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Bebé envuelta en una manta azul. | Foto: Flickr/EtanSivad (CC BY-SA 2.0)
Bebé envuelta en una manta azul. | Foto: Flickr/EtanSivad (CC BY-SA 2.0)

Adolescente entrega a su bebé recién nacida en adopción: 18 años después se encuentran por accidente - Historia del día

Las circunstancias llevaron a una adolescente con problemas a dar en adopción a su bebé recién nacida. Se encontró con su hija 18 años después y se hizo amiga de ella, pero escondió la espantosa verdad de que ella era su madre biológica.

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A Paula le encantaba pasar las tardes en el parque. Ver a los niños pequeños corriendo, gritando y gritando, llenaba su corazón de alegría.

También se sentía atormentada cada vez que recordaba las circunstancias que, 18 años atrás, la obligaron a elegir entre su bebé recién nacida y su futuro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Ella había imaginado una hermosa familia, pero el lugar de eso terminó destruyendo ese sueño.

Paula había dado a su bebé recién nacida en adopción cuando tenía 18 años. Las circunstancias la obligaron a hacerlo. Habían pasado 18 años, y ella no sabía quién había adoptado a su pequeña y adónde la habían llevado.

“¿Se parecerá a Braulio? ¿Tendrá mi nariz y mis ojos? ¿O las orejas y el pelo rizado de su papá?”. Paula lloraba, perdida en pensamientos profundos sobre la hija a la que nunca pudo abrazar.

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“¿Adónde me ha arrastrado el destino?”, se preguntaba a sí misma. “A los 36 años, toda mi vida se está riendo de mí. Ahora estoy felizmente casada”.

“Aprendí a seguir adelante tras un capítulo incompleto y oscuro de mi vida. Pero, ¿por qué todavía me persigue? ¿Mi hija estará bien? ¿Pensará en mí?”.

Paula a menudo se recriminaba por haber elegido su futuro sobre el de su hija. Había cedido a la amenaza de sus padres cuando le dijeron que dejarían de apoyarla si se quedaba con su bebé recién nacida.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Ella había quedado embarazada de su novio de la secundaria, Braulio. Pero él no la ayudó. Huyó de la ciudad y cortó todo contacto con ella cuando se enteró de su embarazo. “Era un cobarde”, pensaba Paula a menudo.

Con gran pesar, la madre había dado en adopción a su bebé recién nacida una semana después de su nacimiento. Había quedado devastada.

Su conciencia le había advertido que no hiciera eso. Pero terminó dando a su hija en adopción. Había pensado que era su mejor decisión darle una vida mejor.

“Dios te bendiga donde quiera que vayas”, le dijo a su bebé, besando su mejilla antes de dejarla en el hogar de acogida 18 años atrás. Paula había ocultado su rostro para que nadie la reconociera.

La madre siguió adelante. Se graduó, consiguió un trabajo y se casó con un hombre a los 26 años. La vida parecía feliz hasta que su pasado pasó ante sus ojos. Paula, ahora de 36 años, volvió en sí cuando vio a una chica corriendo hacia ella en el parque ese día.

Lo que la sorprendió fue el asombroso parecido de la muchacha con ella. Se sentía como si estuviera mirando a su yo más joven en el espejo. "¿Cómo puede ser? ¿Quién es esta chica? ¿Es ella mi...?", se preguntó cuando la adolescente se detuvo a unos metros de distancia.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

“Disculpa, ¿por casualidad viste a mi perro? Se soltó de la correa. Es blanco con manchas negras en la cara. ¿Lo has visto?”, preguntó la chica. Pero Paula quedó atónita por la apariencia, la voz y los ojos de la joven.

“No, cariño, no vi a tu perro. ¿Cómo te llamas? ¿Por qué no te sientas? Pareces cansada”, dijo Paula, curiosa sobre la identidad de la muchacha. Las dos hablaron durante unos minutos y resultó que el nombre de la joven era Amelia.

“Me preguntaba algo. ¿Por qué será que tengo esta extraña sensación de que me veré como tú cuando sea mayor?”, preguntó Amelia riendo.

“¿No es extraño? Siempre me había preguntado si tenía una doble, ¡pero me sorprende estar sentada cara a cara con una versión mayor de mí misma!”.

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Pronto, Amelia encontró a su perro y salió del parque. Pero antes de irse, le dijo a Paula que visitaría el parque todos los días para pasear a su mascota. Esto le daría a la mujer suficiente oportunidad de saber más sobre la chica y descubrir quién era.

Al día siguiente, Amelia y Paula se encontraron nuevamente en el mismo lugar. Se alegraron y, luego de una cálida conversación, la mujer se enteró de que la chica había sido adoptada hacía 18 años.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Sorprendentemente, la muchacha siempre había sabido que no era la hija biológica de sus padres. “¡Y esta soy yo cuando era una bebé!”, dijo Amelia mostrándole una fotografía vieja a Paula.

La mujer quería llorar. Quería gritar “¡Lo siento!” un millón de veces. Se dio cuenta de que Amelia era su hija, a quien había abandonado 18 años atrás.

