchar contra el cáncer", reveló el policía.

"¿Qué? ¿Tenía cáncer?", preguntó Samuel y se tapó la boca con las manos. No podía creer que su hermana hubiera muerto sin decirle nada.

Las lágrimas rodaron por sus mejillas cuando los recuerdos de su hermana destellaron en su mente. Recordó cómo siempre le impedía salir con sus novios porque estaban detrás de su riqueza, pero ella pensó que él tenía algo contra ella.

"¿Quieres escuchar las buenas noticias?". La voz del oficial de policía interrumpió los pensamientos de Samuel.

"Sí. Por favor, dígame cuáles son", precisó Samuel mientras se limpiaba las lágrimas.

“Como su hermana era una mujer soltera y sin hijos, la riqueza que heredó de su madre, incluida su casa, ahora le pertenecen”, reveló el oficial. "¡No tendrás que dormir nunca más debajo del puente oscuro con esos vagabundos!", añadió.

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Samuel estaba feliz y triste al mismo tiempo. Se alegró de no tener que buscar comida en la basura o dormir en la tierra. Sin embargo, se entristeció al saber que su hermana ya no estaría en la casa.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Es importante escuchar a tu familia a la hora de tomar decisiones: Samuel impidió que Graciela saliera con esos hombres porque tenía razones para creer que estaban más interesados ​​en su riqueza que en su amor.
  • La familia siempre debe ser lo primero: Si Graciela hubiera escuchado a Samuel y lo hubiera dejado quedarse en la casa, podría haberla cuidado y ayudado a combatir el cáncer.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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