Hermano ocupa el rol de padre para niña huérfana: años más tarde ella se encuentra a la hija de él en un hogar - Historia del día
Tras perder a sus padres, un chico ocupa el rol de padre para su hermana pequeña. Se dedica a criarla, sin adivinar el desgarrador plan que el destino tiene para su propia hija años más tarde.
Cuando un fatídico accidente de auto mató a sus padres y cambió sus vidas, Tomás, de 19 años, tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida: centrarse en sus estudios o renunciar a ellos para cuidar de su hermana pequeña, Andrea, de 14 años. Nada superaba su amor por su hermana, así que la eligió a ella antes que a su futuro.
"Nunca te dejaré, Andry. Nunca te daré una vida de huérfana. Seré tu madre y tu padre a partir de ahora. Me tendrás hasta que mi corazón deje de latir, ¿de acuerdo?", consoló entre lágrimas a Andrea tras el entierro de sus padres.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Tomás abandonó la universidad poco después y recorrió las calles, buscando carteles con anuncios de "Estamos contratando". Cuando todas las tiendas y empresas le rechazaron por falta de conocimientos y de titulación, un taller de reparación de autos le abrió las puertas de su nueva vida.
"¿Por qué debería contratarte a pesar de saber que has dejado la universidad?", le preguntó el jefe a Tomás en lo que parecía una pregunta directa de entrevista.
Tomás frunció los labios y dio una respuesta honesta que derritió el corazón del hombre.
"Porque le prometí a mi hermana pequeña que la cuidaría como un padre. No quiero que piense que es huérfana… Quiero que tenga un futuro mejor".
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"¡Chico, estás dentro! ¡Puedes incorporarte hoy mismo!", exclamó el jefe y le dio una palmada en el hombro a Tomás.
La primera semana de trabajo fue una auténtica pesadilla para Tomás. No solamente era nuevo en el oficio, sino que sus compañeros, mucho mayores y con más experiencia que él, lo mangoneaban constantemente.
"Qué imbécil… ¿No sabes apretar un tornillo, campeón?", se burlaban. "Sigues siendo un niño. ¿Por qué no cortas el césped o paseas perros?".
Pero Tomás estaba demasiado decidido a no rendirse y siguió adelante, respondiendo a sus acosadores con silencio y una firme dedicación a su trabajo. Eso les hizo callar, dando a Tomás más espacio para trabajar duro con el fin de ahorrar dinero para la universidad de Andrea.
A medida que pasaban los días, Tomás dedicaba su tiempo y energía a ganar más capital e invertía cada céntimo en el futuro de su hermana. Apenas dormía cuatro horas cada noche y aun así se levantaba antes de que cantara el gallo para prepararle el desayuno a Andrea.
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El agua caliente qudaba lista para que se bañara, su uniforme pulcramente planchado, e incluso su asignación diaria de 5 dólares estaba guardada en su bolsillo. Desde acompañarla a la escuela hasta regañar a sus acosadores, Tomás hacía todo por Andrea y nunca se cansaba de ello.
Pasaron unos años y la chica fue superando poco a poco su dolor. Se matriculó en una prestigiosa universidad lejos de casa tras graduarse en el instituto. Se resistía a dejar a su hermano. Pero Tomás la convenció de que persiguiera sus sueños.
"Andry, he trabajado muy duro para este día. Tienes que irte. No estoy tan lejos de ti. Siempre estoy en tu corazón, y está a poco más de 160 kilómetros de aquí. Te visitaré a menudo, ¿de acuerdo?".
Aunque muy dolido por tener que alejarse de su hermana, Tomás se recompuso para que se fuera lejos. Quería que Andrea fuera una triunfadora, así como sus difuntos padres querían que fueran sus hijos.
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Cuando la chica subió al autobús para ir a la ciudad, Tomás estuvo allí para despedirse. El autobús partió lentamente mientras Andrea apoyaba su rostro lloroso en la ventanilla, saludando a su hermano.
Pasaron los días, y mientras las cosas tomaban un nuevo rumbo, Tomás se enamoró de Sandra, una recepcionista del taller. Sandra era huérfana, y además de enamorarse de ella por la maravillosa mujer que era, Tomás pensó que sería una gran incorporación a la familia.
Tomás y Sandra se casaron en una ceremonia íntima, y cuando se preparaban para ser padres, meses después, el destino les asestó un doloroso golpe.
