Hallaron a 4 hermanos perdidos en la selva tras 40 días de búsqueda - Su mamá moribunda les dijo que la dejaran

Cuatro niños pequeños viajaban en avión con su madre cuando se estrellaron en la selva. La madre obligó a su prole a abandonarla y buscar ayuda, y desde entonces su historia de cuarenta días de supervivencia ha conmocionado al mundo.

El 1 de mayo de 2023, Magdalena Mucutuy y sus cuatro hijos viajaban de Araracuara, en el Amazonas, a San José del Guaviare cuando se produjo la tragedia.

La familia intentaba reunirse con Manuel Ranoque, el padre de los niños, en una avioneta Cessna 206. Manuel había huido de su casa después de que un grupo rebelde empezara a amenazarlo.

En lugar de llegar sanos y salvos hasta Manuel, el avión se estrelló repentinamente, precipitándolos en la selva. Todos los adultos a bordo murieron, y sólo los hijos de Magdalena sobrevivieron al accidente. Y aunque parecía casi imposible que los cuatro niños, de edades comprendidas entre uno y trece años, sobrevivieran solos en la densa selva durante cuarenta días, lo hicieron contra todo pronóstico.

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¿Qué ocurrió para que se estrellara el avión y cómo sobrevivieron los niños en la selva?

Mientras volaban hacia su nuevo hogar, el avión en el que viajaban se estrelló de morro contra la selva en el sur de Colombia. Tras salvar a los niños, Manuel contó a los periodistas, a la salida del hospital al que habían sido trasladados, lo que su hija mayor, Lesly, de 13 años, le había contado sobre la situación.

Le contó que su madre sobrevivió cuatro días antes de fallecer y que hizo una apasionada súplica mientras agonizaba ante sus hijos. Además de instarlos a que se salvaran, Magdalena dijo:

"’Ustedes salgan de aquí. Van a ver la clase de hombre que es su padre, y les va a demostrar el mismo gran amor que yo les he demostrado'".

Los niños tuvieron que abandonar a su madre moribunda y a sus dos pilotos muertos para valerse por sí mismos en la selva y buscar ayuda. Mientras estaban solos, los hermanos probablemente se enfrentaron a situaciones increíblemente peligrosas.

Los equipos de búsqueda tardaron dos semanas en encontrar los restos del avión, pero los niños los eludieron mientras seguían vagando por la selva. Lo que ayudó a los hermanos a sobrevivir tanto tiempo fueron las habilidades que habían aprendido de su pueblo huitoto.

Los niños aprendieron a pescar, cazar y recolectar desde pequeños. Por eso, los hijos de Magdalena, al ser miembros del grupo indígena, terminaron salvando sus vidas con sus habilidades únicas.

Su abuelo, Fidencio Valencia, también informó a los periodistas de que Lesly y Soleiny, las mayores de sus nietas, conocían la selva.

Dijo que conocían las frutas comestibles y las semillas que podían comer, que eran esenciales para su supervivencia. Damarys Mucutuy, tía de los niños, contó que ella y su familia crecieron jugando a un "juego de supervivencia":

"Cuando jugábamos, montábamos como pequeños campamentos".

También señaló que Lesly sabía qué frutas podían comer, ya que en el bosque había muchas venenosas. La tía también reveló que la adolescente tenía las habilidades necesarias para cuidar del pequeño que estaba con ellos.

Henry Guerrero, un indígena que formaba parte del grupo de búsqueda que encontró a los niños, contó que construyeron una pequeña tienda con una lona y una toalla para resguardarse del suelo. Dijo que se quedaron cerca del río y que Lesly tenía una botella de refresco que llenaba de agua.

Los otros refugios de los niños estaban hechos con ramas que Lesly sujetaba con lazos para el pelo. La eficiente joven también tomó del avión siniestrado un tipo de harina de mandioca llamada fariña, que les ayudó a mantenerse durante las primeras semanas.

Edwin Paki, uno de los líderes indígenas, dijo que cuando se acabó la harina, los niños empezaron a comer semillas. Contó que comían semillas de avichure -una fruta parecida a la fruta de la pasión- que encontraron lejos del accidente.

Guerrero dijo que cuando los niños fueron descubiertos, revelaron que habían comido frutos de "mil pesos" o de la palmera Bacaba, que tenían un sabor parecido al aguacate. Uno de los niños tenía la semilla del árbol en la boca cuando los encontraron.

Por suerte para los hermanos, el accidente se produjo cuando "la selva estaba en cosecha", con los frutos en plena floración. Alex Rufino, experto indígena, observó que los niños se enfrentaban a una selva oscura y densa con los árboles más gigantes de la región.

Dijo que había hojas que los niños podían utilizar para purificar el agua, pero que el riesgo era que algunas otras eran venenosas. Rufina contó que la zona en la que quedaron varados no había sido explorada antes y no tenía pueblos.

Anticipó que los niños también se enfrentaban a tormentas y tenían que evitar a grupos armados activos en la selva. Sin embargo, al haberse criado en una comunidad indígena, Lesly contaba con la mayoría de las habilidades necesarias para desenvolverse en un entorno así. John Moreno, líder del grupo Guanano en Vaupés, donde crecieron los niños, afirmó que fueron criados por su abuela:

"Utilizaron lo que aprendieron en la comunidad, se apoyaron en sus conocimientos ancestrales para sobrevivir".

Se tomaron medidas frenéticas para buscar y encontrar a los niños perdidos. Cuando los equipos de búsqueda y rescate los encontraron, los niños sólo querían comida.

Cómo se rescató a los niños y qué papel desempeñó su madre fallecida

Más de 100 soldados, perros rastreadores e indígenas locales se unieron a las labores de búsqueda. Seguían encontrando huellas y fruta mordida, lo que les hizo creer que los niños habían sobrevivido al accidente aéreo.

El niño pidió entonces pan y salchichas.

Parte de la misión de rescate consistió en hacer sobrevolar helicópteros que emitían un mensaje de altavoces de la abuela de los niños en la lengua materna. Instaron a los niños a no moverse para que fuera más fácil localizarlos.

También se lanzaron a la selva 10.000 folletos con consejos de supervivencia escritos en español y en su lengua materna. En una ocasión, el ejército se acercó a una distancia de entre 20 y 50 metros del lugar en el que finalmente se encontró a los niños en los 1,6 kilómetros cuadrados que recorrieron.

Tras ser descubiertos, los niños revelaron que habían oído los helicópteros y el mensaje. El 9 de junio de 2023, un equipo de rescate encontró a los hermanos cuando oyó llorar a uno de ellos.

Guerrero dijo que el momento fue de "gran felicidad", mientras que Valencia señaló lo débiles que estaban, con heridas leves, contusiones y enfermedades que contrajeron en la selva. Los niños fueron sacados por aire de la selva y trasladados a un hospital militar de Bogotá.

Los hermanos fueron tratados por deshidratación y desnutrición mientras recibían la visita de familiares y miembros de la operación de búsqueda. Perros de rescate especializados encontraron a los niños, y las primeras palabras que dijo Lesly, que sostenía al bebé, fueron: "Tengo hambre". Al ser descubierto, uno de los niños había estado tumbado, y su primera declaración fueron las desgarradoras palabras:

"Mi mamá está muerta".

El niño pidió entonces pan y salchichas, y los rescatadores dijeron que lo único que querían los niños era comer. El rescate de los pequeños fue calificado de "milagro", pero Rufino dijo que su "conexión espiritual con la naturaleza" ayudó a la causa.

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Rufina sentía que Magdalena, convertida en espíritu, había protegido a sus hijos. Creía que ahora por fin iba a poder descansar.

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