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Hombre acostado en el piso | Foto: Shutterstock
Hombre acostado en el piso | Foto: Shutterstock

Mujer le da una manta a un indigente y a cambio el hombre le da una pila de papeles valiosos para él - Historia del día

Una amable mujer le dio una manta a un indigente para que se protegiera del frío y él le devolvió su agradecimiento entregándole un fajo de papeles muy importantes para él.

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Sandra salió de la librería con el último lanzamiento de su autor favorito. Había estudiado escritura creativa en la universidad y trabajaba como editora para una pequeña agencia.

Aunque no había profundizado en la industria de la escritura y las publicaciones durante más de 3 años, ella tenía grandes sueños y quería tener su propia agencia algún día.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Cuando salió de la librería ese día, estaba emocionada de comenzar a leer su nueva compra. El clima en la ciudad era ideal para un día de lectura perezoso, con la lluvia cayendo y una brisa fría barriendo la ciudad.

Sandra estaba ansiosa por ir a casa, tomar un café y sumergirse directamente en el libro. Cuando cruzó la primera calle después de la librería, estaba feliz y alegre, hasta que vio algo que la hizo sentir terrible.

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Había un indigente temblando de frío en una esquina. El clima era frío, y al observar la condición del hombre, Sandra supo que podría enfermarse fácilmente. Ella sabía que tenía que hacer algo para ayudarlo. Entonces se acercó a él.

“Disculpe, señor”, dijo ella. “¿Va a quedarse aquí? Mi casa está cerca. Puedo traerle una manta y un poco de té para que se mantenga caliente”.

Cuando Sandra dijo eso, el hombre miró hacia arriba y las lágrimas brotaron de sus ojos. “Gracias, señorita. Sería muy amable de su parte. Ha pasado mucha gente por aquí, pero nadie se había ofrecido a ayudarme...”.

“Está bien, señor. Vuelvo enseguida. Por favor, quédese aquí, ¿de acuerdo?”, dijo, y el hombre asintió.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La casa de Sandra estaba lo suficientemente cerca, por lo que caminó lo más rápido posible y regresó con el hombre con una manta y un poco de té en un termo. Cuando ella se los ofreció, él no dejó de agradecerle.

“¡Eres un ángel!”, exclamó él. “¿Cómo te lo podré pagar?”.

“No es necesario, señor”, respondió ella con una sonrisa. “Solo cuídese. Soy Sandra, por cierto”.

“Soy Roger”, dijo el hombre, tomando un sorbo del té. “Tienes un corazón generoso, Sandra. ¿Te gusta leer? Te vi cargando un libro hace rato”.

“¡Ah! Tienes buen ojo, Roger”, se rio. “Sí, me encanta leer. Siempre estoy buscando nuevos autores y temas para leer, ¡y actualmente estoy obsesionada con Shari Lapena! ¡Es increíble!”.

“Ya veo”, Roger asintió levemente. “En ese caso, ¿puedo decirte algo?”.

“¡Adelante! ¡Soy todo oídos!”.

“Sé que tal vez no me creas, pero yo también solía ser escritor”, dijo. “Es solo que las cosas no siempre funcionan... Una tragedia me quitó la capacidad de escribir”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Perdí a mi familia en un horrible accidente, no pude sobrellevarlo y finalmente renuncié a la vida... Verás, estoy solo contando mis días ahora...”.

“¡Dios!”, exclamó Sandra jadeó. “Lo siento mucho. ¡No tenía ni idea!”.

“No te preocupes. No fue culpa de nadie. Dios lo planeó así para mí... Pero hay algo que me gustaría darte...”.

Entonces Roger sacó una pila de papeles de su bolso y se los dio a Sandra. “Esto es algo muy valioso para mí”, dijo, ofreciéndoselo.

“Lo escribí con todo mi corazón... No puedo devolverte la manta y el té, pero considera esto como una muestra de gratitud. Te agradecería que lo leyeras”.

Al llegar a casa, Sandra comenzó a leer las páginas que le había dado el indigente. La historia que leyó era trágica.

