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Una nota sobre una cama. | Foto: AmoMama
Una nota sobre una cama. | Foto: AmoMama

Niño escapa de la casa de sus padres adoptivos durante la noche y deja una nota: "Mi hermano me necesita" - Historia del día

Un niño huérfano que había encontrado un hogar huyó de sus padres adoptivos una noche y dejó una nota que decía: “Mi hermano me necesita”. La visión conmovedora que presenciaron más tarde los impulsó a tomar una decisión difícil.

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Un año atrás, Vicente y Carla le dieron la bienvenida a Oscar a su casa. Él era un niño tímido de 13 años que habían encontrado en un refugio para huérfanos, y cuando lo vieron por primera vez, supieron que era el indicado.

Fue amor a primera vista. Luego, tuvieron que tomar una decisión difícil: llevarse solo a Oscar a su hogar permanente con ellos o llevárselo junto con su hermano de ocho años, Jeremías.

Oscar y Jeremías habían perdido a sus padres en un accidente automovilístico y fueron puestos en adopción. Los hermanos estaban seguros de que encontrarían una familia amorosa que los acogiera juntos.

Pero no tenían idea de lo que el destino les deparaba cuando Vicente y Carla tomaron su decisión. La pareja no estaba bien económicamente y sabían que solo podían permitirse criar a un solo hijo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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La elección era evidente para ellos, pues sus corazones quedaron prendados de Oscar, por lo que decidieron que lo adoptarían y lo llevarían a casa, donde estaría lejos de su hermano pequeño.

Antes de proceder con la adopción, la pareja quería que el niño “intentara” adaptarse a su nueva familia. Por supuesto, se habían encariñado con él querían que fuera su hijo para siempre. Pero la elección de Oscar también les importaba, por lo que le dieron suficiente espacio para que tomara una decisión antes de adoptarlo.

Poco después, Vicente y Carla llevaron al niño a su casa. Durante la primera semana que pasó allí, el chico decidió quedarse solo en su habitación, a puertas cerradas, mirando con tristeza las viejas fotos de Jeremías o escuchando su voz en un viejo reproductor de casetes.

Jeremías había sido llevado por otra familia adoptiva poco después y vivía en las afueras de la ciudad. Oscar extrañaba terriblemente a su hermano y no quería hablar con sus padres adoptivos.

Entonces, un día, Vicente compró un nuevo videojuego y le preguntó al niño si quería jugar. Para su sorpresa, Oscar asintió con una tímida sonrisa en su rostro.

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“¡Te lo dije, ¿no?! Oscar nos amará. Se integrará muy bien en nuestra familia”, exclamó el hombre con deleite.

Carla suspiró. Ella deseaba que Oscar se olvidara por completo de su hermano. Quería que él la amara a ella y a Vicente, y que los considerara como sus padres.

Deseaba que él dejara de hablar de su hermano todo el tiempo. Ella y su esposo se enfadaban fácilmente cada vez que el niño hablaba de Jeremías.

Pasaron los meses, y el chico que habían soñado criar como su amado hijo no paraba de hablar de su hermano. Entonces, la pareja decidió ponerle fin a esa situación.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Un día, Carla quiso mostrarle a Oscar el lado divertido de la familia y lo invitó a hornear un pastel con ella. Mientras lo hacían, disfrutaban cada momento. El niño se estaba riendo a carcajadas y, por primera vez, no estaba hablando de Jeremías ni pensando en él.

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O eso pensaba Carla, hasta que él tomó un dedo lleno de masa de pastel y lo lamió, con lágrimas en los ojos. “¡Mi hermano siempre hacía esto cuando ayudábamos a mamá a hornear un pastel!”, dijo entre lágrimas. “Extraño a mi hermano. Quiero verlo”.

La risa de Oscar se convirtió en un ceño fruncido, y se alejó, dejando a Carla con el corazón roto y lleno de decepción. Él había comenzado a extrañar a Jeremías nuevamente.

Para ella y su esposo eso no era conveniente, pues deseaban ocupar un lugar exclusivo en el corazón del niño para siempre.

En mayo de ese año, apenas unos meses antes de iniciar el proceso de adopción, Vicente le hizo una pregunta al chico luego de sorprenderlo con su videoconsola favorita.

“Oscar, ¿estás dispuesto a convertirte en un miembro permanente de nuestra familia?”.

Carla y Vicente fruncieron los labios, esperando la respuesta del niño. Pero no llegaron a escuchar lo que sus corazones querían.

“Quiero reunirme con Jeremías. Su cumpleaños será la próxima semana. Hablaré con él primero”, dijo el chico, jugueteando con su consola.

Su respuesta enfureció a sus padres adoptivos, pero ellos no lo demostraron. Estaban furiosos con Jeremías por seguir ocupando el corazón de Oscar y, sin saberlo, impidiéndole seguir adelante con su nueva familia. No era que odiaran a Jeremías, pero estaban molestos con él por ser el único que le importaba a Oscar.

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“¿Cuándo le daremos un regalo de cumpleaños a mi hermano? Siempre solía comprarle algo lindo con mi mesada. Pero después de la muerte de nuestros padres ya no pude hacerlo. ¿Pueden ayudarme a comprar un regalo para él?”.

Carla y Vicente se negaron con excusas vagas.

“Eh, en realidad, estoy abrumado con el trabajo en este momento. Tal vez en otra ocasión, ¿de acuerdo?”, dijo Vicente.

“Cariño, ahorita las cosas están difíciles, e incluso si logramos comprar un regalo, no podremos reunirnos con tu hermano”, dijo Carla y se fue furiosa, con el ceño fruncido.

