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Una mujer mayor camina por la calle | Foto: Shutterstock
Una mujer mayor camina por la calle | Foto: Shutterstock

Marido se burla de esposa que todo el tiempo le da dinero a su madre pobre hasta que ella lo enfrenta - Historia del día

Mayra Pérez
26 mar 2022
14:30

Un marido altivo se molesta con su esposa por dar dinero a su madre, pero ella sigue haciéndolo. Al final, él se da cuenta de la verdadera razón por la cual ella había actuado así.

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Cuando Lucy Hurtado se casó con Samuel Flores, pensó que era la mejor decisión que había tomado. Aunque él era ocho años mayor que ella, era inteligente, atractivo y, lo más importante, la amaba sinceramente, o eso creía ella. Hasta que un día todo se vino abajo...

Los Hurtado siempre habían advertido a su hija que no saliera con Sam, y la perspectiva de que se casaran preocupaba a sus padres.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

“Cariño”, había dicho su madre. “Él no es el hombre adecuado para ti. ¡Confía en nosotros! ¡Te arrepentirás de haberlo elegido como tu compañero!”.

“¡Tu madre tiene toda la razón, Lucy!”, le había advertido su padre. “¡Estás apresurando la decisión del matrimonio! Puede que él sea muy amable contigo, ¡pero Sam no es alguien que estará contigo por el resto de tu vida!”.

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Pero Lucy no estaba de acuerdo. Estaba segura de que Sam la adoraba tanto como ella a él. Así que cuando él le propuso matrimonio solo unos meses después de su noviazgo, ella dijo que sí, sin dudarlo, y un mes después se casaron.

Su boda fue espectacular y Sam se había asegurado de que todos los detalles fueran perfectos. Se ganaba la vida como contador en una famosa firma, entonces, ¿cómo podría dejar pasar la oportunidad de presumir?

Y Lucy también se sentía orgullosa de él y de que a partir de ese momento se convirtiera en su esposo. Estaba encantada de que sus padres vieran que era un hombre respetable y rico.

Pero desafortunadamente, todo era muy diferente un año después…

“¡Lucy!”, gritó Samuel mientras se acercaba a ella con un sobre en sus manos. “¿Qué diablos es esto? ¿De verdad pensaste que no era necesario informarme sobre esto?”.

“¡Cálmate, Samuel!”. “¿No ves que estoy ocupada haciendo el desayuno?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡No me importa lo que estés haciendo! ¿Por qué no me dijiste que le darías dinero de nuestra cuenta conjunta a la de tu madre?”.

“¿Qué quieres decir, Samuel? ¡Me criaron así! ¡Ellos son mis padres!. ¡Si necesitan ayuda, se las daré sin dudarlo! ¡Mamá necesitaba dinero con urgencia, así que se lo di de MIS ahorros!”.

“¿Así que crees que puedes sacar dinero de la cuenta y gastarlo sin siquiera discutirlo conmigo?”.

“¿Cuál es tu problema, Sam? ¡Es una cuenta CONJUNTA! ¡También es mi dinero! ¡Así que concéntrate en tu trabajo y no me molestes hasta que termine de cocinar! Estos últimos días has logrado alterar mis nervios”, murmuró en voz baja mientras volvía al desayuno.

Samuel se fue furioso, poniendo fin a la acalorada discusión. Pero eso había sido solo el comienzo de sus peleas diarias. Él le decía continuamente que no le diera más dinero a su madre, pero ella lo siguió haciendo a pesar de sus advertencias. Eventualmente, Lucy se dio cuenta de que había hecho lo correcto.

Las cosas siguieron así durante casi tres meses, y los ahorros de Lucy se fueron agotando al ofrecer una suma específica de dinero a su madre cada mes. Las peleas fueron reemplazadas por el silencio.

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La pareja dejó de hablarse. De hecho, se distanciaron tanto que, en un momento, Sam comenzó a salir con otras mujeres, a pesar de seguir casado y de tener una esposa en casa. Exhibía sus infidelidades públicamente.