“Claro, Roger. ¿Por qué no? Como dije, ¡me encanta explorar nuevos escritores!”, respondió ella, aceptando los papales, esperando que eso lo animara.

“Muchas gracias”, respondió él en voz baja.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Ese día, después de regresar a casa, Sandra quería leer a su autora favorita, pero de repente cambió de opinión. Decidió darle una oportunidad a los papeles que había recibido de Roger, así que preparó café y se metió en su cálida y cómoda manta, leyendo hoja tras hoja.

A la mitad de su lectura, Sandra estaba llorando. ¡La historia que Roger había escrito en esas hojas era suya! ¡Era su autobiografía y no podía creer lo trágica y triste que había sido la vida para él!

Su familia no era adinerada y él aspiraba a ser un escritor exitoso. Sus padres no apoyaban su pasión, por lo que realizaba trabajos ocasionales para financiarla.

Sin embargo, cuando finalmente recibió una oferta de una importante editorial, sus papás murieron en un terrible accidente automovilístico.

Roger y sus padres siempre habían sido muy unidos y esperaba que demostrar su valía finalmente los enorgulleciera. Pero nunca tuvo la oportunidad. Incapaz de hacer frente a su muerte, renunció a todo, incluso a lo que más amaba: escribir.

Las lágrimas de Sandra no paraban de caer cuando terminó de leer su historia. Algo en su corazón le decía que el resto del mundo necesitaba conocerla.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

No podía dejar que los esfuerzos de Roger se desperdiciaran. Tenía el don y merecía vivir una vida feliz. Así que se sentó frente a su computadora a la mañana siguiente en el trabajo y comenzó a editar su borrador.

En unas pocas semanas, hizo un manuscrito adecuado y se lo presentó a su jefe. “¡Estoy segura de que esto hará maravillas!”, le dijo ella.

“NECESITAMOS publicar su libro... Lo revisé varias veces y creo que valdrá la pena intentarlo. Tiene el potencial de traer excelentes resultados a nuestra agencia”.

Después de una reunión de equipo, la agencia decidió publicarlo y la felicidad de Sandra no conocía límites. Después del trabajo, se apresuró al lugar donde conoció a Roger y, afortunadamente, lo encontró allí.

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Pero cuando ella le dijo que lo publicarían, él no parecía feliz. “Es irrelevante ahora, Sandra. Perdí a las personas que amaba... ¿Cuál es el punto de todo esto ahora?”.

Sandra sostuvo su mirada y dijo: “¡Lo harás por ti mismo, Roger! ¡Eres talentoso y mereces todo el aprecio! Y si eso no te convence, hazlo por mí... ¡Por favor, ven conmigo!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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El hombre todavía no se animaba, pero cuando Sandra insistió, él cedió. Cuando se publicó el libro se convirtió en un éxito rápidamente. Muchos jóvenes se inspiraron para perseguir sus sueños después de leer la historia de Roger, gracias a Sandra.

El hombre ya no estaba sin hogar y se hizo famoso. Después de su evento de firma de libros, Sandra fue a recogerlo.

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“Muchas gracias, Sandra”, le dijo él mientras se acomodaba en el auto. “Si no fuera por ti, nunca me habría dado cuenta del valor de mi talento”.

“¡Es solo el comienzo, Roger!”, respondió ella. “Tienes un gran futuro por delante...”.

El hombre y Sandra se hicieron buenos amigos, y aunque ella todavía tenía que cumplir su sueño, estaba encantada de haber ayudado a alguien como Roger a lograr el suyo. No hay nada como la alegría de ayudar a alguien a cumplir sus sueños.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Hacer el bien se siente increíble. Hagámoslo a menudo: Sandra podría haber ignorado a Roger como hacían los demás cuando temblaba de frío, pero no lo hizo. Ella no solo le dio una manta para mantenerlo caliente, sino que también lo ayudó a recuperarse de su pérdida y ver la vida de manera positiva.
  • Mereces ser amado y respetado: Roger se ignoró a sí mismo y sacrificó todo por una familia que nunca reconoció su valor. Estuvo mal de su parte hacerlo. Se merecía ser feliz y, con la ayuda de Sandra, finalmente lo fue.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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