Esa noche, Vicente y Carla no pudieron dormir tranquilos. Se preguntaban si habían hecho lo correcto al alejar a Oscar de Jeremías. Lo amaban mucho y querían que él correspondiera a sus sentimientos.

“Deberíamos hacer algo. No podemos dejar que solo piense en su hermano. Oscar tiene que sacarse de la cabeza a ese niño”.

“Tienes razón, cariño”, dijo Vicente. “Hablaremos con él a primera hora de la mañana. Ahora duerme un poco. Buenas noches”.

A la mañana siguiente, Vicente se despertó y vio a Carla gritando a todo pulmón. Corrió para averiguar qué pasaba y se detuvo en estado de shock frente a la habitación de Oscar. El niño no estaba allí, y en su cama había un sobre con una flor encima.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"¿A dónde se fue? Dios mío, ¿dónde está?”, preguntó Carla ansiosamente mientras tomaba el sobre.

“¿Qué está pasando, cariño? Muéstrame”, dijo Vicente agarrando el papel. Se quedó boquiabierto al leer lo que decía: “Mi hermano me necesita”.

Los esposos revisaron la habitación y vieron que la ventana estaba abierta de par en par. Oscar había huido de su casa la noche anterior cuando estaban durmiendo.

El hombre agarró las llaves de su auto y, mientras él y su esposa salían furiosos para ir a la casa de Jeremías, una llamada telefónica del hospital de la ciudad los sobresaltó.

“Señor, su hijo está en nuestro hospital y...”, antes de escuchar el mensaje completo, Carla y Vicente salieron rápidamente al hospital.

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“Hola... ¿Sr. Vásquez? ¿Hola?”, la mujer del centro médico colgó y volvió a llamar, pero los esposos no contestaron.

“Espero que esté bien... Dios, por favor, que esté a salvo”, gritó Carla mientras entraban al hospital en busca de Oscar.

“Es el segundo pabellón a la derecha”, les dijo la recepcionista.

Los esposos irrumpieron en la sala y se congelaron.

“¿OSCAR? ¿POR QUÉ ESTÁS AQUÍ? DIOS MÍO, ¿QUÉ TE PASÓ?”.

Cuando Carla y Vicente se acercaron, vieron que el chico se encontraba perfectamente bien y estaba sentado al lado de Jeremías, que estaba gravemente enfermo.

“Lo siento. Debería habérselos dicho, pero tenía miedo de que no me dejaran salir por la noche. Anoche llamé a mi hermano en secreto, y su madre adoptiva me dijo que estaba en el hospital”.

“Estaba aterrado de lo que pudiera pasarle, así que me fui de su casa para encontrarme con él aquí. Estaba preocupado, así que le pedí a la enfermera que llamara para que les informara que estaba hospital".

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Carla y Vicente se conmovieron hasta las lágrimas cuando presenciaron el amor de Oscar por su hermano. El chico abrazó a Jeremías y le dijo en voz baja: “No te preocupes... Yo cuidaré de ti. No te dejaré de nuevo”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Una vez más, la pareja se veía obligada a tomar otra decisión difícil. Estaban perdidamente enamorados de Oscar y deseaban su felicidad. Y la alegría del niño estaba con su hermano.

“Cariño, ¿puedes venir conmigo un segundo? Quiero decirte algo”, le dijo Carla a Vicente. Los dos salieron de la habitación para hablar sobre su siguiente paso.

Regresaron a la sala momentos después y se deshicieron en lágrimas cuando Oscar les hizo una solicitud conmovedora antes de que ellos pudieran revelar su decisión.

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“Papi, mami, ¿podemos llevar a Jeremías a casa con nosotros?”.

Vicente y Carla no podían creer lo que habían escuchado. Oscar los había llamado “papi y mami”. Habían estado esperando escuchar esas dos palabras durante un largo tiempo y no pudieron contener las lágrimas.

“¡¡¡Sí, sí, sí!!!”, dijo Carla mientras ella y Vicente abrazaban a los dos niños. Pero el siguiente obstáculo importante en su camino eran los padres adoptivos de Jeremías.

Ellos no tenían hijos y estaban encantados de adoptar al niño. Pero después de ver el amor de Oscar por su hermano, y el amor de Carla y Vicente por los dos niños, cambiaron de opinión y aceptaron enviar a Jeremías con ellos.

Unos meses más tarde, la pareja adoptó legalmente a Oscar y a su hermano. A medida que pasaba el tiempo, el niño mayor entendió las dificultades de sus padres adoptivos para criarlos y no quería ser una carga para ellos.

Les dijo que ya no quería recibir mesada y comenzó a trabajar a tiempo parcial a los 16 años. ¡Siempre daba lo mejor de sí para ayudarlos a criar a su hermano menor con amor y cuidado en su hogar!

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Tus hijos se convertirán en adultos destacados cuando aprendas a amar y respetar sus sueños: Cuando el amor de Oscar por su hermano menor, Jeremías, conmovió a Carla y a Vicente, los adoptaron a los dos a pesar de sus dificultades financieras. Finalmente, Oscar hizo un esfuerzo adicional con ellos y comenzó a trabajar a los 16 años para ayudarlos a criar a su hermano pequeño.
  • El amor y la bondad son los ladrillos y el cemento que construyen una familia, mientras que la ira, la obsesión y los celos son como bolas de demolición que la derriban: Carla y Vicente amaban a Oscar y querían adoptarlo. Pero odiaban cada vez que hablaba de su hermano menor y hacían todo lo posible para mantenerlos separados.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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