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Le dolía aún más cada vez que la joven hablaba mal de su madre biológica. Amelia no sabía que estaba compartiendo sus opiniones negativas al respecto con la mujer que la había traído al mundo.

“Iré a la universidad en otros dos meses. Amo a mis padres por aceptar enviarme allí, aunque está bastante lejos de aquí”, dijo la chica riendo. Luego, esa risa se convirtió en una sonrisa maliciosa cuando empezó a hablar de su madre biológica.

“Odio a esa mujer. ¿Cómo puede una madre dejar a su bebé recién nacida? ¿Qué era más importante que su propia hija? Si no quería tener un bebé, no debió haberse embarazado”.

“Pero me alegro de haber encontrado el amor y la protección de mis padres adoptivos. Los amo”, declaró Amelia, destrozando el corazón de Paula.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Aunque quería confesarle la verdad a la chica, la mujer no se atrevía a hacerlo. Pero durante su siguiente reunión, ya no pudo contener la verdad tras presenciar el intenso odio de Amelia hacia ella.

“Cariño, tal vez no conozcas el panorama completo. Tal vez las circunstancias obligaron a tu madre a abandonarte sin querer hacerlo. Tal vez ella quería que tuvieras un futuro mejor. Es posible que nunca lo sepas”, dijo Paula.

Pero Amelia una vez más comenzó a hablar mal de su madre biológica. “No estoy de acuerdo. Nunca pedí esto, y fue su estúpido error quedar embarazada”.

“No soy un símbolo de su estupidez, y no soy basura que ella simplemente pueda descartar. Yo era su hija... su carne y sangre. Creo que haber nacido de ella es lo peor que me pudo haber pasado”, dijo la joven enfurecida.

Paula estaba herida más allá de lo que las palabras podrían expresar. Las lágrimas se agolparon en sus ojos, hundió la cara entre las palmas de sus manos y comenzó a llorar desconsoladamente.

Amelia estaba desconcertada. No entendía por qué la mujer se había echado a llorar después de escuchar su historia.

“Por favor, cariño... es suficiente. Nunca pensé que fueras basura. Me vi obligada a dejarte... no es que no te quisiera o no te necesitara”, dijo Paula sollozando. Lo que dijo alarmó a Amelia.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Qué quieres decir? ¿Quién eres?”.

“Soy tu madre, la madre que te abandonó 18 años atrás”, exclamó la mujer.

Amelia se puso roja de furia. Agarró su chaqueta y se levantó para irse, pero su madre la detuvo.

“Por favor, cariño. No lo sabes todo. Por favor, dame una sola oportunidad para explicarte todo”, suplicó Paula.

“¿Explicarme todo? Y deja de llamarme cariño. Te odio. Aléjate de mí. Eres la madre más cruel que he visto”.

Paula bloqueó el camino de Amelia y de alguna manera la convenció de que se sentara y la escuchara.

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“Tu padre y yo nunca nos casamos. Yo estaba ciegamente enamorada de él y fui la mujer más feliz cuando quedé embarazada”, confesó la madre.

“Mis padres me amenazaron con retirarme todo el apoyo. Tenía todo mi futuro delante de mí. Al mismo tiempo, quería traerte al mundo”.

“Te di en adopción porque quería que tuvieras una buena vida. La conciencia me estaba matando cuando te dejé, pero no tenía otra opción. No quería que te convirtieras en una adolescente problemática como yo”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Pero por qué no te esforzaste por mantenerme contigo? ¿Era tu futuro mucho más importante que tu bebé?”, replicó Amelia.

“Sacrifiqué mi maternidad por el futuro de ambas. Seguí adelante y me casé con otro hombre. Pero hasta ahora, elegí no tener otro hijo, ¡porque te amo!”.

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“Mi esposo Ronald conoce todo mi oscuro pasado y me apoya. Por favor, perdóname por haberte dejado, cariño. Me vi obligada a hacer eso. No tenía otra opción”.

La ira de Amelia se convirtió en lágrimas cuando escuchó toda la historia de su madre. Se dio cuenta de que la había percibido mal todos estos años y se arrodilló llorando.

“¡Lo siento! No sabía que tú... Pero no puedo dejar a la madre que me crio por ti. Me cuesta perdonarte tan fácilmente, pero lo haré porque ya pasaste por mucho”, dijo la joven.

Paula y Amelia se abrazaron. Las dos derramaban lágrimas de alegría. Después de eso, continuaron encontrándose a menudo en el parque y se prometieron que serían mejores amigas.

La joven estaba feliz de haberse reconciliado con su madre biológica, pero ella y Paula acordaron ser solo amigas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No juzgues a nadie sin saber la verdad. Amelia odiaba a su madre biológica y hablaba mal de ella por haberla abandonado. Desconocía las circunstancias que llevaron a su mamá a tomar una decisión tan precipitada.
  • Una gran familia se basa en el amor y la confianza, no en las amenazas y la traición. Los padres de Paula amenazaron con retirarle el apoyo si se quedaba con su bebé. Su novio la dejó cuando ella le dijo que estaba embarazada. Atrapada entre su futuro y su bebé recién nacida, Paula se vio obligada a dar a su pequeña en adopción. La hermosa familia que había imaginado se derrumbó.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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