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Un hombre revolviendo la basura | Foto: Shutterstock
Un hombre revolviendo la basura | Foto: Shutterstock

Estudiantes se enteran de que su profesor de música favorito fue despedido: luego lo ven enfermo cerca de la basura - Historia del día

Tres amigos de la escuela se sorprendieron cuando su profesor favorito, que les enseñaba a tocar la guitarra, fue despedido y se enfermó gravemente. Entonces hicieron un plan para ayudarlo.

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Tomás, Saúl y Bruno eran unos chicos traviesos. Si se descubría alguna travesura, ellos solían ser los responsables. Los maestros les decían “Los tres mosqueteros”.

Pero todo cambió cuando el Sr. Eric Lasso comenzó a enseñarles. Él era el profesor de música y descubrió que los tres chicos tenían más que una energía ilimitada: tenían talento.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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En poco tiempo estaban tocando la guitarra y soñando con convertirse en estrellas de rock. Por supuesto, todos los niños que tocan la guitarra sueñan con eso. Pero el Sr. Lasso en realidad pensaba que estos tres tenían la oportunidad de ser buenos músicos.

Las únicas personas que no estaban particularmente felices con la nueva pasión de los mosqueteros eran sus padres. Sin embargo, los chicos los habían convencido para que les compraran guitarras eléctricas.

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Los tres se turnaban para practicar en el garaje de cada familia, para desesperación de todos sus vecinos. Y cuando no perdieron interés en la música después de unos años, sus progenitores decidieron conversar seriamente con ellos.

Los adultos les explicaron a sus hijos que, aunque apoyaban todos sus intereses y ambiciones, sus estudios tenían que ser lo primero.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Los chicos, ahora de trece años, estaban desalentados por lo que les dijeron sus padres, especialmente después de que les dijeron estadísticas sobre el éxito de los músicos.

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Acudieron al Sr. Lasso, quien los animó. “Lo que importa es la música, les dijo. “No si son famosos, es cómo les habla la música”.

Debido a que el profesor de música siempre era directo y honesto con ellos, Tomás, Saúl y Bruno confiaban en su juicio. Les decía que tenían talento y que nada más importaba.

Desafortunadamente, el Sr. Lasso era igualmente honesto cuando consideraba que la gente no tenía talento. Sara Jiménez quería ser pianista. Ella y su familia tenían la seguridad de que poseía un enorme talento.

Un día, el Sr. Lasso le dijo lo que pensaba a la chica. Tocaba muy bien el piano para ser una colegiala de quince años, pero él no creía que pudiera convertirse en una concertista de piano de fama mundial.

Sara se fue a casa llorando y se quejó con su padre, Cipriano Jiménez, uno de los hombres más poderosos de la ciudad y uno de los principales benefactores de la escuela.

La chica habló con su padre y él fue a hablar con el Sr. Fernández, el director de la escuela, y este despidió al Sr. Lasso.

Saúl, Tomás y Bruno estaban devastados. La escuela contrató a un nuevo profesor de música y la mayoría de los chicos se olvidaron rápidamente de Eric Lasso y su influencia, pero no ellos tres.

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Seis meses después, los tres jovencitos estaban en el centro de la ciudad para visitar una tienda de música que vendía viejos discos de vinilo y vieron a un hombre apoyado sobre un contenedor de basura.

“¡Es el Sr. Lasso!”, gritó Tomás, y comenzó a correr hacia el hombre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Espera, Tomás!”, gritaron Bruno y Saúl. “No es él... No puede ser”. El hombre delgado que se apoyaba en el contenedor de basura era en efecto su amado Sr. Lasso, pero no se veía igual. De hecho, se veía muy enfermo.

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“Señor Lasso”, dijo Tomás. “¿Qué pasa? ¿Por qué está aquí en la calle?”.

“¡Tomás!”, exclamó el señor, quien parecía encantado de verlos. “Estaba descansando un poco... No puedo caminar por mucho tiempo... No he estado bien”. El maestro explicó que estaba desempleado y se ganaba la vida dando lecciones de música.

Los niños lo acompañaron a su casa y él los invitó a pasar. El Sr. Lasso explicó que necesitaba una cirugía, pero que como no tenía trabajo fijo ni seguro médico, no podía pagarla.

Los chicos se fueron a casa muy preocupados por el profesor. “¿Cuánto dinero cuesta una cirugía?”, preguntó Bruno.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Un montón!”, dijo Tomás. “A mi tía le operaron la vesícula biliar y le costó MILLONES...”.

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“No millones, sino cientos de miles, a veces”, dijo Saúl. “Pero escuchen... tengo una idea”.

Al día siguiente después de la escuela, los tres chicos fueron a la plaza principal de la ciudad con sus guitarras, amplificador y un cartel que explicaba que estaban recaudando fondos. Comenzaron a tocar sus guitarras y la gente se detuvo a escuchar.

La mayoría leyó el cartel y donó dinero para la cirugía del Sr. Lasso. ¡Al final del primer día, los chicos se sorprendieron al descubrir que habían recaudado más de $500! “¡Podemos lograrlo!”, dijo Tomás. “Pero hay un largo camino por recorrer”.

Todos los días los chicos iban a la plaza, y una tarde, la televisora local envió a un periodista a entrevistarlos. Explicaron que estaban recaudando dinero para su antiguo profesor de música que estaba muy enfermo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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La historia se publicó al día siguiente, junto con un video de los niños tocando sus guitarras y la gente tirando dinero en sus envases. La estación de televisión se inundó de llamadas que ofrecían donaciones y los chicos crearon una página GoFundMe.

¡Tres semanas después, alcanzaron los $200.000 que eran suficientes para la cirugía del Sr. Lasso! Estaban muy emocionados, pero cuando entraron a clase, su maestro de salón les dijo que el director quería hablar con ellos.

El Sr. Fernández les dijo a los tres niños: “Vi lo que han estado haciendo en la televisión... Y tengo que decirles que estoy muy orgulloso de ustedes”.

“Quiero que sepan que voy a contratar de nuevo al Sr. Lasso, porque si él puede hacer que ustedes tres toquen como ángeles, ¡puede lograr cualquier cosa!”.

El Sr. Lasso volvió a la escuela después de su cirugía y Tomás, Saúl y Bruno quedaron encantados. Estaban aún más felices cuando comenzaron a recibir solicitudes para tocar en fiestas e incluso en bodas. Se anunciaban a sí mismos como “Los tres mosqueteros”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los padres no deben decidir el futuro de sus hijos. Las personas siempre son más felices y exitosas haciendo lo que aman. Incluso si es un sueño loco, todos merecen su oportunidad.
  • Hay que alentar a los niños a ser mejores. Todo lo que los "Tres Mosqueteros" necesitaban, en el fondo, era alguien que creyera en ellos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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