"No, no puede ser… doctor, por favor, dígame que está bien", gritó Tomás cuando los médicos le dijeron que solo podrían salvar a su recién nacida durante el parto. Su esposa Sandra había muerto dando a luz, dejándole otra importante responsabilidad sobre sus hombros: su hija recién nacida, Libia.
Andrea apoyó emocionalmente al afligido Tomás. Se tomó una larga excedencia y cuidó de su sobrina, pero finalmente se marchó a la ciudad después de que Tomás la persuadiera constantemente para que se centrara en su vida.
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Pasaron unos años y Tomás trabajaba duro día y noche mientras cuidaba de su hija. Seguía enviando dinero a Andrea para que terminara la universidad. Un día, se enteró de que tenía novio tras ver su foto de perfil con un chico en las redes sociales.
Preocupado por el futuro de Andrea y por saber si estaba en buenas manos, Tomás fue de sorpresa a su apartamento. Allí conoció a su novio, José, que era bastante vago y mandón.
"Andry, me temo que has tomado una decisión equivocada. No puedes vivir una buena vida con un vago como él", le aconsejó Tomás a su hermana.
Sorprendentemente, José había oído su conversación e irrumpió con un extraño ultimátum para Andrea, pidiéndole que eligiera entre Tomás y él.
"Cariño, ahora es tu decisión. He oído a tu hermano", empezó. "Llevamos tres años de relación. Sabes lo felices que somos juntos. No soy un vago".
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"Cariño, es que mi hermano me quiere mucho. No lo decía en serio". Andrea intentó convencer a José, que seguía furioso.
"No, escúchame tú, ¿de acuerdo? O TU HERMANO O YO. La elección es toda tuya cariño".
En este punto, Andrea estaba confundida. Y mientras lloraba, le entregó a Tomás su bolso y le pidió que se fuera de su apartamento.
"Lo siento, Tom. Siempre has querido que siga adelante. No puedo vivir sin José porque lo amo. Ahora estoy en un callejón sin salida. No puedo dejarlo. Te amo, pero también lo amo a él. Veo todo un futuro con él. Espero que lo entiendas".
Mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, Tomás salió de la casa de su hermana y caminó por las calles. Su corazón nunca se había sentido tan pesado. Pero, ¿este sería el final de sus desgracias? Lamentablemente, no. Tomás no tenía idea de lo que le esperaba en los días siguientes.
Andrea siguió adelante con su novio, se graduó con honores y se estableció en un buen trabajo. Rara vez hablaba con su hermano y dejó de involucrarse en su vida como antes. La última vez que se puso en contacto con Tomás fue para enviarle la invitación de su boda. Pero él no apareció en el gran día de su hermana, y ella no tuvo tiempo de averiguar por qué.
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Unos meses después de la boda, Andrea se dio cuenta de que no podía concebir. Fue al médico y le diagnosticaron infertilidad. A Andrea se le rompió el corazón porque le encantaban los niños. Más tarde, José y ella decidieron adoptar un bebé. Un día visitó un centro de acogida en las afueras de la ciudad, cerca de su pueblo natal.
Cuando conoció a los chicos, se sintió extrañamente atraída por una niña que se parecía a su hermano. A primera vista, Andrea pensó que podría ser la hija de Tomás que había visto hacía varios años. El peculiar lunar de su mano derecha confirmó su duda. Alarmada, Andrea tomó su teléfono y llamó a su hermano, pero su número estaba desconectado.
"Cariño, ¿cómo te llamas? ¿Cómo se llama tu padre y qué haces aquí?", preguntó a la chica, para estar segura.
"Me llamo Libia, y mi padre se llama Tomás, y él…" la niña empezó a sollozar.
"Cariño, ¿qué le pasó a tu padre? Dímelo, por favor".
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Libia contuvo las lágrimas y entonces reveló algo para lo que Andrea no había venido preparada.
"Papá perdió la mano mientras trabajaba en el garaje. Nos echaron de nuestra casa y me envió aquí, prometiéndome que era por mi bien".
Andrea se sobresaltó. Supuso que su hermano había seguido adelante con su vida, pero ella no sabía nada de su accidente laboral ni de su discapacidad.
"¿Dónde está tu padre ahora?".