El amor que sentía Lucy por él también había mermado. Cuando descubrió que Sam la estaba engañando, decidió terminar la relación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Le dolía que el Sam que una vez amó y por el que había enfrentado a sus padres se hubiese convertido en el hombre que era ahora, y no tenía más remedio que poner fin a todo. Entonces, cuando él llegó a casa una noche, ella le dijo que lo dejaba.

“Estos son los papeles del divorcio”, dijo, poniendo los documentos sobre la mesa de la sala. “Lo he firmado, y espero que tú también lo firmes sin ningún retraso. ¡Entonces puedes estar con quien quieras y yo puedo vivir mi vida en paz!”.

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Sam sonrió. “¿Y qué vas a hacer sin mí, Lucy? ¿Volver con tus padres y llorar?”, dijo con desprecio. “¡No tienes adónde ir, cariño, así que terminarás corriendo de regreso conmigo!”.

“¡Eso no pasará!”, replicó Lucy. “¿Sabes qué? ¡Mis padres tenían razón! ¡Eres un idiota y un fanático del control! No me soportas solo porque ayudo a mis padres con mi dinero”.

“Bueno, pues ahora me alegro de no haberte hecho caso sobre la idea de dejar de apoyarlos económicamente. Debí imaginar que algo así ocurriría”, dijo mientras salía de su casa con su equipaje.

Sam se encogió de hombros y no le dio importancia a sus palabras. De hecho, estaba tan feliz de que su patética esposa estuviera fuera de su vida que ni siquiera logró captar la pista que ella había dejado caer antes de irse.

Así que cuando descubrió que ella había estado transfiriendo dinero a su madre para pagar la hipoteca de un apartamento a nombre de la señora todo este tiempo, ¡se sorprendió!

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¡No podía creer que los padres de Lucy hubieran comprado una casa en una lujosa urbanización! La madre de Lucy era ama de casa y su padre era un obrero. ¿Cómo se las habían arreglado para permitirse un lugar tan costoso?

Resultó que el apartamento había pertenecido a Lucy inicialmente. Ella lo había comprado como un regalo sorpresa para Sam. Sin embargo, cuando el padre de Lucy se enteró, le aconsejó que no lo mantuviera a su nombre.

¡Él sabía que a Sam solo le interesaba presumir su dinero y no amaba realmente a Lucy! Entonces, como prueba, le aconsejó que pusiera el apartamento a nombre de su madre.

Por supuesto, esto había provocado una acalorada discusión entre Lucy y sus padres, pero al final, ella había accedido, solo para demostrarles su error: “¡Verán que otra vez se equivocan! ¡Sam no es como ustedes piensan!”.

¡Por desgracia, ella estaba equivocada y sus padres tenían razón!

Cuando la pareja se encontró durante el proceso de divorcio, Sam se negó rotundamente a divorciarse y amenazó con demandarla por el nuevo apartamento, alegando que tenía derecho a una parte de él.

Sin embargo, legalmente esto no era así y finalmente se inició el proceso de divorcio. Al hacerse realidad, Lucy sintió que podía volver a respirar libremente.

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El día que finalizó el divorcio fue a ver a sus padres y les agradeció por haber estado a su lado todo el tiempo. “Lo siento, mamá y papá”, dijo mientras los abrazaba.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Tenían razón y yo estaba equivocada. Les prometo que los escucharé con más atención de ahora en adelante. Me alegro de haber aprendido de esta difícil experiencia”.

Las cosas entre Lucy y sus padres mejoraron a partir de ese día, y ahora viven juntos en su nuevo departamento, que sigue a nombre de su madre.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • A veces necesitas tocar fondo antes de que las cosas encajen en su lugar. Lucy solo se dio cuenta de quien que era Sam después de vivir bajo el mismo techo que él y pasar por un infierno.
  • Los hijos tienen la libertad de tomar sus propias decisiones, pero también deben entender que cuando sus padres les dicen algo, es por su propio bien. Los padres de Lucy sabían que Sam no era el hombre adecuado para ella y ella se dio cuenta al final.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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