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Anciano desesperado va al doctor buscando ayuda para su cachorro

Valeria Garvett
18 sept 2018
01:38

Esta es una de esas historias que demuestran que sí existen personas que se preocupan profundamente por los animales, y no podemos evitar derramar una lágrima.

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A pesar de que nuestros días a veces se topan con muchas experiencias indeseables, hay pequeños momentos que nos permiten restaurar la fe en la humanidad, como esta historia que te traemos.

Un abuelito desesperado acudió al Hospital General de Huejotzingo, en Puebla, México, por lo que él consideraba una emergencia. No obstante, el paciente no era quien los médicos se esperaban.

Era un día como cualquier otro para los doctores de esa institución, pero cuando este anciano desesperado se les acercó pidiendo ayuda, todo cambió para ellos. Uno de los médicos, Javier Rubalcaba, acudió a Facebook para contar lo que pasó.

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

Cuando el viejito campesino entró al hospital preguntando sí ahí atendían a enfermos, Rubalcaba le respondió afirmativamente, y además le comentó los pasos que tenía que seguir para ser atendido.

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Momentos después, el doctor le cuestionó sobre los síntomas que tenía él o el enfermo, a lo que el anciano respondió:

“Tiene diarrea, esta desguanzado y no quiere comer. Apenas toma agua, se queja bajito, y está muy tristito”.

El médico relató en su post de Facebook que no entendía a quien se refería el señor, ni visualizaba al paciente en ningún lado. “Yo volteaba para todas partes para ver al enfermo, pero solo veía al anciano”, relató.

Extrañado, Rubalcaba le preguntó sobre la ubicación del paciente, y entonces el viejito le contestó que estaba “aquí mismo”.

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

Cuando el especialista le volvió a preguntar, el señor levantó una bolsa que traía consigo, y volvió a decir, “aquí”. En ese momento, el médico creyó que se trataba de un bebé, por lo que, a medida que echaba un vistazo dentro de la bolsa, le informó al anciano que debería dirigirse al área de pediatría.

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No obstante, cuando finalmente vio lo que había dentro, se impactó.

“Era un cachorro de color entre amarillo y blanco, pasaron muchas ideas por mi cabeza... estábamos en Huejotzingo, un medio semi rural o casi urbano, como lo quieran ver. Los perros andan por las calles. A veces comen, a veces no. Están escuálidos, descuidados”, relató el médico en su Facebook.

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

Imagen tomada de: Facebook / S.P.A.T

“Pocos son vacunados. Viven en los patios y deambulan como perros callejeros, pernoctan en una casa de quien consideran su dueño, o del último que les dio de comer o de plano en la calle en donde menos se sienta el frío o caiga menos lluvia”, continuó.

“Suspiré. Miré los ojos del anciano y estaba a punto de decirle que éste era un hospital de salubridad, que atendíamos a seres humanos, a personas, no animales, para eso estaban los hospitales y clínicas veterinarios”, recordó.

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Antes de que el médico tuviera la oportunidad de hablar, el señor le soltó la pregunta: “¿y cómo cuánto me cuesta la consulta?”.

Por alguna razón, esta incógnita pasmó al médico. Él ya no era capaz de decirle al preocupado viejito que no podría ayudar a su ‘hijo’.

“No se preocupe, en salubridad atendemos a población abierta - y las diarreas y las infecciones respiratorias no pagan consulta”, le dijo al pobre anciano.

Minutos más tarde, el doctor se unió a un cirujano y a un médico interno de pregrado para ayudar al cachorrito enfermo. No tardaron en darle el tratamiento que necesitaba y de ofrecerle ayuda nuevamente si los síntomas persistían.

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El evento aparentemente marcó a este grupo de profesionales. Al finalizar su escrito, el doctor escribió estas palabras: “Muchas veces no tienes ni que salvar una o más vidas para sentirte bien con lo que haces. La vida siempre te lo regresa con esa sensación de satisfacción y paz".

"Ya no volvimos a ver otra vez al "palomo" como lo llamaba el anciano, pero pensando en ese día, estoy seguro de que él hizo más por nosotros que nosotros por él, como pasa en este y otros casos similares”.

Esta historia nos recuerda a cuando un anciano enfermo de cáncer hizo una especie de campaña a mediados de 2017 para encontrarle hogar a sus mascotas antes de morir. Se llama Santiago, vive en España, y tenía 6 perros bajo su cuidado, a los que amaba y adoraba con todo su ser.

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Para lograr su misión, decidió grabar un video en el que exponía su enfermedad y su tarea de conseguirle a sus perros un hogar permanente y lleno de amor.

"Me detectaron cáncer de pulmón en noviembre de 2016. Desde entonces me están dando quimioterapia. Estoy muy débil y ya no puedo vivir sólo. Necesito urgentemente encontrar una familia que adopte a mis perros y les den mucho amor como les he dado yo estos años”, dijo Santiago, de 87 años.

“Toda mi vida he ayudado a los animales abandonados. Ahora necesito ayuda para los míos”, añadió. Lastimosamente, desconocemos si Quicly, Trube, Pelufra, Mora, Pichuli y Leona fueron adoptados.

Las historias que plasman amor incondicional hacia los animales jamás aburren. Cada día nos cruzamos con más y más relatos que nos llenan de admiración por ciertas personas que demuestran tener un corazón gigante. En Guatemala, por ejemplo, un hombre regresó a su casa destruida para salvar la vida de su perro.

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Ignacio López logró rescatar algunas de sus pertenencias después de que su casa fuera totalmente destruida por la erupción del Volcán de Fuego.

Él estaba todo cubierto de polvo y llevaba un gran saco en el hombro, donde guardaba algunas pertenencias. Además, llevaba a su mascota entre brazos, ya que jamás hubiera permitido que sufriera por el fenómeno natural que ocurrió.

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