"Vive en una caravana", respondió Libia y se dejó caer sobre los hombros de Andrea. "Quiero ir a casa con mi papá. ¿Puedes llevarme, por favor?".
A Andrea le dolió mucho que su propia sobrina no la reconociera.
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Aquella noche visitó a su hermano en su caravana y se enteró de que se había hecho daño en la mano mientras trabajaba en un turno de noche para enviar dinero para sus gastos de matrícula hacía años. Había perdido su trabajo y el casero le había echado por no pagar el alquiler. Al final, Tomás se vio obligado a dejar a su hija en el refugio para darle una vida mejor porque esperaba que alguien la adoptara.
"Estaba probando el auto de un cliente después de una reparación y fallaron los frenos. Choqué contra un árbol y mi mano resultó gravemente herida. Gracias a los airbags, salí con vida. Pero me desperté sin una mano y mi vida se convirtió en un infierno".
"Hermano, ¿por qué no me lo dijiste? ¿Por qué me quieres, a pesar de la horrible hermana que he sido contigo? Primero, te lastimé y elegí a José antes que a ti. Luego, nunca te llamé tras recibir tu último dinero. Y después estuve tan ocupada con mi propia vida que casi me olvido de ti pensando que te iba bien", Andrea, destrozada por la culpa y la vergüenza, abrazó a Tomás y lloró.
"Porque te prometí que sería tu padre. Los padres no odian a sus hijos aunque los hijos les odien a ellos. Sé que no me odias, ¡pero siempre te querré aunque me odies!".
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Una extraña emoción de dolor, culpa y alegría golpeó entonces el corazón de Andrea. Pocos días después, reunió a Tomás con su hija y les invitó a vivir con ella en su casa. Pero su decisión no sentó bien a José, que seguía guardando rencor a Tomás.
Día tras día, José se volvía cada vez más intolerante con la presencia de Tomás y Libia en su casa. Seguía sin trabajo y gastaba el dinero de Andrea jugando en línea, pidiendo comida y sin hacer nada para mantenerla a ella o al hogar. A Tomás le dolía saber que el marido de su hermana era un "bueno para nada", pero decidió no meter las narices en sus asuntos.
Un día, José se puso furioso cuando Andrea le dijo que iba a ponerle a su hermano una prótesis en la mano.
"¿Una prótesis de mano? ¿Sabes lo que cuesta?", le reclamó José.
"Sí, lo sé. ¿Y qué tiene de malo? Yo la pago. ¿Por qué lo preguntas?".
"Lo pregunto porque creo que has olvidado que estamos casados. Pensé que tu hermano y su hija eran nuestros invitados. ¿Cuándo se van?".
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¿"Se van"? No, no se van a ninguna parte. Mi hermano y mi sobrina vivirán con nosotros".
Enfurecido, José volvió a darle un ultimátum a Andrea, pidiéndole que eligiera entre él y su hermano.
"No olvides que soy tu marido. Es tu hermano o yo. La elección es tuya, cariño", se rio, seguro de que Andrea volvería a elegirle a él y no a su hermano. Pero para su sorpresa, Andrea regresó unos minutos después y rompió su burbuja lanzando su maleta a la calle.
"¡FUERA DE MI CASA! TE ENVIARÉ LOS PAPELES DEL DIVORCIO EN BREVE!", le gritó.
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Andrea echó a su pareja y abrazó a su hermano y a su sobrina.
"Ya había cometido un error que no podré enmendar en toda mi vida. No quiero que la historia se repita. Quiero vivir con mi familia. Libia y tú son mi familia".
A partir de ese día, Andrea cuidó de su hermano y su sobrina e incluso pagó la prótesis de mano de Tomás. Se divorció de José unos meses después y nunca se arrepintió. Su casa ya no era solamente ladrillo y cemento, sino una morada llena de verdadero amor y felicidad.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Rodéate de personas que te quieran incondicionalmente y se preocupen por ti, no de quienes te den por sentado: Cegada por su amor por José, Andrea lo eligió por encima de su hermano, que sacrificó todo su futuro para construir el de ella.
- Aprecia a tu familia y exprésales tu amor porque todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos: Andrea olvidó a su hermano en su deseo de crear un futuro con José. Solo se arrepintió cuando conoció a su sobrina en el refugio y más tarde supo que su hermano era discapacitado.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.